Los austriacos están llamados a acudir a las urnas este domingo (15.10.2017) en unas elecciones parlamentarias en las que se perfila como claro ganador el conservador Partido Popular Austriaco (ÖVP) con su joven y dinámico candidato Sebastian Kurz, y en las que la extrema derecha podría dar el salto al Gobierno.

Si Kurz, de 31 años, sale vencedor de las elecciones, como vaticinan todas las encuestas, su éxito se deberá básicamente a dos factores: ha mantenido de forma consecuente su postura crítica con la inmigración –el principal tema durante la campaña electoral– y ha logrado transformar de la noche a la mañana a su partido, que adolecía de una imagen algo desgastada, en un "movimiento" en el que los principales puestos de elección están ocupados por candidatos atípicos como un profesor de matemáticas, la organizadora del Baile de la Ópera de Viena y una exsaltadora de pértiga paralítica.

Crisis en el partido socialdemócrata

A diferencia del ÖVP, su gran rival, el Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ), del actual jefe de Gobierno, Christian Kern, está sumido en una profunda crisis, después de que medios austriacos revelaran que desde las filas del partido se había lanzado una sucia campaña de difamación contra Kurz.

La jornada electoral podría catapultar al puesto de vicecanciller al líder del FPÖ, Heinz-Christian Strache. El partido populista de derechas ha moderado sus postura antiimigración y euroescéptica y con su programa económico se ha abierto a muchos más sectores de la población, todo con la finalidad de transmitir el mensaje de que esta formación es capaz de gobernar el país. (dpa)