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"Austria, en la espiral de la hostilidad"

Nina Niebergall (MS/ERS)28 de abril de 2016

Con su restrictiva política de asilo, Austria disgusta a sus vecinos europeos. En entrevista con DW, el investigador sobre migración Heinz Fassmann aclara si ello influirá en la política común de asilo europea.

Österreich Grenze Übung Grenzsicherung
Imagen: picture-alliance/APA/picturedesk.com/G. Eggenberger

DW: Una valla de 400 metros de largo en la frontera con Italia y leyes de asilo que, por su dureza, recuerdan a las de varios países balcánicos. Señor Fassmann, ¿hubiera esperado usted que Austria reaccionara de esta manera ante la afluencia de refugiados?

Heinz Fassmann: Yo suponía que Austria se iba a ver envuelta espiral de hostilidad. El año 2015 sorprendió a Austria, como a muchos otros países. No estábamos preparados para la oleada de solicitantes de asilo. La política austriaca es una forma de reacción, porque no se ha encontrado una solución común europea.

Después de que el Gobierno austríaco aprobara la revisión de la ley de asilo, podrá prácticamente frenar el flujo de refugiados con un decreto de de emergencia. ¿Realmente ha llegado Austria a su límite de acogida?

Actualmente no se puede decir que haya en Austria un estado de emergencia, porque los migrantes de 2015 están hasta cierto punto bien acogidos y cuidados. El peligro es que se vuelva a producir una situación como la del otoño de 2015.

Si actualmente no se da esa situación, ¿la medida supone una señal política?

Todas las leyes tienen un significado político, pero también tienen un trasfondo real. En este caso, estar mejor preparados si vuelve a producirse un fenómeno de inmigración masiva no controlada. También es una señal de la política interior, que tiene como objetivo decir a los ciudadanos: “Estaremos preparados”. La ley conecta, por supuesto, con el sentir general de la población.

¿Cómo describiría el sentir general hacia los refugiados?

No es muy distinto al de Alemania. Hay disposición a acoger refugiados procedentes de zonas de guerra. Pero, dentro del flujo de los movimientos de refugiados, muchos han aprovechado la situación para cumplir su deseo de mejorar sus perspectivas económicas. La disposición de los austríacos a acoger a este grupo es claramente muy inferior.

El profesor Heinz Fassmann cree que la crisis de refugiados es mucho más importante para Europa que la crisis financiera.Imagen: privat

La política disuasoria de Austria debiera suponer que muchas personas ni siquiera intenten venir a Europa. ¿Llegará esta señal a los refugiados o vendrán igualmente por otras rutas?

Ambas cosas. Desde el momento en que es más difícil atravesar fronteras, la migración se vuelve más costosa y arriesgada. Naturalmente, eso tiene un efecto disuasorio. Habrá una reducción, pero también un desvío del flujo. Pero si el paso del Brennero queda cerrado para los refugiados, no quedan muchas más alternativas. Muchas personas se quedarán por ese motivo en los primeros países de acogida y allí esperarán a sus procesos de asilo. Eso atiza en parte el descontento en los países europeos vecinos.

¿Se queda al margen Austria dentro de la Unión Europea con su política restrictiva?

Desde luego que Austria no hace así amigos, ni en Italia ni en Grecia. Si queremos ser justos, también hay que decir que, hasta ahora, ni Grecia ni Italia han cumplido adecuadamente con su trabajo en el marco del sistema común de asilo europeo. No han llevado a cabo procesos de asilo serios, sino que han permitido el paso de refugiados hacia el norte. En este tema, la balanza de acusaciones entre ambas partes está equilibrada.

El ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, dijo hace unos días que las bajas cifras actuales de refugiados ofrecen la posibilidad de superar las diferencias entre Alemania y Austria. Ahora, el Gobierno austríaco envía una señal contraria. ¿Daña esto las relaciones entre ambos países?

No de una forma seria. En primer lugar, ambos países están tan estrechamente unidos, que esta decisión política no puede tener una influencia duradera. En segundo lugar, las cifras de migrantes son actualmente tan bajas porque la ruta de los Balcanes está cerrada. Tanto si la política oficial alemana quiere admitirlo como si no, Austria ha llevado a cabo aquí un servicio asistencial para Alemania.

¿Y no debilita Austria con su política de refugiados la posición de Alemania en la Unión Europea? Se hubiera podido pensar que, en este asunto, habría una política común entre ambos Gobiernos.

Austria defiende una solución europea. Una renacionalización duradera ahonda la crisis europea y no conduce al éxito. La Comisión Europea ha logrado de hecho pocos éxitos a pesar de la influencia del Gobierno alemán.

¿Eso significa que Austria ejerce presión sobre la Unión Europea. Reaccionará ante esto la Comisión para impulsar una nueva forma de política de asilo conjunta?

Claramente, sí. La Comisión Europea se da cuenta cada vez más, de que la instauración de una nueva política de asilo común europea es una cuestión central, más importante y, fundamentalmente, más emocional que, por ejemplo, la crisis financiera. Porque aquí no se trata de cantidades inimaginables de dinero, sino de personas. La Comisión debiera darse una segunda oportunidad y aprovecharla.

Heinz Fassmann es investigador sobre migración y profesor de Geografía en la Universidad de Viena. Además, es asesor del Consejo de Expertos para integración del Gobierno austríaco.

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