La OTAN quiere apoyar a la coalición internacional contra el EI con vuelos de reconocimiento. También soldados alemanes se sumarán a las misiones, decidió este miércoles el gabinete. ¿Qué busca la alianza?
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La base de la OTAN en Geilerkirchen, cerca de Aquisgrán, tiene carácter internacional: las tripulaciones de los aviones AWACS vienen de al menos 15 países miembros de la alianza militar. AWACS es el acrónimo de "Airborne Early Warning and Control System” (Sistema Aerotransportado de Control y Alerta Temprana), un avión también conocido como "ojo volante”.
Se trata de un Boeing 707 completamente equipado con sistemas de vigilancia electrónica. Con su llamativo radar con forma de hongo, esta aeronave puede vigilar el espacio aéreo en un radio de 450 kilómetros y proporcionar una imagen muy precisa de la situación aérea. Sin embargo, es incapaz de captar lo que sucede en tierra.
Al contrario, los AWACS están especializados en la recopilación de información sobre movimientos de vuelos, por ejemplo de aviones de combate. Son utilizados como apoyo en operaciones militares de la OTAN como la de Afganistán, pero también para la protección de grandes acontecimientos en los que se reúnen miles de personas. Desde la anexión de Crimea por parte de Rusia, los AWACS patrullan continuamente el espacio aéreo de Polonia y el Báltico.
El conflicto de Incirlik
La Bundeswehr aporta casi un tercio de los soldados de la OTAN que están capacitados para volar los 16 AWACS estacionados en Geilenkirchen. Por ello, misiones de largo aliento son imposibles sin la participación de Alemania. La OTAN habría accedido gustosa a anticipar la inclusión de estos aviones en la coalición anti Estado Islámico, pero la propuesta no cayó muy bien en Berlín.
El Gobierno alemán primero quería resolver el conflicto generado con el gobierno turco por la prohibición temporal impuesta por Ankara para que parlamentarios germanos visitaran la base de la OTAN de Incirlik. En ese lugar están estacionados cerca de 250 soldados de la Bundeswehr, así como un avión cisterna. Cuando el Bundestag aprobó la calificación de "genocidio” para la masacre realizada por el Imperio Otomano contra los armenios hace más de un siglo, Turquía decidió tomar represalias y no permitió más visitas de diputados alemanes a Incirlik.
Luego de que una declaración del Gobierno federal lograra controlar las repercusiones generadas por el tema armenio, finalmente pudo tener lugar la visita de los parlamentarios, a comienzos de octubre. Esto allanó el camino para la decisión adoptada por el Gobierno este miércoles: en el futuro, los soldados alemanes podrán participar en los vuelos de reconocimiento de los AWACS en el marco de la coalición que combate al Estado Islámico, de la que forman parte 60 países. La resolución al respecto la había tomado la OTAN ya en su cumbre de julio, en Varsovia.
Extensión del mandato
Los aviones estarán emplazados en Konya (Turquía), donde se encuentra la base aérea regular de los AWACS de la OTAN. El objetivo de la misión es mejorar el control de la situación aérea y entregar a los aviones de la coalición información precisa sobre las rutas aéreas más frecuentadas en la zona de guerra. Unos 50 soldados estarán permanentemente estacionados en Konya, entre ellos unos 15 o 20 alemanes.
Para la Bundeswehr esto significa que el mandato ya existente para las operaciones contra Estado Islámico se ampliará. Los AWACS serán integrados a dicho mandato, mientras que la extensión de la operación hasta diciembre de 2017 será discutida en las próximas semanas por el Bundestag.
No se vuela sobre Siria
En el texto del mandato de la Bundeswehr se especifica que los AWACS realizarán misiones de vigilancia "por mar y aire” y que dichos datos serán transmitidos a la coalición que combate al Estado Islámico. El extenso alcance del radar de los AWACS le permite permanecer dentro del espacio aéreo de un país miembro de la OTAN, como Turquía, o incluso volar en el espacio aéreo internacional y, pese a ello, tener acceso a información de lo que sucede en el espacio aéreo de Siria o Irak. No están previstos vuelos sobre el territorio de estos países.
El Gobierno alemán justificó la extensión y ampliación del mandato en la amenaza terrorista que supone el Estado Islámico. La participación alemana en la lucha contra este grupo es "una parte central de nuestros compromisos con la seguridad en la región”, dice el mandato. De esta forma, se combate "una amenaza directa e indirecta contra Alemania, nuestros aliados y la comunidad internacional”.
Autora: Nina Werkhäuser
La intervención de la OTAN contra Serbia
El bombardeo de Serbia por parte de la OTAN terminó con la violencia de las tropas serbias contra los albano-kosovares. Sin embargo, esa guerra, que se realizó sin el mandato de la ONU, sigue siendo controvertida.
Imagen: picture-alliance/dpa
Huellas de la guerra
El conflicto en Kosovo escaló a fines de 1990. Decenas de miles de personas huyeron y, cuando todas las tentativas de restablecer la paz se vieron frustradas, la OTAN inició un ataque aéreo a las bases y objetivos militares serbios, el 24 de marzo de 1999. Once semanas después, Slobodan Milosevic se rendía.
Imagen: Eric Feferberg/AFP/GettyImages
El fracaso de la resistencia pacífica
Ya a mediados de los 80 comenzaron en Kosovo las protestas contra los intentos de Belgrado de recortar los derechos de la población albana. En los 90, las represalias aumentaron. Ibrahim Rugova, que lideraba el movimiento político en Kosovo desde 1989, creía en la resistencia pacífica y trató de convencer a Slobodan Milosevic de un cambio de rumbo, pero sin éxito.
Imagen: picture-alliance/dpa
Guerra de guerrillas
En Kosovo comienza a formarse la resistencia armada. La autoproclamada Armada de Liberación UCK empieza una cruel guerra de guerrillas perpetrando violentos ataques contra los serbios, pero también contra los albanos, a quienes considera colaboradores. Serbia responde a los actos terroristas incendiando viviendas y saqueando tiendas. Cientos de miles personas huyen.
Imagen: picture-alliance/dpa
Expulsión sistemática
La guerra se vuelve cada vez más brutal. Para romper la resistencia de la UCK y el apoyo que le brinda la población, las fuerzas serbias atacan cada vez más a civiles. Muchas personas huyen a los bosques. Miles de kosovares son llevados en trenes y camiones a las fronteras del país, sin documentos que probaran que provenían de Kosovo.
Imagen: picture-alliance/dpa
El último intento
En febrero de 1999, EE. UU., Francia, Gran Bretaña, Rusia y Alemania llaman a las partes en conflicto a una conferencia en Rambouillet para lograr un acuerdo limitado de autonomía para Kosovo. Los representantes kosovares aceptan, pero los serbios no están dispuestos a hacer concesiones, y las negociaciones fracasan.
Imagen: picture-alliance/dpa
"Intervención humanitaria"
El 24 de marzo de 1999, la OTAN comienza a bombardear objetivos militares y estratégicos en Serbia y Kosovo para frenar la violencia contra los albanos. También Alemania participa en los ataques. La operación “Allied Force” es la primera guerra de la OTAN en 50 años que no cuenta con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU. Rusia juzga severamente la intervención
Imagen: U.S. Navy/Getty Images
Infraestructura paralizada
Además de los ataques a instalaciones militares, la OTAN también toma como objetivo vías de abastecimiento, líneas de ferrocarril y puentes. En 79 días y noches arriban más de 37.000 misiones de la alianza, y cerca de 20.000 misiles y bombas caen sobre territorio serbio. Muchos civiles pierden la vida. “Daños colaterales”, según el lenguaje que utiliza la OTAN.
Imagen: picture-alliance/dpa
Nubes tóxicas sobre Pancevo
También son atacadas las fábricas, como en Pancevo, cerca de Belgrado. Allí, las bombas de la OTAN destruyen un depósito de químicos y una fábrica de fertilizantes liberando grandes cantidades de sustancias químicas que contaminan suelos, ríos y el aire. Las consecuencias para la población son gravísimas. Serbia acusa a la OTAN de utilizar munición enriquecida con uranio, así como bombas racimo.
Imagen: picture-alliance/dpa
Guerra contra la propaganda de guerra
Para privar a Milosevic de un importante órgano de propaganda, la OTAN ataca la televisión estatal en Belgrado. Aunque se informó con anticipación al Gobierno serbio del ataque, éste no difunde la información. En el edificio de la emisora mueren 16 personas.
Imagen: picture-alliance/dpa
"Daños colaterales"
En Kosovo, las bombas de la OTAN caen por error sobre una caravana de refugiados albanos. Mueren cerca de 80 personas. La OTAN califica, además, de “daño colateral” el bombardeo de la embajada china en Belgrado, en el cual mueren cuatro personas. El incidente provoca una grave crisis diplomática entre Pekín y Washington.
Imagen: Joel Robine/AFP/GettyImages
Balance del horror
A comienzos de junio llegan las primeras señales de Belgrado que indican que Slobodan Milosevic está dispuesto a ceder. El 19 de junio la OTAN detiene los ataques aéreos. El balance de la guerra: miles de muertos y 860.000 refugiados. La economía serbia está por los suelos, y amplios sectores de su infraestructura están destruidos. Kosovo es puesta bajo administración de la ONU.