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Aviones para Ucrania: ¿mejor un F-16 o un MiG-29?

Lukas Stock
11 de febrero de 2023

Ucrania espera recibir este tipo de aeronaves de combate, las cuales pueden dar un vuelco en la guerra. ¿Cómo funcionan, por qué son tan importantes y cómo se siente pilotearlas?

Avión F-16 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
Avión F-16 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.Imagen: Sgt. Joseph Swafford/abaca/picture alliance

En los giros, la presión del cuerpo contra el asiento es gigantesca. Solo personas con el más alto nivel de preparación física pueden soportar el esfuerzo. Además, hay que usar unos pantalones especiales que permiten la circulación en las piernas e impiden que el piloto pierda la conciencia. Rara vez la velocidad es menor a 900 kilómetros por hora.

Hablamos de pilotear aviones de combate, una experiencia que quizás podría compararse con subirse a una montaña rusa, aunque multiplicado por dos o más. Es un desafío complejo, que implica también saber usar una amplia gama de armas. Combatir, esquivar, defender. En caso de problemas, el asunto siempre es de vida o muerte. Y todo a la velocidad del sonido.

Motor bajo enorme presión

En la actualidad se debate si ceder o no a la demanda ucraniana de aviones como el F-16 o el MiG-29. Se trata de aeronaves que pueden atacar objetivos tanto en el aire como en el suelo. Para la batalla aérea, disponen de misiles aire-aire que se disparan en vuelo y destruyen objetivos que también están volando. Para objetivos terrestres, usan proyectiles aire-tierra o bombas simples de caída libre, dice a DW el historiador del Museo de Historia Militar de Berlín-Gatow, Leonhard Houben.

Al momento de ser construidos, se sopesan aspectos como si la idea es combatir con otros aviones o atacar de forma eficaz objetivos en tierra. Estas consideraciones estratégicas también importan a la hora de usar tecnología. ¿Debe el avión ser ligero y veloz para el combate aéreo o estar equipado con grandes tanques de combustible para vuelos más largos?

El MiG-29, uno de los aviones que podrían ser enviados a Ucrania, fue puesto en operaciones con un objetivo muy claro: proteger las fronteras del Pacto de Varsovia contra los aviones de combate de la OTAN. Esto significa que este interceptor, que entró en servicio en 1983, puede despegar y llegar a su objetivo rápidamente. Debido a su diseño, el MiG-29 es extremadamente maniobrable. Al comienzo estaba equipado con poco combustible para ahorrar peso.

Dos MiG-29 de la Fuerza Aérea de Ucrania.Imagen: Roman Pilipey/dpa/picture alliance

F-16: todoterreno

La mayoría de los aviones de combate modernos combinan una variedad de capacidades. Según Houben, es más económico construir los llamados aviones de combate polivalentes, porque se pueden fabricar en grandes cantidades en solo una línea de producción. El F-16 es uno de esos todoterreno producidos en masa. Fue desarrollado en la década de 1970 por Estados Unidos como un avión multipropósito para ser vendido a países aliados a un precio conveniente. Es el jet de combate más producido en el mundo y es sometido a mejoras de manera constante.

"Los F-16 que fueron construidos hace 20 años están a la par de los aviones rusos que se construyeron hace tres o cinco años", dice Houben. Una de las razones es que Rusia se retrasó mucho en tecnología durante los 90 y además muchos talentos emigraron.

El papel de las armas

Además de la tecnología, el armamento es crucial. Sin él, un avión es apenas "un caparazón, como un camión de bomberos sin escalera telescópica", dice a DW Robert Kluge, del Museo Alemán de Bonn. Al igual que otros expertos, él está convencido de que si se entregan aeronaves a Ucrania, esto vendrá dentro de un paquete con más armas modernas, porque solo así los ucranianos podrían usar estos aviones para proteger su espacio aéreo.

A diferencia de los misiles antiaéreos que se disparan desde tierra, los aviones a reacción son muy móviles y así pueden proteger áreas más grandes y derribar misiles de crucero con proyectiles aire-aire. Houben, sin embargo, estima poco probables combates aéreos al estilo hollywoodense entre aviones rusos y ucranianos, porque los aviones modernos se atacan desde grandes distancias, sin estar en contacto estrecho.

Es algo similar a los tanques en las batallas: el que dispara primero y acierta, gana. Los misiles aire-aire modernos, una vez lanzados, se acercan sigilosamente a su objetivo y solo activan su radar poco antes del impacto. A menudo eso es demasiado tarde para evitarlo. Por lo general, hay poco margen para giros inesperados, disparos de ametralladoras y esas cosas que se ven en las películas.

La formación de pilotos toma años

Formar a un piloto de guerra no es una tarea sencilla. Su trabajo es un ejercicio de multitareas en condiciones extremas. Para pilotear un Eurofighter alemán, por ejemplo, el proceso de formación dura entre cinco y seis años y cuesta unos 5 millones de euros por piloto. 

Sin embargo, a menudo ocurre que un piloto aprende a volar un solo tipo de avión de combate y volver a entrenarse para otro tipo toma muchísimo tiempo. Cuando el expiloto Joachim Vergin hizo la transición de un Phantom a un Tornado, debió prepararse durante siete meses, reveló a DW.

Precisamente en ese detalle ven todos los expertos consultados por DW el mayor desafío para los pilotos ucranianos. Todos los manuales, todos los botones de los aviones de la OTAN están en inglés y no es fácil manejarlos cuando solo puedes leer textos en cirílico. Además, las cifras se manejan en pies y millas, mientras que en la Unión Soviética se les enseñaba a volar usando métricas.

Los aviones de combate, sin embargo, cumplen un rol que va más allá de la suma de sus capacidades. Para Kluge, son una especie de "mito" que sirve como símbolo que puede subir la moral de los combatientes y su sola presencia puede hacer que los enemigos piensen dos veces antes de aventurarse a atacar un país.

(dzc/rr)

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