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Apenas unos cientos de trabajadores de Genk han encontrado un nuevo empleo. La mayoría continúa en la planta con turnos reducidos, sabiendo que el cierre de la fábrica está por llegar. Unos 10.000 personas se han visto afectadas por estas medidas y sus esperanzas de a recibir ayuda por parte de las autoridades, es casi nula. La ciudad de Genk se encuentra al borde de la bancarrota.