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Bailando tango con Barack Obama

Claudia Herrera Pahl24 de marzo de 2016

Un viaje espectacular que merece el adjetivo de “histórico”. Dos días en La Habana y dos en Buenos Aires quedan marcados en las relaciones de EE.UU. con Cuba y Argentina, y en la biografía de un presidente fascinante.

Argentinien - Barack Obama und Mauricio Macri am Denkmal für die Opfer der argentinischen Diktatur
Imagen: Getty Images/AFP/N. Kamm

A ambas naciones llegó a extender un puente de amistad y, en sus propias palabras, a enterrar los últimos vestigios de la Guerra Fría y comenzar una nueva era de entendimiento mutuo. Su deseo de promover la estabilidad, la democracia y la prosperidad parece sincero. En el caso de Cuba, los 140 kilómetros que separan a Estados Unidos de la isla caribeña podrían haberse acortado estos días. Al hablar abierta y directamente sobre las políticas fallidas de las últimas décadas, aludiendo claramente la responsabilidad estadounidense, queda después de su gira la sensación de que “sí es posible” el cambio. También en el caso de Argentina, en donde habló sobre la responsabilidad de su país de enfrentar el pasado con transparencia, aludiendo el papel de Estados Unidos en el golpe militar argentino, parece cimentada la amistad.

Tal vez la única crítica que se le pueda hacer al presidente Obama sea que su viaje a Cuba y Argentina lo haya hecho apenas ahora, a escasos meses de que abandone la Casa Blanca. En vista de las enormes tareas históricas pendientes entre Estados Unidos y los países latinoamericanos, la invitación franca a fortalecer y renovar los lazos que hizo a cubanos y argentinos habría tenido un futuro más cierto y fructífero de haberse hecho antes.

Deja como tarea pendiente la invitación a promover ese futuro en manos de su sucesor. La pregunta es si Hillary Clinton o en su defecto, Donald Trump, retomarán este llamado a impulsar conjuntamente un camino más justo y democrático en la región. El carisma de Barack Obama, el porte elegante e inteligente discurso de este brillante orador, no hacen olvidar que representa a una nación, una que tiene intereses propios.

La responsabilidad de Estados Unidos en una de las etapas más oscuras de la historia latinoamericana no se ha desvanecido. En Argentina Obama confirmó la desclasificación por primera vez de documentos militares y de inteligencia de EE.UU. sobre la dictadura argentina. Obama aseguró que Estados Unidos reflexiona sobre lo que pasó y está consciente de las polémicas que persisten sobre la política exterior de Washington en los años 70 en América Latina.

Pero no se trata de “polémicas”. La lista del legado estadounidense en los regímenes militares latinoamericanos es larga. A Argentina le podemos sumar Chile, Panamá, Nicaragua y El Salvador por nombrar las dictaduras más sangrientas. Su papel en obstaculizar el desarrollo democrático en el continente bajo el manto del “combate contra el comunismo” llevó a Estados Unidos a impulsar regímenes totalitarios, eliminando los recursos intelectuales y retrasando por décadas el desarrollo democrático de todo un continente.

Desclasificar los documentos es sin duda un aporte a los Derechos Humanos y a la Democracia y será un progreso para todo el continente. "Tenemos la responsabilidad de analizar el pasado y ser responsables hacia el futuro y eso es lo que vamos a hacer". Dicha de la boca del presidente Obama, esta frase adquiere un poder mágico y es una invitación a soñar. Toca ahora no dejar que el sueño acabe con su presidencia y recordar a Estados Unidos que para bailar tango siempre se requieren dos.

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