La tasa de desempleo se redujo una décima tanto en el conjunto de la Unión Europea (UE), hasta el 7,5 %, como en la eurozona, al 8,3 %, en noviembre de 2020 con respecto a octubre, según Eurostat.
Publicidad
Así lo confirman las cifras publicadas este viernes (8.01.2021) por la oficina de estadística comunitaria Eurostat.
En noviembre de 2019 el paro se había situado en el 6,6 % en los Veintisiete y en el 7,4 % en el área de la moneda única, lo que significa que, tras un año marcado por la pandemia de coronavirus, el número de personas sin trabajo aumentó en 1,8 millones en la Unión y en 1,4 millones en la eurozona.
En España, el desempleo aumentó en noviembre hasta el 16,4 %, dos décimas por encima del 16,2 % marcado en octubre y casi tres puntos superior al 13,8 % registrado un año antes, en noviembre de 2019.
El país registró así la mayor tasa de paro de la UE en noviembre, si bien Eurostat no tiene datos para ese mes de Grecia (dónde el desempleo se situó en el 16,1 % en septiembre, el último mes disponible), Estonia ni Hungría.
Le seguirían de lejos Lituania, con un 10,4 % de paro, e Italia con un 8,9 %; mientras que las tasas más bajas se dieron en República Checa (2,9 %), Polonia (3,3 %) y Países Bajos (4 %).
Por su parte, el paro entre los jóvenes europeos menores de 25 años fue más del doble que en la población en general: en noviembre la tasa aumentó dos décimas en la UE, hasta el 17,5 %, y cuatro décimas en la eurozona, hasta el 18,4 %.
En noviembre de 2019, antes de que golpease la covid-19, el paro juvenil era del 14,9 % en los Veintisiete y del 15,5 % en los países del euro, ya entonces muy superior a la tasa media.
Eurostat explicó hoy que puede haber discrepancias entre el número de personas desempleadas registradas por los servicios de empleo nacionales y las cifras que aparecen en sus estadísticas debido a la covid-19.
La agencia estadística comunitaria considera desempleados a aquellas personas sin trabajo que han estado buscando empleo activamente en las últimas cuatro semanas y están disponibles para incorporarse en las próximas dos semanas.
Las medidas aplicadas por la covid-19 han llevado a un gran aumento de las solicitudes de prestaciones por desempleo pero, al mismo tiempo, una parte importante de estas personas registradas en los servicios de empleo no están buscando activamente trabajo o no están disponibles para trabajar, por ejemplo, si tienen que cuidar de sus hijos. De ahí que puedan darse discrepancias en las cifras. (EFE).
Alemania: el fin de la minería del carbón
Tras más de 150 años se acabó la extracción industrial de carbón en Alemania. Este viernes 21 de diciembre de 2018 por última vez se trabajó el "oro negro" en la mina Prosper-Haniel en Bottrop.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Stratenschulte
El último turno
Sin duda, la Navidad de 2018 fue melancólica para la gente de Bottrop, especialmente para los últimos mineros y sus familias: tres días antes de Nochebuena, la mina de carbón Prosper-Haniel, la última de su especie en Alemania, dejó de producir. En presencia del presidente Frank-Walter Steinmeier vio la luz el último carro cargado de "oro negro".
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Seidel
El tetraedro
No muy lejos de Prosper-Haniel se encuentra el Tetraedro, como todos conocen a este mirador en la zona del Ruhr. La "prámide triangular" se encuentra sobre una escombrera y ofrece una vista panorámica extraordinaria del área noroccidental del Ruhr. Los escombros son más que nada material sobrante del carbón, ese que los mineros llaman "ganga".
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Ziese
Oro negro
Al comienzo, el carbón era almacenado durante días, como se ve en la imagen. Normalmente la carga era llevada en trenes al puerto más cercano. Allí, desde barcazas era transportada a buques, que llevaban el carbón al extranjero. El carbón alemán tenía una alta demanda en el mercado, en gran medida por su bajo precio.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Weihrauch
Orgullo y unión
El trabajo en Pütt (la mina de carbón) no solo era bien pagado, sino que los mineros disfrutaban además de buena reputación. Su trabajo, agotador, sucio y peligroso, unió más a los trabajadores. Hasta hoy entre ellos se llaman "compadres", incluidos estos mineros de la mina Prosper-Haniel, que ven en la camaradería una razón más para sentir orgullo por su labor.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Heyder
Trabajar y vivir
Las empresas extractoras levantaron campamentos para los mineros cerca de las vetas. En los jardines se criaban pollos y cerdos, y también había espacio para bodegas. Con el tiempo, estos asentamientos se volvieron muy populares. Si se combinan las dos mitades de una casa, se obtiene mucho espacio y un jardín en la ciudad nunca está de más.
Imagen: picture-alliance/dpa/Schulte
Integración antes del carbón
No solo alemanes trabajaban en las minas. Es muy probable que alguno de los mineros de la foto (que es de fines del siglo XIX) sea polaco. Había mucho que hacer y los trabajadores escaseaban. Los mineros polacos y sus familias forman parte de la vida de esta zona desde hace unos 150 años. Nombres que hoy son comunes, como Kuzorra y Libuda, Niepieklo, Koslowski y Urban, dan muestra de ello.
Imagen: picture-alliance/IMAGNO/Austri
Primeras señales
Ya en las décadas del 50 y 60 del siglo pasado podían verse las primeras señales del próximo fin de las faenas. El carbón que antes estaba a ras del suelo ahora había que sacarlo excavando más y más, hasta los 1.500 metros de profundidad. Eso convirtió el proceso en algo más oneroso. Tanto, que rápidamente el carbón alemán dejó de ser competitivo.
Imagen: picture-alliance/KPA
Desaparecen los clubes
Durante años, los barones del carbón apoyaron generosamente al fútbol. Con la caída de las ventas, esos aportes desaparecieron. Clubes como Hamborn 07, SV Sodingen, Sportfreunde Katernberg o Schwarz-Weiß Essen y Westfalia Herne (en la foto) se diluyeron en la insignificancia. Lo mismo pasó con minas tradicionales, como Presidente, Ewald, Hugo y después también Augusto Victoria y Prosper-Haniel.
Imagen: Imago/Horstmüller
Alta tecnología
"El lugar" o "por la noche", como llamaban los mineros a sus puestos de trabajo, donde nunca brilla el sol, eran sitios muy bulliciosos. A la suciedad y el calor se sumaron también las ruidosas maquinarias con las que los propietarios de las minas intentaron mantener bajos los costos de producción. Al final fue en vano: el carbón alemán seguía siendo demasiado caro.
Imagen: Deutsches Bergbau-Museum Bochum
Contaminación ambiental
Durante décadas, la zona del Ruhr fue conocida por su aire contaminado. Especialmente responsables de ello eran las plantas de carbón coque, como las de la foto, en Oberhausen. El asunto era tan serio que la ropa se secaba tras el lavado, pero quedaba manchada por la suciedad del aire. Si hay algo que nadie extraña de esos años es precisamente eso, la contaminación.
Imagen: Getty Images/L. Schulze
Nunca dejen de bombear
En los últimos 150 años, la zona del Ruhr se ha hundido hasta 25 metros (!). Si las minas fueran abandonadas a su suerte, las aguas subterráneas subirían y convertirían la región, donde viven más de cinco millones de personas, en un enorme lago. Así que el agua debe ser bombeada. Siempre. Por eso se dice que el Ruhr es una "carga eterna".
Imagen: Imago/blickwinkel
¿Qué queda de la minería del carbón?
Veremos cuánto tiempo sobreviven las capillas y coros de mineros. Buena parte de la infraestructura ha sido demolida, dejando que la naturaleza gane terreno sobre ella. Varios monumentos industriales, y en el Rurh hay montones, se han convertido en zonas atractivas para el turismo. Un ejemplo lo vemos en Essen, donde el complejo industrial Zollverein ahora es patrimonio mundial de la Unesco.