1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Balance de la gran coalición alemana: más que el subsidio al desguace de vehículos usados

23 de septiembre de 2009

Nadie se esperaba que una gran coalición de conservadores y socialdemócratas llegase al gobierno de Berlín; las predicciones eran funestas. El balance final no se ve tan mal, aunque la oposición opine otra cosa.

"¿Les falta dinero? ¡Al desguace!"Imagen: AP

"¿Cree usted de verdad que los socialdemócratas aceptarían una coalición bajo la dirección de Angela Merkel?”, dijo el todavía canciller Gerhard Schröder la misma noche de las elecciones de septiembre de 2005. Y todo salió de otra manera a la que se esperaba.

La coalición de conservadores y socialdemócratas no sólo llegó a la cancillería de Berlín, sino que logró –a pesar de todas las predicciones en contra- finalizar su mandato de cuatro años. Es más: el líder del grupo parlamentario socialdemócrata, Peter Struck –que se despide ahora de la política- reconoció al final: “Lo que la gran coalición ha logrado es respetable, sobre todo en cuanto a la crisis económica y financiera”.

Crisis bancaria, el imperativo de actuar

En efecto, la crisis bancaria representó un momento idóneo para un gobierno que, hasta entonces, no había hecho gala de inspiración. Hay que decir que la coalición conservadora-socialdemocráta había aportado lo suyo a la crisis permitiendo los llamados productos financieros innovadores.

Con todo, fue la necesidad lo que instó a una rápida acción conjunta. Apremiados por la situación, los socios de coalición se vieron obligados a dejar de lado sus reticencias ideológicas. Entonces, los dos tercios de mayoría parlamentaria en el Bundestag, el Parlamento alemán, representaron una ventaja. Así se aprobaron sin problemas paquetes coyunturales, salvatajes bancarios, límites salariales a altos directivos e incluso la estatización de un banco inmobiliario clave en el sistema financiero, el HypoRealEstate.

Por lo demás, la coalición gubernamental comenzó a adolecer, poco después de su nacimiento, de que cada socio buscase posicionarse bien con miras a las siguientes elecciones.

La canciller alemana, Angela Merkel, en Groenlandia. Agosto 2007.Imagen: AP

La ganadora es Angela Merkel

Los paseos de Merkel sobre las alfombras rojas de la política internacional comenzaron a molestar a los socialdemócratas, que vieron peligrar sus áreas de competencia en cuanto a política exterior. En pose de salvadora del clima terráqueo apareció la canciller envuelta en anorak rojo en Groenlandia.

Mientras tanto, el ministro socialdemócrata de Medio Ambiente, Sigmar Gabriel, luchaba en vano –en contra de los barones conservadores- por un reglamento medio ambiental unitario para los 16 Estados federados alemanes. “La canciller se pasea por las cubiertas de los barcos mientras los socialdemócratas trabajan en la sala de máquinas”, se quejaba el entonces ministro de Trabajo, Franz Müntefering.

Envidias por cada éxito ajeno, reincillas ideológicas, riñas por campos de competencia y, en general, un personal bastante pálido –exceptuando al ministro de Finanzas, Peer Steinbruck- se encargaron de poner un velo gris sobre la gran coalición. La canciller mantuvo su postura de seguir esperando “un buen balance”, a final de cuentas.

No es de extrañarse, pues la demoscopia revela que es la verdadera ganadora de cuatro años de gobernar junto con los socialdemócratas. “En un gran coalición prosperan los políticos que no son prepotentes y que no abren demasiado la boca”, anota Kurt Kister, editorialista y redactor en jefe del afamado periódico Süddeutsche Zeitung.

Que Merkel prefiera moderar a decidir y que haya optado por una política de “pequeños pasos” aseguraron la superviviencia de la coalición. Su verdadero único proyecto conjunto –la reforma sanitaria- resultó bien sólo sobre el papel. En realidad, el intento de crear una base sólida para la seguridad médica y con ello para todo el sistema sanitario fracasó.

Impulsos para la familia y la integración

Con todo, la coalición roji-negra ha logrado poner ciertas marcas con miras hacia el futuro: en la política familiar con la introducción de un subsidio de 14 meses y con la ampliación de oferta de guarderías infantiles.

Tanto la mejor integración de los inmigrantes y el diálogo con los conciudadanos musulmanes como el mayor rigor en cuanto a la seguridad interna llevan el cuño de la unión conservadora. La controvertida jubilación a los 67 años la tienen a su haber los socialdemócratas; a ellos también es de agradecer la introducción de salarios mínimos para ciertos sectores laborales.

En resumen, el balance del último mandato en gran coalición no es tan malo como parecería mirado desde el banco de la oposición; aunque el lider de liberales, Guido Westerwelle, opina que este Gobierno quedará en el recuerdo sólo por los cinco mil millones de euros en deudas que traerá el subsidio por desguace de vehíchulos usados.

Autor: Bernd Gräßler/Mirra Banchón
Editor: Emilia Rojas

Ir a la siguiente sección Descubra más