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Balance positivo

8 de julio de 2010

Alemania se despidió con una derrota ante España del sueño de alcanzar su cuarto título mundial. Aún así, cuando se disipe la tristeza y el país futbolístico revise lo sucedido en Sudáfrica sólo podrá encontrar cosas bue

De regreso al hotel, después del partido.Imagen: AP

Para la selección alemana que disputó el Mundial 2010 el resumen negativo se limita a una sola frase: no haber conseguido su paso a la final. El resto del balance es positivo, independientemente del resultado del partido que por el tercer lugar jugará el próximo sábado contra Uruguay, la cosecha de Alemania en Sudáfrica es buena, y la semilla que se sembró da motivos para creer que la que viene será aún mejor.

DW-WORLD presenta un compendio de lo que le deja al fútbol alemán su participación en la Copa del Mundo:

Un nuevo fútbol

Expertos internacionales coinciden en afirmar que el fútbol exhibido por la selección alemana en Sudáfrica es diferente al que tradicionalmente se le conocía; la fortaleza física le abrió paso a las combinaciones elegantes, el estricto orden le cedió su lugar a la creatividad, los pases largos perdieron terreno frente a la preferencia de jugar con el balón atado al pie, la pesadez estructural de los equipos del pasado fue sustituida por la libertad y la ligereza con la que la selección se presentó.

Carles Puyol, segundo desde la izq., convierte el gol clave para la clasificación de España.Imagen: AP

La verdad es que la Alemania del 2010 si bien es diferente sigue siendo la misma, nadie borró los valores tradicionales; disciplina, orden, fortaleza y espíritu de lucha siguen siendo los pilares, pero a ellos se les adhirieron elementos que podrían considerarse “ajenos”: combinación, elegancia, creatividad. Esa mezcla de elementos, la integración de lo “nuevo” a lo “viejo”, será la que representará al fútbol alemán a partir de ahora y sus perspectivas de crecimiento son grandes. Alemania adquirió una nueva identidad futbolística.

Un brillante futuro

Alemania viajó a Sudáfrica con el equipo más joven en su historia en competir en un Mundial desde aquel que representó al país en su primer evento de la categoría en 1934; en el 2010 la edad promedio fue de 24,9 años pero en sus filas, asumiendo una gran responsabilidad, se encontraban jugadores mucho menores, como el arquero titular Manuel Neuer (24 años), los laterales Holger Badstuber y Jeromé Boateng (ambos 21 años), los volantes Sami Khedira (23), Mesut Özil (21) y Thomas Müller (20 años).

Todos ellos fueron liderados por dos “veteranos”, Philipp Lahm y Bastian Schweinsteiger, quienes apenas tienen 26 y 25 años respectivamente. No es infundada la creencia que con esta nueva generación, y el nuevo fútbol que práctica Alemania, el futuro es alentador; con jugadores jóvenes a los cuales su hora les llegó con un par de años de anticipación, y con la experiencia acumulada en el Mundial de Sudáfrica, la selección maduró, se renovó y señaló la ruta a seguir comprobando al mismo tiempo que es la acertada.

Lanzamiento de estrellas

El mundo conocía ya a Cristiano Ronaldo, Wayne Rooyne y Lionel Messi, ¿pero quién había contado fuera de las fronteras alemanas con Mesut Özil, Manuel Neuer, Sami Khedira y Thomas Müller? Nadie, absolutamente nadie, y ellos son ahora figuras del fútbol internacional, estrellas que están en la boca de aficionados y expertos en todos los países, sus nombres se cuentan entre los de los protagonistas principales de Sudáfrica 2010 y regresarán a casa llenos de reconocimientos, muy seguramente en el caso de Müller incluso con el premio al mejor jugador joven del torneo.

Bastian Schweinsteiger, después del gol español.Imagen: AP

Eso en el caso de los más jóvenes, para los otros fue una confirmación de su gran talento, jugadores como Bastian Schweinsteiger –para muchos la máxima estrella del Mundial- Lukas Podolski, Philipp Lahm y Arne Friedrich –quien además descubrió una nueva posición pues ahora es uno de los mejores centrales del mundo- vuelven a su cotidianidad en la Bundesliga con los ojos del planeta puestos en ellos. El fútbol alemán gana así en imagen y su liga local, donde todos los seleccionados actúan, se beneficia despertando aún mucho más interés en el público.

Un nuevo mito

Capítulo propio merece el delantero Miroslav Klose, quien a punta de goles conquistó en la historia de los Mundiales un aparte que lleva su nombre. Con 14 goles igualó la marca del legendario Gerd Müller como máximo artillero alemán en la Copa del Mundo y ahora sólo le precede el brasilero Ronaldo como “pichichi” absoluto del torneo.

Klose ha anotado en Sudáfrica 4 goles y aún le queda un partido, el del sábado contra Uruguay, para hacerse inmortal; una anotación suya y el mito que ya nació crecerá, dos y su nombre entrará a la eternidad. El delantero alemán de origen polaco se clavó en el recuerdo de la afición y los amantes de las estadísticas en este Sudáfrica 2010.

La otra Alemania

Más allá del fútbol la selección alemana representó en Sudáfrica a un nuevo país, uno que es tolerante, abierto al inmigrante, que se preocupa por la integración de las razas y las culturas, una Alemania “multi”. Sus jugadores fueron el espejo donde se miró toda una sociedad y esa sociedad al ver vistiendo su uniforme nacional a muchachos de origen turco, tunecino, español, polaco, bosnio, ghanés, nigeriano, o brasileros nacionalizados, se sintió representada por los “suyos”, por alemanes tan alemanes con el resto de alemanes pese a que su proveniencia es distinta.

No hay legislación que este en capacidad de darle tanto impulso a la integración del extranjero en Alemania como el que en Sudáfrica le dio la selección de fútbol; el salto a una sociedad mas comprensiva, abierta y tolerante -de parte y parte- es un logró que acompañará por generaciones al país, y es un logro obtenido en el Mundial.

Autor: Daniel Martínez
Editor: Pablo Kummetz

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