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Ban Ki-moon elegido para segundo periodo

Pablo Kummetz21 de junio de 2011

El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, fue elegido para un segundo periodo en el cargo y seguirá a la cabeza de la organización mundial hasta 2016.

Ban Ki-moon: segundo periodo.Imagen: picture-alliance/dpa

Ban Ki-moon, de 67 años, diplomático surcoreano de primera línea, fue confirmado en su cargo el martes por la noche (hora local) en la Asamblea General de las Naciones Unidas y seguirá a la cabeza de la organización mundial hasta 2016.

Ban Ki-moon fue elegido para su primer mandato como Secretario General de las Naciones Unidas por aclamación 13 de octubre de 2006 y comenzó a ejercer el 1 de enero del año siguiente.

Las cartas estaban echadas desde hace tiempo. Y como suele suceder en estos casos, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ya contaba con los votos necesarios cuando el 6 de junio anunció su candidatura a una reelección para el puesto.

La votación de hoy por los 192 Estados miembros de la ONU fue una formalidad, ya que nadie más le disputa el puesto. Así que, tras el procedimiento oficial, la Asamblea General dio luz verde con un aplauso a su segundo mandato, que se extenderá hasta 2016.

De hogar humilde

Ban, casado y con tres hijos, nació en 1944 en un hogar surcoreano tan humilde que en invierno se veía obligado a caminar descalzo hasta la escuela. Cursó sus primeros estudios en Corea y después realizó un máster en la Universidad de Harvard, en Boston. A Naciones Unidas llegó en 1975 y tras ocupar varios cargos relevantes tanto en su país como en Austria, en 2006 volvió al edificio de Naciones Unidas de East River.

El diplomático surcoreano no lo tuvo fácil cuando asumió el puesto de manos de Kofi Annan. Su carismático predecesor consiguió acordar los "Objetivos del Milenio", ganó el Premio Nobel de la Paz y logró varias victorias más para el organismo internacional. Aún así, abordó el reto con humor y poco antes de asumir el puesto, el 1 de enero de 2007, cantó ante los periodistas "Ban Ki-moon is coming to town", su propia versión del popular villancico estadounidense.

Desde entonces, la sonrisa se le borró a menudo. Entre otras ocasiones en 2009, cuando la embajadora de Oslo ante la ONU, Mona Juul, le acusó en un informe de complicar la vida a sus colaboradores con "continuos accesos de ira".

Pero ese tipo de opiniones no son comunes. En general, predomina la fama que le precedía antes de llegar al puesto: Ban no tiene enemigos. Por otro lado, nadie está tampoco especialmente entusiasmado con él.

Ban Ki-moon ganó prestigio en los últimos años

No cabe duda de que en los últimos cuatro años y medio Ban ganó en prestigio. Consiguió con éxito llamar la atención sobre el cambio climático y dejó claro que sus consecuencias afectarán sobre todo a los pueblos más pobres. Además, luchó incansablemente por las víctimas de catástrofes naturales como el terremoto de Haití o las inundaciones de Pakistán y dedica una especial atención al destino de las mujeres y niños en los países menos desarrollados.

En círculos diplomáticos se valora especialmente que tomara cartas en la complicada situación de Costa de Marfil y ayudara a llegar al poder al presidente electo, Alassane Ouattara. También se opuso firmemente a los mandatarios de Libia y Siria, incluso aunque el Consejo de Seguridad no consiguiera todavía emitir una resolución de condena contra el presidente sirio, Bashar al Assad. Y en su cuenta de resultados queda también la inminente independencia de Sudán del Sur, tras décadas de guerra civil con el norte.

El propio presidente estadounidense, Barack Obama, se pronunció personalmente a favor de su reelección y alabó "las importantes reformas" que Ban llevó a cabo en la ONU, como ampliar el número de mujeres en altos puestos, reducir la burocracia y recortar el presupuesto, lo que supone también una reducción de la financiación por parte de los Estados.

dpa
Editor: Pablo Kummetz

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