Cinco son ya los sospechosos detenidos por el frustrado atentado que se intentó llevar a cabo en trenes alemanes con bombas ocultas en equipajes. Mientras la Fiscalía guarda reserva acerca de los pormenores que llevaron a detener el lunes a otro individuo en el Líbano y las autoridades se limitan a afirmar que estaría involucrado en la planificación del abortado ataque, en Alemania cobra nuevo vigor el debate acerca de las medidas adicionales que se podría adoptar para combatir la amenaza terrorista.

Información ignorada

Motivos para el nerviosismo no faltan. Porque, a estas alturas, queda de manifiesto que el hecho de que no se haya producido una masacre, fue más bien providencial. En primer lugar, las maletas-bomba no estallaron gracias a su defectuosa factura. En segundo término, los propios autores del frustrado golpe dejaron claras huellas que condujeron a su identificación, sin olvidar que uno de ellos se entregó voluntariamente a las autoridades en el Líbano.

Por otra parte, según ha revelado la prensa, ya había indicios que podrían haber puesto en alerta a los organismos de seguridad antes del ingreso a Alemania de Jihad Hamad, uno de los sospechosos actualmente detenidos en el Líbano. Según el diario Die Welt, Hamad había sido invitado a Alemania por un vendedor de autos germano-libanés, que ya había figurado en un proceso contra la organización Al Tawhid por haber ayudado a conseguir vivienda a uno de los inculpados, sentenciado finalmente a 8 años de cárcel. Más aún: el comerciante, radicado en Essen, se ofreció como su aval para facilitarle la obtención de una visa. Dado que ésta fue rechazada, el propio Hamad abrió una cuenta a su nombre, en la que depositó 7.200 euros, como garantía de que podría solventar sus gastos. Según la misma fuente, gracias a eso obtuvo finalmente un visado por tres meses, como estudiante.

Datos polémicos

Teniendo estos antecedentes en cuenta, es evidente que la información no fluyó como debía. Corregir estos problemas es lo que se proponen ahora los políticos alemanes con la creación de un banco de datos, para facilitar a policías y agentes de inteligencia la lucha contra el terrorismo. La discusión al respecto se viene arrastrando ya desde hace tiempo pero ahora, a la luz de los últimos hechos, se espera que la decisión sea tomada la semana próxima, en una conferencia de los ministros del Interior de los estados federados.

De acuerdo con el vicepresidente de la bancada democratacristiana, Wolfgang Bosbach, entretanto hay acuerdo en un 90% de los datos que habría de contener dicho archivo. Pero la polémica en torno al 10% restante no es de menor cuantía. Por ejemplo, un experto socialdemócrata en materia de seguridad propuso incluir datos sobre religión y tendencias sexuales "extrañas", lo cual provocó de inmediato agrias críticas. Desde las filas de Los Verdes se argumentó, desde ya, que equiparar la pertenencia a la religión musulmana con una causal de sospecha sería un "error fatal", tanto desde el punto de vista político y social como desde el de la perspectiva criminalística. Por lo demás, eso de las tendencias sexuales "extrañas" es más que relativo.