Bangladesh: el peor lugar para trabajar
27 de noviembre de 2012 “Hay madres que no llegaron a casa. Sus hijos las esperaron en vano”. La desesperación y la ira son evidentes en la cara de la mujer que habla, una trabajadora textil que estaba entre los 15 mil obreros de la ropa que marcharon el lunes (26.11.2012) por las calles de Dhaka, la capital de Bangladesh, para pedir mejoras en la seguridad y en las condiciones de trabajo.
Desde 2006 cerca de 200 personas han muerto en incendios de fábricas en el país y más de 3500 han resultado heridas de gravedad. La mayoría de las víctimas son mujeres, las que componen el 80 por ciento de la masa laboral de casi 3,5 millones de personas que se gana la vida en estas fábricas. Los sindicatos han alzado la voz sobre el tema más de una vez, porque “no se realizan simulacros, los extintores no funcionan o las puertas de escape están cerradas”, revela Amirul Haque Amin, presidente de la “Federación Nacional de Trabajadores Textiles”.
Las puertas cerradas. Eso ocurrió en el incendio del sábado (24.11.2012), donde fallecieron 110 personas. Un sobreviviente, Mohammad Ripu, contó a la agencia AFP que “nos dimos cuenta rápidamente que había un incendio, pero cuando corrimos a la puerta de emergencia, estaba cerrada”. Ripu saltó por la ventana desde el segundo piso y se salvó con heridas leves. El problema es que muchas fábricas se ubican en edificios de hasta diez pisos.
Asumir la responsabilidad
Bangladesh es, junto con China e India, uno de los mayores exportadores de textiles del mundo. Muchas marcas occidentales, como C&A, Ikea y otras, encargan a fábricas en países del sur de Asia debido a los bajos costos que ello implica. Alemania importó, según cifras oficiales, 2,8 mil millones de euros en textiles desde Bangladesh. En total, esa industria aporta el 80 por ciento de los ingresos por exportaciones del país asiático.
A comienzos de 2012, el grupo estadounidense PVH (con marcas como Tommy Hilfiger y Calvin Klein) y la empresa alemana Tchibo, firmaron un acuerdo de protección contra incendios con distintas organizaciones y sindicatos de Bangladesh. Sin embargo, ese trato no puede entrar en vigor hasta que al menos otras dos grandes empresas internacionales se sumen a la iniciativa. Pese a todas las gestiones, no ha sido posible conseguir más interesados.
La falta de protección contra incendios es apenas uno de los muchos males del sector textil en Bangladesh. A ello se suman los sueldos miserables y las extensas jornadas laborales (hasta 14 horas diarias). Y complica más las cosas el que los trabajadores no están organizados en sindicatos. Gisela Burkhard, de la red FEMNET, revela que “cuando se organizan, las obreras son inmediatamente despedidas o son amenazadas. Los sindicatos no pueden organizarse en las mismas fábricas, por lo que hay que visitar a las mujeres en sus casas y eso obviamente dificulta la labor”.
Autor: Ana Lehman / DZ
Editor: Pablo Kummetz