Bangladesh envía a más de 3.000 rohinyás a una isla remota
30 de enero de 2021
El plan ha sido duramente criticado por las organizaciones de derechos humanos.
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Bangladesh trasladó este sábado (30.01.2021) a unos 1.500 refugiados rohinyás a una isla remota en la Bahía de Bengala, entre ellos una mujer que dio a luz en el trayecto en barco, como parte de la tercera fase de un criticado plan para descongestionar los masificados campamentos en el sureste del país.
"En dos días hemos trasladado a 3.244 refugiados a (la isla de) Bhasan Char. Entre ellos, 1.454 viajaron hoy y todos llegaron a la isla de forma segura, han comido y están ahora descansando", dijo el comisionado adjunto para los refugiados de Bangladesh, Mohammad Shamsuddoha.
La fuente añadió que una mujer embarazada, miembro de esta perseguida minoría mayormente musulmana, dio a luz mientras viajaba en barco hacia Bhasan Char.
"Tanto la madre como el bebé están a salvo. Habíamos desalentado el viaje de algunas mujeres en avanzado estado de gestación, pero estaban muy interesadas en ir", dijo Shamsuddoha.
Con los traslados de hoy y ayer, que han doblado el número de refugiados en la isla hasta los casi 7.000 ahora, las autoridades han dado por terminada la tercera fase de su plan de realojo. El pasado diciembre, unos 3.500 rohinyás fueron reubicados en la isla.
El Gobierno de Bangladesh ha defendido los traslados como una necesidad imperativa para descongestionar los campamentos superpoblados en el sureste del país, a los que llegaron unos 738.000 rohinyás tras el estallido en agosto de 2017 de una campaña de persecución y violencia por parte del ejército de la vecina Birmania, lo que la ONU calificó de ejemplo de limpieza étnica y un posible genocidio, algo que investigan las cortes internacionales.
Pero grupos de defensa de los derechos humanos como Human Rights Watch (HRW) han instado a detener el proceso debido a las condiciones de esta isla deshabitada que suele inundarse durante el monzón, y por la falta de transparencia del proceso.
Bangladesh anunció en 2017 por primera vez su intención de reubicar a unos 100.000 rohinyás en esta isla de unos 40 kilómetros cuadrados y situada en la Bahía de Bengala, aunque detuvo temporalmente el plan por las dudas de Naciones Unidas.
La ONU, que ha demandado la necesidad de que el proceso de traslados sea voluntario, ha negado su participación en los preparativos para este movimiento, y ha dicho que tiene información "limitada" sobre el plan.
eal (efe, afp)
Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.