Bangladesh: fracasa intento de repatriar a los rohinyás
16 de noviembre de 2018
Los refugiados en los campamentos aseguran temer por su vida si regresan a su país. Cientos de miles de musulmanes rohinyás huyeron de Birmania durante la brutal persecución militar el año pasado.
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Las autoridades bangladeshíes suspendieron este jueves (15.11.2018) el proceso de repatriación de refugiados rohinyás a Birmania (Myanmar) porque ningún voluntario quiso regresar. "No les podemos forzar a regresar", dijo Abul Kalam, funcionario bangladesí y director de Comisión de Repatriación y de Ayuda al Refugiado tras suspender el proceso de repatriación, que tenía previsto comenzar.
Cientos de rohinyás se manifestaron contra la repatriación fuera del campamento de refugiados en el distrito de Cox's Bazar, en Bangladés. "Nosotros no volveremos nunca a Myanmar sin nuestra ciudadanía y nuestros derechos", se leía en una de las pancartas que llevaban los manifestantes en el campamento Unchiprang. "Exigimos justicia", se leía en otra.
"Esperamos hasta las 16.00 horas (10.00 GMT) pero nadie vino, ya se estaba haciendo de noche y en Myanmar es una hora más tarde que aquí, de modo que regresamos suspendiendo nuestras actividades", afirmó Kalam a la agencia española Efe.
Una delegación acudió a varios puntos de los campamentos en los que había registrados candidatos a retornar, de entre los más de 700.000 miembros de esta minoría musulmana llegados a Bangladesh desde que el 25 de agosto de 2017 estalló la ola de violencia contra esta comunidad en el estado birmano de Rakáin.
Las razones
Entre los rohinyás que estaban inscritos pero se negaron a ser repatriados en el campamento 22 estaba Rahela Begum. "Mataron a mi hijo, no volveré hasta que se garantice justicia", explicó.
También Hamida Begum, de 30 años y madre de cinco hijos, recordó cómo durante la crisis perdió a su marido y a dos de sus hijos y cómo el resto de su familia fue "torturada", por lo que pide "justicia" en la Corte Penal Internacional (CPI).
"Bangladesh les dio refugio, ¿por qué iba Bangladesh a enviarlos a la fuerza?", se preguntó después el ministro de Exteriores de Bangladesh, A.H. Mahmood Ali, en una rueda de prensa en Dacca.
Así las cosas, Alí anunció que enviarán a Birmania a líderes rohinyás para que vean con sus propios ojos la situación sobre el terreno y detalló que viajarán acompañados de funcionarios bangladeshíes y representantes de las agencias de la ONU.
Reacciones internacionales
La comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, pidió el pasado lunes (12.11.2018) al Ejecutivo bangladeshí que suspenda la repatriación, al considerar que los traslados irían en contra de las leyes internacionales y pondrían en riesgo las vidas y libertades de los refugiados de esta minoría musulmana.
El éxodo de los rohingyá comenzó en 2017, cuando un grupo rebelde de esta comunidad minoritaria lanzó una serie de ataques contra puestos gubernamentales en la región de Rakáin, en el oeste de Birmania, lo que provocó una desproporcionada respuesta del Ejército birmano contra este grupo.
Un informe de la ONU presentado el pasado septiembre calificó la operación militar en Rakáin de "genocidio", además de hallar indicios de crímenes de guerra y de lesa Humanidad.
DG (efe, dpa)
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No hay niñez para los rohinyás en Cox's Bazar
Tiene 12 años. Aun así, el rohinyá refugiado Nur Hafes cuida a su familia. Durante la huida desde Myanmar hacia Bangladesh su papá se fue. Ahora su mamá está sola con él y sus hermanos.
Imagen: Reuters/A. Abidi
El sostén de la familia
Nur Hafes, de 12 años, busca personas en el campo de refugiados de Palong Khali que quieran darle un poco de dinero si los protege con su paraguas del penetrante sol. Da una mirada hacia los sacerdotes musulmanes, quienes a veces distribuyen las donaciones que han recolectado en sus comunidades. Él todavía no es un adulto y, sin embargo, debe cuidar a una familia de nueve.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Un euro al día es un buen día
“A veces hago 50 o 100 takas, a veces llego a casa con las manos vacías”, dice Nur. Un taka es equivalente a un centavo de euro. Por 50 takas se compran alrededor de 250 gramos de chiles verdes en los mercados de los campos . Un pollo cuesta alrededor de 150 takas.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Sola con ocho hijos
Nur es el mayor de ocho hermanos. Cuando el ejército llegó a la aldea de los abuelos, el padre de Nur huyó sin la familia. No lo han visto desde entonces. La huida a Bangladesh cerca de la ciudad de Cox's Bazar ha dejado a la madre Rabia sola con los niños. Los ancianos hacen todo lo posible para ayudar a Rabia a mantener a flote a la familia en el campo de refugiados.
Imagen: Reuters/A. Abidi
"El ejército incendió casas"
Hace dos meses, Rabia y los niños fueron expulsados de su pueblo natal en la provincia de Rakáin, Myanmar. "El ejército incendió casas donde todavía había gente", recuerda la madre de 33 años. "He visto tanta gente con heridas de bala". La familia huyó a casa de sus abuelos, pero solo un día después llegaron los soldados.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Dependientes de la ayuda humanitaria
Como la mayoría en el campo de refugiados cerca de Cox's Bazar, Nur y su familia dependen de la ayuda humanitaria. Desde su casa solo pudieron llevar la ropa que tenían puesta, documentos de identidad, un par de fotos y una manta para protegerse de la lluvia. Como cabeza masculina de la familia, Nur acostumbra estar al frente ante las organizaciones de ayuda.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Sobreprecio en los campos de refugiados
Por lo general, solo se distribuyen alimentos básicos a los refugiados (aceite, lentejas, cebollas) y a menudo no lo suficiente. Es por eso que los campos de Cox's Bazar tienen una gran cantidad de comerciantes que, por ejemplo, venden chiles verdes o nueces, como también anticonceptivos y cigarrillos. La mayoría de los productos cuestan más que en los mercados de las ciudades vecinas.
Imagen: Reuters/H. McKay
Nur ya trabajaba en Myanmar
Antes de huir de Myanmar, Nur vendía productos que su padre compraba al por mayor. Como apátridas, los rohinyás tenían poco acceso al sistema educativo antes de que el conflicto estallara y eran discriminados en el mercado laboral.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Los más jóvenes están desnutridos
A pesar de sus esfuerzos y la ayuda humanitaria, a la familia de Nur a menudo le falta lo más esencial. Los dos hijos más pequeños de Rabia, Fátima, de un año y medio (en la foto) y Mohammed, de ocho meses, sufren de desnutrición, al igual que muchos de los niños en los campos. Se estima que el 60 % de los refugiados rohinyá son menores de edad. Muchos sufren de enfermedades como diarrea.
Imagen: Reuters/A. Abidi
"Ya no se comporta como un niño"
"Es joven, pero entiende que tiene una responsabilidad. Ya no se comporta como un niño", dice Rabia sobre Nur. Sus deseos para su futuro son sencillos: espera que pueda montar un negocio como comerciante en Bangladesh. Pero a veces él sueña con otra vida, una educación adecuada, tiempo para jugar fútbol con amigos, y así poder ser un niño.