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Barcelona se despide de la "fiesta brava"

23 de septiembre de 2011

La plaza de toros de Barcelona albergará la última corrida antes de que quede prohibida la "fiesta brava" en Cataluña. Si el tiempo lo permite, José Tomás será primer espada en la última de las tardes taurinas catalanas.

La fiesta brava: a partir de este domingo cosa del pasado en Barcelona.Imagen: picture-alliance/dpa

Cataluña se despide de los cornúpetas. La Monumental de Barcelona se llenará el domingo de aficionados, villamelones, nostálgicos y curiosos, en la última corrida que se celebrará en esa plaza y en toda la región del noreste de España antes de que entre en vigor la prohibición de la fiesta aprobada hace un año por el Parlamento catalán.

Jose Tomás, el "verduguillo"

Unos 20.000 aficionados verán partir plaza a José Tomás en un recinto que ha colgado el letrero de "agotadas las localidades". El diestro de Galapagar será el plato fuerte de la última corrida de toros en La Monumental, que ha colgado el letrero de "agotadas las localidades". El precio de las entradas en la reventa superaba los 500 euros.

"Tengo sensaciones muy tristes dentro de mí por matar el último toro de una plaza como Barcelona", decía esta semana Serafín Marín, en un encuentro digital del diario "El Mundo". El torero catalán comparte el domingo cartel con José Tomás y con Juan Mora.

Aprobada en julio de 2010 por el Parlamento catalán, el 1 de enero de 2012 entrará en vigor la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, una región de 7,4 millones de habitantes en la que la afición por ellas ha ido decayendo en los últimos años más de lo que ha disminuido en el resto de un país que fue cuna de grandes toreros como Manolete, El Cordobés o Paquirri.

El movimiento antitaurino no se limita a Cataluña. (Archivo)Imagen: AP

El veto afecta de hecho sólo al ruedo de Barcelona -ciudad antitaurina desde 2004- porque es el único que aún funciona como tal. Ya hace tiempo que se demolieron las plazas de ciudades como Gerona, Figueras y Lloret del Mar.

Ritual en decadencia

La Monumental, levantada en 1915, ya no suele llenarse. "No va casi nadie. Excepto el día que viene José Tomás, esto está vacío", decía el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, de la coalición nacionalista CiU. El futuro del coso es ahora incierto. Se ha apuntado a que allí podría levantarse una mezquita o que podría convertirse en un centro comercial.

Fue esta plaza, en la que se une la reminiscencia mudéjar con el estilo bizantino y el premodernismo catalán, la elegida por el torero de Galapagar para regresar en 2007 a los ruedos, y con mucho éxito, tras varios años apartado de ellos. El domingo hará su última faena en esa arena. El pintor mallorquín Miquel Barceló ha pintado en su honor el cartel promocional de la despedida.

Júbilo antitaurino

Entretanto, las asociaciones y movimientos de defensa de los derechos de los animales se felicitan por la prohibición catalana después de décadas denunciando una tradición que califican de tortura y maltrato. "Es un gran paso para la sociedad española", aseguran, y advierten de que no pararán hasta conseguir el veto en toda España.

El mundo del toro y sus aficionados hablan por su parte de una "tragedia cultural", que achacan directamente al enfrentamiento identitario del nacionalismo catalán con todo lo que se contempla como español. "Me siento como un clandestino del toreo. Un perseguido", aseguraba el torero catalán Serafín Marín.

El debate sobre la prohibición llegó en su día al Parlamento regional con una iniciativa legislativa popular impulsada por una plataforma de defensa de los derechos de los animales que logró recoger 130.000 firmas más de las necesarias.

Y en una decisión histórica, la Cámara aprobó en julio de 2010 la prohibición de las corridas de toros en la región, con el voto mayoritario de las formaciones nacionalistas. Éstas, sin embargo, blindaron los "correbous", encierros populares catalanes en los que los astados son cercados y maltratados, según denuncian los animalistas. En algunos pueblos ponen bolas de fuego en sus cuernos. En otros acaban en el agua.

Toreros como el colombiano Luis Bolívar (aquí en imagen de archivo) tendrán una plaza menos donde torear.Imagen: AP

Rajoy, el "espontáneo"

A los taurinos aún les quedan dos bazas. Una es el recurso de inconstitucionalidad contra la decisión del Parlamento catalán que presentó en su día el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy y sobre el que aún tiene que pronunciarse el Tribunal Constitucional.

La otra es la iniciativa legislativa popular que la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña quiere llevar al Congreso de los Diputados, en Madrid, para preservar los toros. Llevan recogidas 300.000 firmas, pero deberían tener medio millón antes del 12 de noviembre.

Más allá de la prohibición en Cataluña, lo cierto es que la tradición de los toros pierde adeptos en España desde hace años. Ya sólo el 37 por ciento de los españoles se declara aficionado y el número de festejos taurinos ha ido descendiendo. Aún así siguen siendo, tras el fútbol, el segundo espectáculo que mayor número de espectadores reúne en España.

"La crisis económica, la decadencia del toro bravo, las caducas estructuras del negocio, (...) la presión política y social de los antitaurinos, la huida de los aficionados y la presencia casi constante del aburrimiento en las plazas son algunos de los síntomas que conforman un presente preocupante y un futuro cargado de interrogantes" para la fiesta de los toros, escribía el domingo pasado en "El País" el crítico taurino Antonio Lorca.

DPA

Editor: Enrique López

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