En Turquía, la basura acostumbra a depositarse en vertederos en los que los desechos se acumulan durante décadas. Liberando gas metano, perjudicial para el medio ambiente, sobre todo cuando se descompone la basura orgánica. Una instalación ultramoderna en la población turca de Adana recoge dicho gas y lo emplea para producir electricidad ecológica. El proyecto ha dado ya sus primeros frutos: el gobierno regional está satisfecho con la instalación, que genera ingresos y protege el clima. También para satisfacción de los habitantes de Adana, entusiasmados con el hecho de que, por ejemplo, a partir de pieles de plátano, pueda generarse electricidad.