La ley y el orden suelen ser un tema de debate contundente en las campañas electorales. Con el aumento de los cruces de fronteras, legales o no, en Alemania se ha convertido en un asunto especialmente destacado.

Este fin de semana, la Unión Social Cristiana (CSU) del estado de Baviera celebra su conferencia preelectoral: las elecciones bávaras se llevarán a cabo el 8 de octubre. La conservadora CSU está en el gobierno desde 1957 y vuelve a encabezar las encuestas. El jefe de gobierno bávaro, el ministro presidente Markus Söder, siente la presión de tener que obtener mejores resultados que la última vez, en 2018, donde perdió más de un 10 por ciento, en comparación con las anteriores elecciones, al cosechar apenas un 37 por ciento de los votos. Eso lo obligó a buscar un socio de coalición, por lo que se alió con los populistas del partido Votantes Libres (Freie Wähler), que desde entonces han ido ganando terreno.

Ahora, el mediático Söder reclama un límite a la inmigración en todo el país, acuñando el término Integrationsgrenze (umbral de integración) para un límite de 200.000 inmigrantes al año, cifra que ya se alcanzó en agosto de 2023.

Zona gris jurídica

Söder quiere sacar partido al máximo del argumento de que puede mantener a los bávaros a salvo de la inmigración ilegal. "Mientras no se protejan eficazmente las fronteras exteriores de la Unión Europea, debemos asegurar nuestras propias fronteras", dijo esta semana, durante una visita a un puesto de control de la policía fronteriza. "Con ese fin, estamos ampliando el cuerpo de Policía de frontera de Baviera".

En 2018, Markus Söder reinstituyó la Policía fronteriza estatal de Baviera, para patrullar las fronteras con Austria, República Checa y Suiza. Y ha promocionado a esa fuerza como un "súper éxito". El mes pasado dijo al periódico alemán Welt am Sonntag que ha "capturado a traficantes de personas, contrabandistas de armas, traficantes de drogas, falsificadores de documentos y sospechosos de terrorismo."

Un modelo bávaro para Alemania

El jefe de gobierno de Baviera ha instado al resto del país a adoptar el modelo bávaro. Esta idea ha sido apoyada por Friedrich Merz, líder de los demócrata cristianos (CDU), con los que la CSU bávara de Söder colabora a nivel nacional. Ambos líderes se han apoyado en la retórica de la ley y el orden, en un esfuerzo por presentar al gobierno federal socialdemócrata (en coalición con los liberales y los verdes) como débil en materia de seguridad nacional. De ese modo, también tratan de recuperar a los votantes que recientemente dieron un gran impulso en las encuestas al partido populista de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD).

Parte de ese apoyo a la extrema derecha del AfD se construye en base al temor público a la inmigración, en un momento en que el envejecido país necesita, sin embargo, inmigrantes cualificados del extranjero para cubrir puestos de trabajo.

Desde el punto de vista de la aplicación de la ley, que haya más policías vigilando actividades ilegales sería algo positivo. Aunque la Policía Federal alemana tiene jurisdicción exclusiva sobre las fronteras del país, "se agradece que, además de la vigilancia policial en la frontera, también se puedan llevar a cabo medidas policiales de búsqueda en el interior del país", declaró a DW Heiko Teggatz, presidente del Sindicato de la Policía alemana.

"El camino que está tomando Baviera con su propia Policía de frontera es fundamentalmente correcto", añadió, apoyando un despliegue nacional siguiendo las líneas del modelo bávaro.

Pero Stephan Dünnwald, miembro del Consejo Bávaro para los Refugiados, una asociación de apoyo sin ánimo de lucro, pide a la Comisión Europea que intervenga y compruebe si Baviera cumple la legislación de la UE que permite los controles en las fronteras interiores "sólo en circunstancias muy determinadas."

"Más policías, más control, toda la situación se encuentra en una zona gris legal", dijo a DW. "Cuando la Policía opera en una zona gris legal, no refuerza el Estado de derecho, sino que lo debilita".

(gg/cp)