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Bayern campeón; van Gaal vencedor

8 de mayo de 2010

Ya es oficial: el Bayern Múnich es el nuevo campeón del fútbol alemán. El primer título de una temporada que puede hacer historia está en el bolsillo gracias a un entrenador holandés que le cambió la cara al equipo.

Otra vez celebra el Bayern.Imagen: AP

No es exagerado encontrar en Louis van Gaal al responsable del éxito del Bayern. Al fin y al cabo el entrenador del club de Múnich no cesa de reclamar para sí los halagos que indiscutiblemente le corresponden. No hay que olvidar –para entender el proceso emprendido por el holandés- que hace un año la máxima preocupación del Bayern era asegurar un cupo en la Champions League, razón por la cual se separó del “reformador” que había prometido el cielo y la tierra (Jürgen Klinsmann) y reactivó a un “pensionado” (Jupp Heynckes) que rescató un segundo puesto en el campeonato.

Padre severo

En el verano del 2009 el Bayern empezó bajo la dirección de un nuevo entrenador, alguien a quien el director deportivo del club, Christian Nerlinger, califica como un “golpe de suerte”: Louis van Gaal. El holandés venía precedido de un gran prestigio en lo futbolístico (campeón de Champions League y en las ligas española y holandesa) y de una muy mala fama en lo personal (testarudo, caprichoso, conflictivo, etc).

Van Gaal, no bien llegado a Múnich, le hizo más merito a la segunda que a la primera: su relación con la prensa se caracterizó por una mutua desconfianza que el propio entrenador no se cansaba de alimentar, las estrellas del equipo (Luca Toni y Franck Ribéry) se liaron con él en disputas respecto a su estatus y su valor deportivo, y el grupo empezó a jugar –sin éxito- como él lo pedía, pese a no entender su concepto.

Lo curioso es que el Bayern, los jugadores, fueron los primeros en intuir que van Gaal estaba poniendo en marcha algo significativo. No todos compartían sus métodos, pero ninguno puso el plan del entrenador en tela de juicio. Eso, pese a que éste los trataba con frecuencia como un severo padre de chiquillos mal educados a los que incluso tuvo que enseñarles modales en la mesa (van Gaal decide quién se sienta dónde a la hora del almuerzo y prohíbe que los futbolistas se levanten antes de que el último haya terminado de comer).

Un baño para Van Gaal: no de champaña, sino de cerveza. Al fin y al cabo son de Múnich.Imagen: AP

Con un pie afuera

A principios del otoño ya todos habían visto lo que van Gaal planeaba: control del balón a cualquier precio. Pocos, sin embargo, estaban convencidos de que ese principio futbolístico fuera a dar frutos en el Bayern, no porque el futuro no pudiera ser mejor, sino porque el presente era sombrío: pocos triunfos en la Bundesliga y al cierre del primer tercio del campeonato apenas era octavo; en la Champions League –campeonato del cual disputará la final- estaba prácticamente eliminado, el fútbol del equipo carecía de atractivos.

En situaciones como ésta, los entrenadores tienden a replantear todo su trabajo, a ajustar el plan y a modificar las estrategias. No así van Gaal, quien continuó por donde venía, se aferró a su política de las dos columnas (estrellas como Ribéry, Schweinsteiger y Lahm; novatos como Müller y Badstuber), no se dejó atemorizar por los grandes nombres (Luca Toni o Mario Gómez) y mandó a la cancha a aquellos que más se esforzaban en los entrenamientos, imponiendo el rendimiento como principal valor en el equipo (Olic, van Buyten).

Esa actitud –pese a que los buenos resultados aún no llegaban- despertó un gran respeto en la afición del Bayern; con ocasión de la asamblea general del club, el 27 de noviembre del 2009, se especuló sobre el inminente despido del holandés, pero lo que vino sorprendió incluso al mismo van Gaal, a quien se vio visiblemente emocionado: los asistentes lo aplaudieron y públicamente le entregaron un voto de confianza. Pocos días después, el 8 de diciembre, el Bayern –con un triunfo 4-1 sobre el Juventus Turín en Italia- le daría un giro a la historia e iniciaría el recorrido que ya en la primera etapa le entregó el título en la Bundesliga, y en las próximas dos puede significar el triunfo en la Copa Alemana y la Champions League.

Del odio al amor

Lo que parecía imposible en Alemania es hoy realidad gracias a van Gaal; el Bayern Múnich ya no es el equipo más exitoso pero más aborrecido a lo largo y ancho del país, ahora es no sólo respetado sino estimado, un club al que incluso aquellos que no son sus aficionados ven con gusto.

El entrenador holandés impuso su concepto de “control total” y eso significa que el equipo busca incisivamente apropiarse del balón para hacerlo circular continuamente con profundidad, en busca del arco contrario, en procura de goles, pues no le basta uno sólo. Esta filosofía futbolística en los pies de artistas como Franck Ribéry y Arjen Robben, de trabajadores incansables como Ivica Olic y Thomas Müller, de organizadores talentosos como Bastian Schweinsteiger y Mark van Bommel, de disciplinados discípulos como Demichelis, Lahm, van Buyten y Badstuber, y de una banca de suplentes de la categoría de Mario Gómez y Miroslav Klose, es un placer para el espectador.

Hoy el Bayern es oficialmente el nuevo campeón alemán, pero el gran vencedor de la Bundesliga es Louis van Gaal.

Autor: Daniel Martínez

Editora: Emilia Rojas

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