El Banco Central Europeo (BCE) estrenó el año manteniendo su principal tasa de interés en el mínimo histórico del 0,75 por ciento y evitó dar nuevos estímulos a la estancada economía del euro.

La mayoría de analistas esperaba que el Consejo de Gobierno del BCE se abstuviera de seguir abaratando el dinero durante su primera sesión del año en Fráncfort, debido a la aparición de algunas señales positivas en los 17 países miembros del bloque. El BCE redujo por última vez las tasas en julio un cuarto de punto hasta su actual valor.

La posibilidad de que los 23 miembros del Consejo de Gobierno acuerden nuevos recortes durante el año divide a los expertos. El banco sigue viendo riesgos considerables para el bloque, tanto por la crisis de deuda en Europa como por los problemas presupuestarios en Estados Unidos. Sin embargo, altos funcionarios del BCE vienen insistiendo en que el problema no son las tasas de interés, sino el hecho de que el bajo nivel en que se encuentran no beneficia a quienes debería: las empresas en la economía real. (dpa)