Durante mucho tiempo fue una luminaria del fútbol alemán: fue campeón mundial como jugador y como entrenador. Además fue un artífice del Mundial 2006 en Alemania. Pero estos éxitos se han visto opacados por oscuras sombras del pasado: dudosas transacciones que no han podido ser aclaradas. A sus 70 años, Franz Beckenbauer es investigado por la Justicia. Su casa fue objeto de cateos.

Actualmente el "Káiser" evita hablar con los medios, presumiblemente a fin de evitar preguntas incómodas. El apellido Beckenbauer es, gracias a él, una marca. El antiguo líbero es un talento versátil que ha puesto su sello en la historia del fútbol alemán.

Beckenbauer nació en Múnich el 11 de septiembre de 1945. De 1965 a 1983 cimentó las bases de su carrera. En el fútbol de clubes, fue campeón cuatro veces con el Bayern Múnich en la Bundesliga, y una vez más con el Hamburgo. Con el Cosmos de Nueva York ganó tres campeonatos. A ello se suman cuatro títulos europeos.

Publicistas y productores de música descubrieron pronto el potencial comercial de la popularidad del futbolista. Beckenbauer liga su nombre a numerosos productos, desde sopas hasta empresas de telefonía celular. También grabó su propio disco. Al hablar, se le reconoce por su inconfundible acento bávaro.

En el fútbol son cada vez más importantes los desplazamientos. Pero para Beckenbauer no lo fueron tanto. Su estilo elegante se caracterizaba por pases geniales y precisos que lo hicieron famoso. Su más grande título: el de la Copa del Mundo de Alemania 1974, cuando fue capitán de la selección.

Cuando algo funciona, funciona. Tal podría ser un aforismo digno del famoso Beckenbauer. Ya en 1977 había muñecos con su figura, enfundados en el uniforme de la selección alemana. Nueve años antes se le había comenzado a conocer como el "Káiser", gracias a su inteligencia, su personalidad y sus éxitos. Pero llegó definitivamente al Olimpo del fútbol en 1990.

Como entrenador, Beckenbauer lleva a la selección alemana a ganar la Copa del Mundo por tercera vez en su historia, superando a Argentina, que cuatro años antes había eliminado al conjunto germano. Tras la final en Roma, Beckenbauer disfrutó el triunfo con un momento de calma antes de celebrar. El "Káiser" fue el segundo, luego de Mario Zagallo, en ganar mundiales como jugador y como entrenador.

Luego del triunfo mundialista, Franz Beckenbauer se dedica de nuevo al fútbol de clubes. Primero en el Olympique de Marsella. A partir de 1991, su destino se liga de nuevo al Bayern Múnich. Como entrenador interino gana un campeonato alemán y una Copa UEFA. De 1994 a 2009 funge como presidente del equipo, y contribuye a que el Bayern se convierta en uno de los clubes más importantes del mundo.

El encanto de Franz Beckenbauer impacta a muchas mujeres. Con cuatro de ellas, el "Káiser" tiene cinco hijos. En 2006, pese al frenesí causado por el Mundial en Alemania, Beckenbauer contrae nupcias con Heidi, su tercera mujer. Pero el destino lo golpea con la muerte de su hijo Stephan, que en julio de 2015 fallece tras sufrir una grave enfermedad.

...así es como se conoce a un platillo dulce de la tradicional cocina bávara. En habla coloquial de Baviera, la palabra significa también un sinsentido. En relación con Franz Beckenbauer, adquiere otras dimensiones. Por ejemplo, cuando el apasionado golfista puso en duda que las condiciones en las que trabajan los obreros que construyen estadios para el Mundial de Qatar sean casi de esclavismo.

Los críticos de Beckenbauer se mofan de que éste tenga su residencia principal en Austria, presumiblemente por cuestiones fiscales, mientras habla de Alemania como un país ideal para vivir. También desató indignación la designación del "Káiser" como "embajador global de la Asociación de Productores Gaseros de Rusia", en 2012.

De 1998 a 2010, Beckenbauer fue uno de los vicepresidentes de la Asociación Alemana de Fútbol (DFB). Además, fue el presidente del comité que presentó la candidatura alemana para organizar el Mundial 2006. Como tal, logró su objetivo. Siguió la "Fábula de verano", que a él en particular no solo le dejó alegrías y festejos.

Para el Mundial 2006, fluyeron fondos que aún no han sido aclarados. Seis millones de francos suizos pasaron de una cuenta de Beckenbauer y su antiguo agente, a través de un despacho, a las manos del vicepresidente de la FIFA, Mohammed bin Hamam. La fiscalía suiza tiene sospechas preliminares de que en la transacción hubo abuso de confianza, fraude y quizá hasta lavado de dinero.