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Belleza natural amenazada

13 de abril de 2010

Los bosques montañosos de Tanzania se encuentran amenazados: más de dos terceras partes de su superficie forestal ya han sido devastadas. Es el momento de frenar esa explotación abusiva de la naturaleza.

Las Montañas Uluguru forman parte de las Montañas del Arco Oriental en Tanzania.Imagen: Sascha Quaiser
Con 5.895 metros, el Kilimanjaro es la montaña más alta de África.Imagen: Das Fotoarchiv

Aquél que tome un avión para viajar de Kenia a Tanzania y tenga la suerte de sobrevolar el Kilimanjaro en un día despejado, disfrutará de una belleza natural sobrecogedora: la montaña más alta de África emerge del verde entorno que la rodea con su imponente cima cubierta de hielo y nieve. Pero este espectáculo de la naturaleza está amenazado. La cumbre nevada retrocede. Los científicos estiman que, en unas dos o tres décadas, la montaña perderá totalmente su capa de hielo durante parte del año. Una situación que no se producía desde hace once milenios. “Es el síntoma evidente de que el cambio climático ya hace tiempo que llegó a África y que es hora de que hagamos algo al respecto”, alerta el biólogo Christof Schenck, del Instituto Zoológico de Fráncfort.

Punto caliente: Montañas del Arco Oriental

Una causa del cambio climático y, al mismo tiempo, un gran peligro para Tanzania, es la pérdida de masa forestal de sus bosques montañosos. Con las Montañas del Arco Oriental, Tanzania dispone de una cordillera que se extienda prácticamente por todo el país. Algunas de esas montañas se encuentran cubiertas por bosques desde hace más de treinta millones de años. Las montañas son reconocidas a nivel mundial como “Hot Spot” –punto caliente- de la biodiversidad. Un reconocimiento que significa dos cosas al mismo tiempo: por un lado, los bosques son especialmente ricos en biodiversidad, allí crecen plantas y viven animales que no existen en ningún otro lugar del planeta. El término “Hot Spot”, además, expresa que la vegetación de esos bosques está amenazada. Más de dos terceras partes de los bosques montañosos de Tanzania ya han sido devastadas.

En muchas montañas, los bosques ya han desaparecido.Imagen: Sascha Quaiser

Los bosques son importantes para el mantenimiento del ciclo del agua en el país. Actúan como una esponja: almacenan las precipitaciones de la temporada de lluvias hasta bien entrada la época de sequía, dejan fluir el agua lentamente hacia los valles y evitan las inundaciones. Como todos los bosques, también sirven de importante almacén de CO2 y contribuyen a reducir el calentamiento global.

Consecuencias de la tala

Tala y quema en las Montañas Uluguru.Imagen: Sascha Quaiser

A través de la tala de gran parte del bosque, las Montañas del Arco Oriental pierden su función de esponja. Durante la temporada de lluvias se generan grandes torrentes de agua que, en ocasiones, provocan inundaciones en las zonas más bajas. Los periodos de escasas precipitaciones que suceden a la época de lluvias son, cada vez con más frecuencia, largos y extremadamente secos. Los ríos que nacen en las montañas quedan parcialmente cubiertos de arena. A menudo, ya no transportan suficiente agua a las regiones altamente pobladas, como Daressalam y Dodoma.

La destrucción de los bosques montañosos es achacable a los propios habitantes de esas regiones y tiene dos causas principales: por un lado, la cada vez mayor expansión de las superficies cultivables desde las llanuras hacia las montañas; por otro, la creciente voracidad energética. En Tanzania, el combustible tradicional que se emplea para cocinar es el carbón vegetal. Los carboneros lo producen en los bosques montañosos y lo venden en las ciudades. El fuerte crecimiento de la población en las Montañas del Arco Oriental es el que motiva la expansión de la agricultura y también la creciente demanda de carbón.

La defensa de Tanzania

El gobierno tanzano se encuentra ante el dilema de hacer compatible la creciente explotación de recursos naturales derivada del aumento de la población con la necesidad de proteger el medio ambiente. Puramente por su propio interés, pues también en Tanzania cada vez son más los que entienden que la explotación abusiva de la naturaleza destruye a largo plazo los propios medios para la subsistencia de las personas. El gobierno ha creado una fundación para la conservación de las Montañas del Arco Oriental: el “Eastern Arc Mountains Conservation Endowment Fund” –Fondo de Donación para la Conservación de las Montañas del Arco Oriental- (EAMCEF). La fundación tiene como objetivo la financiación a largo plazo de proyectos que contribuyan a la conservación de los bosques montañosos.

En la época de lluvias, el terreno se vuelve impracticable.Imagen: Sascha Quaiser

Sin embargo, los proyectos financiados por el EAMCEF no son suficientes para detener la devastación de los bosques montañosos, por no hablar de su reforestación. Es por ello que los expertos consideran que Tanzania necesita más ayuda del extranjero que la recibida hasta la fecha. El Ministerio Alemán de Medio Ambiente financia en la actualidad, por ejemplo, cursos para guardas forestales. Se les instruye en cuestiones prácticas de la gestión de bosques ante el trasfondo del cambio climático. Los habitantes del entorno de las reservas naturales son invitados al proceso de toma de decisiones y se les apoya para que reduzcan su dependencia de los recursos naturales del bosque.

Tradición alemana: sostenibilidad

Alemania tiene una larga tradición en la gestión sostenible de bosques. Es por ello que puede exportar sus conocimientos a Tanzania. El concepto de sostenibilidad se acuñó en Alemania en referencia a los bosques hace ya más de doscientos años. Un concepto, sin duda, que hoy en día hay que interpretar de una forma mucho más amplia. El denominado “Informe Brundtland” de la ONU, constantemente citado cuando se habla de esta cuestión, se refiere al desarrollo sostenible con las siguientes palabras: “debe responder a las necesidades de la generación actual sin poner en peligro que las futuras generaciones puedan satisfacer sus propias necesidades y elegir su modo de vida”. El doctor Christof Schenck lo interpreta de la siguiente manera: “las generaciones futuras deberían encontrar al nacer tantos bosques montañosos en Tanzania como los que encontramos nosotros”.

Autor: Martin Schrader
Redacción: Emili Vinagre