En el Sínodo Amazónico, el Papa Francisco se enfrenta con dos poderosos opositores políticos simultáneamente: con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y con los críticos de sus propias filas. Al Sínodo, del 6 al 27 de octubre en el Vaticano, asistirán obispos de los nueve estados ribereños de la región amazónica. El área es enorme: con 7,5 millones de kilómetros cuadrados, representa, por ejemplo, casi el doble de la superficie de toda la Unión Europea (UE).

"El gobierno brasileño se siente perturbado porque ya leyeron los documentos preparatorios y saben que vamos a abordar la destrucción de la Amazonía ", dice Edilberto Sena, pastor durante 40 años en la ciudad amazónica de Santarém y exdirector de Red de Noticias da Amazônia (RNA), la asociación de casi una veintena de emisoras de radio de seis estados brasileños.

Muchos obispos sospechan que, por ello, estarán en el foco de atención de las autoridades antes de la cita en Roma, que serán observados y sus conversaciones, interceptadas. El gobierno brasileño no oculta su descontento con el Sínodo: de hecho, ya consultó a la Conferencia Episcopal de Brasil (CNBB), si sería posible posponer el Sínodo, o cancelar por completo su participación.

Una muestra observada con lupa

Y eso que el anuncio de la reunión episcopal es, en realidad, bastante inofensivo. El lema es: "Amazonía: Nuevos Caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral". Sin embargo, detrás de las "nuevos caminos", los críticos papales sospechan, y no precisamente en vano, un ataque contra el celibato, la soltería y la abstinencia sexual como requisitos para el sacerdocio católico. Además, la "ecología integral" se entiende en Brasilia como una declaración de guerra contra el exitoso agronegocio.

Estos conflictos pueden observarse en la selva brasileña como una muestra científica bajo una lupa: no solo las causas y consecuencias de los incendios forestales y la deforestación, sino también las de la falta de sacerdotes en la Iglesia Católica son drásticamente notables allí.

Estadísticamente, en las regiones amazónicas hay un sacerdote responsable de 17.000 católicos bautizados. En comunidades remotas, las mujeres representan la abrumadora mayoría del voluntariado de la Iglesia, y son quienes organizan el culto y la catequesis. Ellas también entregan la comunión, con ostias previamente consagradas por sacerdotes u obispos. Sacerdotes o incluso algún obispo pasan, como máximo, una o dos veces al año por allí.

Para el obispo amazónico Johannes Bahlmann, de la diócesis de Óbidos, este tipo de cuidado pastoral a distancia es insuficiente. Su diócesis cubre un área de 182.000 kilómetros cuadrados. 23 sacerdotes y 20 monjas se ocupan de unas 600 comunidades en el área.

En comparación, Alemania, por ejemplo, ocupa un área de 357.000 kilómetros cuadrados, y los fieles de sus aproximadamente 10.000 parroquias son atendidos, según la Conferencia Episcopal Alemana, por un total de 13.285 sacerdotes.

Sacerdotes casados, ¿por qué no?

A menudo, Bahlmann conduce durante días por la jungla. "Para los indígenas Tiriyó, por ejemplo, es muy difícil destinar sacerdotes, viven dispersos en un radio de 150 kilómetros y se necesitan dos días para ingresar a esa comunidad", explica este obispo amazónico.

Su propuesta de solución: "En tal situación, uno debería preguntarse, si no sería apropiado que alguien de la comunidad sea ordenado sacerdote, incluso si está casado, para que pueda garantizar también la Eucaristía".

Bahlmann no es conocido, hasta ahora, como un rebelde católico. No obstante, el obispo de 58 años, que vive en Brasil desde 1984, aborda el verdadero tema central del Sínodo: la relajación de la obligación del celibato entre los sacerdotes católicos.

Apoyo desde Alemania

En el Vaticano, cardenales y obispos conservadores se movilizan en contra. Recientemente, el cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, exprefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano, advirtió públicamente contra el uso del Sínodo Amazónico como una "bola de demolición" de las estructuras existentes.

Ellos saben que el Papa tiene aliados para su "estrategia amazónica", como el relator general del Sínodo, el cardenal brasileño Claudio Hummes. Y no solo en Brasil. El obispo alemán Franz-Josef Overbeck, responsable de Adveniat, agencia católica de ayuda para América Latina, y Josef Sayer, ex director gerente de la agencia de ayuda Misereor, también han estado involucrados en la organización de este Sínodo.

Así que los temores del cardenal Müller de que el dique se rompa en Roma, no son descartables. Pues, si los sacerdotes pudieran casarse en la Amazonía, ¿por qué no en Alemania o en el resto del mundo?

Desde Santarém, el reverendo Edilberto Sena apuesta justamente por esto. "Si el Sínodo aprueba y el papa aprueba, el énfasis en (que esto pueda servir solo a pastores en) comunidades remotas solo muestra, para mí, la actitud prudente del Papa para decir: vamos a abrir el camino, después, veremos".

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