Benedicto - patrón del turismo
7 de agosto de 2005El punto de encuentro es el Marienplatz en el corazón de Múnich en Baviera, al sur de Alemania. Georg Reichlmayr, nuestro guía, nos explica cuáles serán los sitios de interés incluidos en el recorrido.
Los 16 hombres y mujeres que conforman el grupo de hoy, todos mayores de 50 años, aportan al recorrido un aire místico que es reforzado por la inocultable cercanía al cielo de Reichlmayr; el guía mide casi dos metros.
En la primera estación, el Obelisco de María en medio de la plaza, nos enteramos de la devoción especial del Papa dentro de la creencia Mariana que tiene fuertes raíces en Baviera. Aquí frente a la alcaldía de Munich, en 1980, el entonces Cardenal Ratzinger recibió la visita de su predecesor Juan Pablo II.
Reichlmayr explica durante el camino a nuestra segunda estación, la Iglesia de San Pedro, que desde ese entonces la relación entre los dos religiosos fue muy especial, y que aquí Ratzinger ofició una misa importante orando por la recuperación de Juan Pablo II luego del atentado cometido por Ali Agca en Mayo de 1981. Esta sería una de las últimas ceremonias del hoy Papa en Múnich. Unos meses después, en noviembre, viajo al Vaticano para quedarse.
Por calles peatonales abarrotadas de otros turistas nos enrumbamos hacia la Frauenkirche, la iglesia metropolitana de Arzobispado de Munich-Freising. El guía nos ofrece abundante información sobre su arquitectura, pero en el símbolo de la capital de Baviera aparte de una foto que nos recuerda que éste fue el templo principal del Cardenal Joseph Ratzinger entre 1977 y 1981, no hay mayor rastro de su presencia.
“La verdad es difícil hacer de este tipo de recorrido una visita divertida y llena de anécdotas, es que simplemente no hay historias que contar sobre la persona Joseph Ratzinger, el siempre fue sobrio, formal, un científico, un académico, un teólogo dedicado más a los libros. Incluso quienes lo conocieron de cerca hablan de su sentido del humor, pero no recuerdan una sola de sus bromas” nos relata Reichlmayr.
El grupo sin embargo no se desanima. La ausencia de la cama donde durmió el Papa, o la radio en la que escuchaba las noticias, o la mesa donde desayunaba, es ocupada por datos acerca de la iglesia católica que encabezó como Cardenal en Munich.
Desde la distancia observamos la que es nuestra siguiente estación, el Palacio Arzobispal, al cual no tenemos acceso, pero nos enteramos que fue construido para un hijo bastardo de la realeza bávara. “Desde ese edificio se iba a pie a la iglesia, o a nuestra próxima estación, la sede del episcopado” nos cuenta el guía.
En el episcopado nos detenemos otra vez frente a la fachada, sin posibilidad de mirar a su interior, de conocer el ambiente de trabajo de aquel entonces de Benedicto XVI. De todas formas los turistas están contentos. “Es interesante conocer donde estuvo Ratzinger en Munich” dice la señora Bayer. Su amiga, la señora Hylkema, agrega que “al final llega uno a querer al Papa y al guía”.
Con la esperanza de obtener más detalles personales de la vida de Benedicto XVI nos inscribimos al día siguiente en el Tour Papal en Freising, en cuyo seminario Joseph Ratzinger inició su carrera eclesiástica.
En el símbolo papal, según nos explica la guía Heidi Renner, hay elementos de esta ciudad bávara desde donde se extendió la creencia católica por todo el sur de Alemania; los principales, el oso y el moro. Aquí también se especula que el nombre Benedicto es un homenaje a su época en Freising cuando vivía con sus padres en un apartamento detrás de la iglesia benedictina.
El recorrido nos conduce por la biblioteca donde estudiaba, o mejor, por los libros que leía porque la biblioteca está ahora en un nuevo edificio, y continua en el Museo Diocesano donde está expuesta en un lugar especial la donación del Papa Benedicto XVI.
La pintura “Crucifixión” del maestro Sigmund (1475) la compró el entonces Cardenal Ratzinger como regaló de despedida al marcharse con destino a Roma. Los habitantes de Freising están muy orgullos no sólo de este presente, pero también porque con frecuencia leen que su ciudad esta vinculada con el más bello recuerdo de la vida de Joseph Ratzinger, el 27 de junio de 1951, día en el que fue ordenado sacerdote.
De esta manera, a lo largo de Baviera se pueden visitar diferentes sitios donde transcurrió la vida del Papa: Marktl, donde nació y fue bautizado; Traunstein, donde fue a la escuela; Regensburgo, donde pasaba vacaciones en casa de su hermano mayor. La oferta de vistas guiadas es tan amplia que en Baviera es Benedicto el patrón de los turistas.