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Benedicto XVI: peregrino en su tierra

Eva Usi18 de agosto de 2005

En medio de una gran expectativa, Benedicto XVI llegó a Colonia. "La presencia de tantos jóvenes es muestra de la vitalidad de la Iglesia de Pedro", dijo el Papa ante miles de jóvenes que lo aclamaban con júbilo.

El Papa Benedicto XVI a su llegada a Colonia.Imagen: AP

Durante cuatro días el centro de la Iglesia católica estará a orillas del Rin. A lo largo del río que antaño conformara la frontera septentrional del Sacro Imperio Romano, el Papa alemán saludó a miles de peregrinos del mundo entero que llegaron desde temprano para saludarlo. Una caravana de barcos seguía la embarcación de Benedicto XVI que se deslizaba sobre las aguas conformando una plástica imagen que siguieron todos los canales de televisión.

Cinco barcos, que representan cinco continentes, le acompañaron en la travesía. A bordo viajaban cardenales, obispos, periodistas y jóvenes peregrinos. La travesía concluyó en la catedral de Colonia, en donde se veneran las reliquias de los tres Reyes Magos.

Unos 300 buzos garantizaron la seguridad en el río y numerosas lanchas lo surcaban con agentes armados a bordo. Horas antes el Papa llegó al aeropuerto de Colonia a bordo de un Airbus de Alitalia.

No besó suelo alemán

El presidente alemán, Horst Köhler recibió al Papa Benedicto XVI.Imagen: AP

No se arrodilló para besar el suelo como solía hacerlo su predecesor, Juan Pablo II, cuando pisaba tierra al descender del avión. El Papa Benedicto XVI llegó al aeropuerto de Colonia donde fue recibido por el presidente alemán Hörst Kohler y por el canciller Gerhard Schröder.

"Santo Padre, bienvenido a Alemania, bienvenido a su Patria. Es un gran día para todos nosotros", dijo el presidente alemán Horst Köhler. Cuando el presidente recordó que la visita papal responde a la invitación que hizo su predecesor, el inolvidable Juan Pablo II a la juventud del mundo entero, cientos de jóvenes estallaron en júbilo.

Benedicto XVI evocó el lema de la XX Jornada Mundial de la Juventud: "hemos venido para adorarle", y destacó el "papel de peregrino de los cristianos, de estar en movimiento en busca del señor, bajo la luz de las estrellas". Al llegar, Benedicto XVI fue llevado a la Casa del Arzobispado en Colonia, en donde pernoctará hasta el domingo 21 de agosto. La visita de cuatro días del Pontífice contará con extremas medidas de seguridad. Un avión de reconocimiento AWACS, vigilará el espacio aéreo sobre Colonia durante su estancia.

Pescador de almas

Benedicto XVI se encuentra bajo presión. Después de que su predecesor, Juan Pablo II, fuera el gran maestro de la comunicación, que pese a la enfermedad disfrutaba de las grandes puestas en escena, muchos se preguntan cómo se comportará el tímido Ratzinger. Millones de fieles aguardan con expectación su mensaje, mientras versados en cuestiones de la Iglesia se preguntan si logrará encontrar el tono adecuado.

Durante su primera entrevista a Radio Vaticano, el Papa se dirigió a los jóvenes con una ofensiva carismática. "Hay el prejuicio de que el ser cristiano tiene que ver con prohibiciones y mandamientos, con leyes que hay que respetar, pero en eso, ser cristiano es algo hermoso", dijo.

Benedicto XVI saluda a miles de peregrinos a su llegada.Imagen: AP

Diálogo con los judíos

Uno de los puntos culminantes de su visita será la visita a la sinagoga de Colonia. Nuevamente, Ratzinger será comparado con su predecesor. El gran polaco fue el primer Papa de la historia que entró en un templo judío. También fue el primero que se arrodilló ante el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén para orar por las víctimas judías de la persecución nazi. Pero el papel que espera al elegido a la Silla de Pedro no es cosa fácil. Benedicto XVI es el primer Papa alemán en una sinagoga en Alemania, el país del Holocausto. La visita papal al templo judío tiene además como precedente una disputa reciente entre el Vaticano e Israel, por las declaraciones de Benedicto XVI en torno al terrorismo. El Papa ennumeró y condenó recientes ataques terroristas, pero no mencionó los ocurridos en Israel.

Una visita difícil

Alemania en todo caso, la tierra de Lutero y la reforma, es considerada por el Vaticano como un hueso duro de roer, un país de incrédulos. Y con razón. En pocos países del mundo se ha producido un distanciamiento tan profundo entre la población y la Iglesia católica como en Alemania. Los jóvenes alemanes no toman con la seriedad que quisiera el Vaticano los preceptos de castidad y de abstinencia. Muestra de ello es la broma de un popular presentador de televisión, quien dijo que cómo era posible "que los frustrados de Roma decidieran lo que sucede en los dormitorios alemanes". Durante la Jornada Mundial de la Juventud en Roma, en el 2000, fueron encontrados condones abandonados por los jóvenes participantes. El Vaticano y entre otras figuras, el entonces cardenal Ratzinger, reaccionaron con indignación.

El nuevo Papa toma el desafío de Colonia con tranquilidad. No es un reto fácil, que precisamente su primer viaje al extranjero sea para reunirse con los jóvenes, y precisamente en su natal Alemania. "Nunca me hubiera atrevido a organizar cosa semejante, pero si el querido Dios así lo dispone, uno puede alegrarse", ha dicho sobre su visita a su patria.

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