¿Utilizar una aplicación como guía en un campo de concentración? La idea del nieto de un prisionero ya fallecido es llevada a la práctica en Bergen-Belsen. DW entrevistó a Stephanie Billib, directora del proyecto.
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Deutsche Welle: Un memorial es un lugar de recuerdo, recogimiento y silencio. ¿No es una contradicción darles a los visitantes una tableta con una animación 3D del antiguo campo de concentración?
Al principio también tuvimos reparos, a pesar de que la idea proviene del nieto de un prisionero ya fallecido: al holandés Paul Verschure le llamó la atención durante una visita cuán poco queda de los edificios del campo. Cuando entendimos que no se trataba de una representación como en los videojuegos ni a lo Walt Disney, reflexionamos sobre la idea y la probamos.
¿Cómo reaccionaron las víctimas o sus descendientes?
A representantes de asociaciones de supervivientes les mostramos la representación 3D por primera vez en 2012, en el 60 aniversario del memorial, en forma de instalación de video. Los sobrevivientes quedaron positivamente impresionados. Más escépticos fueron representantes de la segunda generación. Los supervivientes ven en la aplicación una posibilidad de contar la historia del campo de concentración cuando ellos mismos ya no puedan.
¿Sobre qué documentos está basada la aplicación?
El principal documento sobre la estructura del campo es una foto de la Fuerza Aérea Británica, tomada desde un avión que sobrevoló el campo el 13 de septiembre de 1944. Además tenemos fotos del día de la liberación, el 15 de abril de 1945. Actualmente estamos buscando más información, para poder mostrar eventualmente cómo se veía el campo antes de esas fechas.
¿Existen otras aplicaciones similares?
No de esta forma. Lo que existe en otros memoriales son aplicaciones que funcionan como una guía para visitantes. Nuestra aplicación no prevé una determinada sucesión de imágenes, sino que proporciona simplemente información sobre cada uno de los lugares.
¿Qué ventajas tiene?
Esa fue también una idea de Paul Verschure. Es psicólogo y director de un equipo interdisciplinario de investigadores del cerebro en Barcelona. El enfoque está basado en que se aprende más cuando uno mismo encuentra cosas. Por eso, a los visitantes de Bergen-Belsen les recomendamos explícitamente que recorran las instalaciones sin guía y se muevan autónomamente. No hay sendas con carteles. Si alguien quiere saber algo, puede consultar la información en la aplicación.
¿Tiene la impresión de que funciona?
Sin ninguna duda, sobre todo cuando vienen grupos de escolares. La aplicación contiene un componente previsto para que dos o tres escolares descubran juntos el memorial. Luego de aproximadamente una hora deben presentar al resto del grupo un objeto o un documento que los haya impresionado particularmente. El efecto es que los escolares no se limitan a realizar la tarea como un automatismo, sino que reflexionan y desarrollan ideas propias acerca de lo que sucedió aquí. Los responsables de grupos informan que siempre funciona muy bien.
Stephanie Billib es portavoz de prensa del Memorial Bergen-Belsen y directora del proyecto digital de la institución.
Auschwitz: "La muerte no tiene la última palabra"
Estos artistas lucharon por su supervivencia en campos de concentración. En la exposición "La muerte no tiene la última palabra" ("Der Tod hat nicht das letzte Wort"), en el Parlamento alemán, se pueden ver sus trabajos.
Imagen: Staatliches Museum Auschwitz-Birkenau in Oœwiêcim
Los artistas olvidados
Durante el régimen nazi, muchos artistas fueron perseguidos. Pero pocos conocen a los artistas que siguieron produciendo obras en los campos de concentración. El pintor Waldemar Nowakowski, en la foto, fue uno de ellos. La exposición "Der Tod hat nicht das letzte Wort" (“La muerte no tiene la última palabra”) se puede ver desde el 27 de enero en el Parlamento Alemán.
Imagen: Staatliches Museum Auschwitz-Birkenau in Oœwiêcim
Los horrores de Theresienstadt
El autor, curador e historiador del arte Jürgen Kaumkötter se dedicó durante más de 15 años a investigar las obras de arte de artistas perseguidos, desde 1933 hasta 1945. No solo tuvo en cuenta las obras creadas durante esa época, sino también aquellas que la tematizan hasta hoy. Leo Haas es autor de este aguafuerte sobre el campo de concentración de Theresienstadt (1947).
Imagen: Bürgerstiftung für verfolgte Künste – Else-Lasker-Schüler- Zentrum – Kunstsammlung Gerhard Schneider
Pintar en el “Museo del campo de concentración”
Se sabe que los artistas de Theresienstadt pintaban, pero también en Auschwitz había un “Museo”. Allí había materiales como lápices, papeles y pinceles a disposición de los creadores para que estos llevaran a cabo obras para las SS. Del campo de concentración de Auschwitz II, sin embargo, apenas se conocen algunas obras. En la foto: Autorretrato de Marian Ruzamski (1943-1944).
Imagen: Staatliches Museum Auschwitz-Birkenau in Oœwiêcim
Imágenes de la nostalgia
Este retrato pertenece a Jan Markiel (1944) y fue hecho sin materiales “oficiales” de Auschwitz I. Representa a la hija de un panadero de las cercanías de Jawiszowice, que había ayudado a los prisioneros dándoles pan y enviando sus cartas. El color proviene de trozos de pigmento arrancado a las paredes, y un trozo de lino de los colchones hizo de lienzo.
Imagen: Staatliches Museum Auschwitz-Birkenau in Oœwiêcim
Testigo de los hornos crematorios
Yehuda Bacon (dcha.) llegó a Theresienstadt en 1942, a los 13 años, y en diciembre fue trasladado a Auschwitz-Birkenau. Allí trabajó como mensajero y se le permitía calentarse en invierno acercándose a los hornos de los crematorios. Lo que vio allí no solo lo contó durante el famoso Juicio de Fráncfort, sino también en los dibujos que realizó luego de finalizada la II Guerra.
Imagen: Bürgerstiftung für verfolgte Künste – Else- Lasker-Schüler-Zentrum – Kunstsammlung Gerhard Schneider
La segunda generación
Michel Kichka es uno de los historietistas más renombrados de Israel: “Segunda generación: lo que nunca le dije a mi padre” es una novela gráfica sobre la infancia de Kichka y su padre, un sobreviviente de Auschwitz. El trauma del padre se transfirió al hijo. Cuando Michel Kichka solo pudo vencer sus pesadillas reflexionando, no sin cierto humor negro, sobre los horrores vividos por su progenitor.
Imagen: Egmont Graphic Novel
Metáfora de la Shoa
También los hijos de la artista israelí Sigalit Landau son sobrevivientes del Holocausto, y su profesor de dibujo fue el también sobreviviente Yehuda Bacon, que trabaja hasta hoy como docente de arte en Israel. Sus trabajos están llenos de alusiones metafóricas al Holocausto, como en estos zapatos, que se pueden ver en la exposición en el Parlamento alemán.
Imagen: Sigalit Landau
"La muerte no tiene la última palabra"
Sigalit Landau recolectó 100 pares de zapatos en Israel y los arrojó al Mar Muerto. El mar los cubrió con capas de sal, y ahora son símbolos de la vida que vence a la muerte. Su deseo era que se expusieran en Berlín como símbolo de la esperanza que vence a la desesperación. La exposición “La muerte no tiene la última palabra” se puede ver hasta el 27 de febrero en el Parlamento Alemán, en Berlín.