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Sociedad

Bergoglio en la mira de víctimas de abusos sexuales

27 de febrero de 2019

Víctimas de abusos sexuales cometidos por jerarcas de la Iglesia católica piden que el Papa coopere con las autoridades de su Argentina natal para que éstas determinen si él encubrió a Grassi, a Corradi y a Zanchetta.

Vatikan-Missbrauchskonferenz Papst Franziskus
Imagen: REUTERS

La cumbre celebrada en el Vaticano del 22 al 24 de febrero de 2019, para analizar la recurrencia con que los menores y los adultos vulnerables son objeto de violencia sexual en congregaciones católicas de todo el mundo, no satisfizo las expectativas de las asociaciones que representan a las víctimas. Describiendo las conclusiones del encuentro en Roma como “una bofetada” a quienes han sido objeto de esos desmanes, la organización Poniendo Fin a los Abusos del Clero (ECA, por sus siglas en inglés) presentó una contrapropuesta para dificultar la comisión de este tipo de delitos e impedir que los crímenes consumados continúen quedando impunes.

El propio Jorge Mario Bergoglio, jefe del Estado vaticano, está en la mira de ECA.

Ese grupo, que cuenta con activistas en más de noventa países, le exigió al papa Francisco que entregara todos los documentos alusivos a su gestión como arzobispo de Buenos Aires (1998-2013) y cooperara con las autoridades civiles de su Argentina natal para que éstas determinaran si él encubrió al sacerdote Julio César Grassi, creador de la Fundación Felices los Niños y convicto por abusar sexualmente de menores; al cura Nicola Corradi, acusado de violar a niños sordos en el Instituto Próvolo de Mendoza; y al obispo Gustavo Zanchetta, quien fue nombrado asesor de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica por Bergoglio.

Aunque el Vaticano investiga las imputaciones de abuso sexual hechas contra Zanchetta –quien fue titular de la diócesis argentina de Orán hasta 2017 y luego se mudó a España–, ECA y otras organizaciones critican la parsimonia con la que la Santa Sede reacciona a las numerosas denuncias. “Después de la cumbre en Roma, nosotros hicimos nuestros propios planteamientos para refutar las medidas con las cuales el Vaticano dice querer prevenir y castigar el abuso sexual de menores y adultos vulnerables”, comenta Carlos Lombardi, abogado de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina, en entrevista con DW.

Carlos Lombardi: “Bergoglio es un demagogo. Bergoglio es el protector de Grassi; él no lo ha expulsado de la Iglesia, a pesar de que Grassi ya está preso”.Imagen: AP

Estrategias divergentes 

“Nosotros no le hacemos exhortaciones a la Santa Sede como lo hacen ECA y SNAP (Survivors Network of those Abused by Priests) porque ese es un método de acción tibio, sin perspectivas de éxito. Nosotros instamos directamente a todas las víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia Católica alrededor del mundo a que les exijan a sus representantes políticos activar mecanismos judiciales contra el Vaticano”, acota el consejero legal de la asociación argentina que defiende los intereses de más de cien personas. Los portavoces de ECA seguían en Roma cuando declinaron la invitación a compartir sus opiniones con DW.

“La Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina les pide a las víctimas de todo el mundo que presionen a sus respectivos Gobiernos para que el Vaticano sea declarado Estado genocida. Dada la pasmosa cantidad de vidas destruidas por el sistema operado desde las más altas esferas de la Santa Sede, nosotros consideramos que ese calificativo está ajustado a la realidad. La meta es que el Vaticano se vea obligado a cumplir los convenios internacionales que hoy viola, como la Convención de los Derechos del Niño y la Convención contra la Tortura, por citar dos de ellos”, sostiene Lombardi.

“Al pedirle a Bergoglio que asuma responsabilidad por el caso Grassi, el caso Corradi, el caso Zanchetta u otros, ECA aplica una estrategia errónea. Bergoglio es un demagogo. Bergoglio es el protector de Grassi; él no lo ha expulsado de la Iglesia, a pesar de que Grassi ya está preso”, enfatiza Lombardi. A los ojos de Gerhard Kruip, profesor de Antropología Cristiana y Ética Social en la Universidad de Maguncia, los legítimos resentimientos que muchas víctimas de abusos sexuales albergan contra la Iglesia Católica les impiden ver que su causa es instrumentalizada por los sectores de la curia que se oponen a la agenda reformista de Francisco.

El escándalo en torno a los abusos sexuales cometidos por el sacerdote chileno Fernando Karadima (foto) propició el cambio de postura del papa Francisco.Imagen: Reuters/File Photo/C. Vera

Dilema papal

“Es probable que ni siquiera les importe”, añade el catedrático de Maguncia, recalcando que el dilema del Papa no es de fácil resolución. “Francisco corre el riesgo de que los cambios que él propone generen un cisma en la Iglesia Católica como el que ocurrió tras el Concilio Vaticano II (1962-1965) debido a la oposición del influyente arzobispo francés Marcel Lefebvre. De ahí que Francisco no se atreva a ser tan radical como muchos esperan. Afortunadamente, no todas las víctimas quieren romper con la Iglesia católica ni perjudicar a Francisco. Y es que, si Francisco dimitiera, por ejemplo, nadie sabe quién ocuparía su lugar ni con qué planes”, agrega Kruip.

“La curia es un nido de víboras. Seguramente existe el peligro de que un segmento de ella se aproveche de la solicitud que ECA le ha hecho al Papa para atacarlo. Pero, ¿qué alternativa hay? ¿Callar y no pedirle que asuma su responsabilidad, si es que la tiene?”, increpa el historiador Antonio Sáez Arance desde Colonia. El investigador especializado en el rol de la Iglesia en América Latina asegura que, si bien las víctimas de abusos cometidos por curas y sacerdotes en Chile están conscientes de los obstáculos con que se topa Bergoglio –“algunas de ellas hasta se han reunido con él”, advierte–, ellas no dejan de criticarlo cuando cabe hacerlo.

“Los abusos sexuales en los que incurrió el sacerdote chileno Fernando Karadima y el escándalo que estalló cuando se supo que el obispo Juan Barros lo había encubierto fueron factores decisivos para que el Papa cambiara su postura de cara al tema de la violencia sexual en la Iglesia Católica. Pero el caso chileno también deja entrever los límites de ese golpe de timón en el Vaticano. En Chile, la Iglesia está desprestigiada como nunca antes en toda su historia. Y, en lo que concierne al resto de Latinoamérica, está claro que, o la Iglesia Católica cambia para bien, o terminará viendo cómo las iglesias pentecostales le arrebatan sus fieles”, alerta Sáez Arance.

(cp)

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