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Berlín: negocio en la red

4 de octubre de 2011

Berlín dejó de estar en último lugar en materia de nuevas y jóvenes empresas de Internet y compite ahora con Londres y Madrid. Un ramo en auge.

Youtube también empezó como simple "startup". Hurley y Chen, sus fundadores son ahora millonarios.
Youtube también empezó como simple "startup". Hurley y Chen, sus fundadores, son ahora millonarios.Imagen: AP

El distrito “Mitte” de Berlín, ubicado en el centro mismo de la capital alemana, es una de las zonas más de moda de la ciudad. En las vidrieras se expone la ropa de última tendencia, los cafés están repletos y tanto turistas como berlineses disfrutan la atmósfera creativa que se respira en la metrópoli germana. Es este ambiente particular el que atrajo también a creativos del ramo de Internet, que convirtieron a Berlín en el hotspot, el “punto caliente”, es decir, el mejor lugar Europa para fundar una compañía emergente.

Benjamin Esser, fundador de "Urbanara".Imagen: Zoe Glazebrook

Uno de ellos es Benjamin Esser, que se instaló con su aún joven empresa “Urbanara” en la famosa calle Rosenthaler, en pleno Berlín-Mitte. El concepto de Esser consiste en la venta por medio de Internet de tejidos de alta calidad, así como accesorios para el hogar. El joven empresario, hijo de una boliviana y un alemán, está en línea desde hace cinco meses con sus productos y mira optimista hacia el futuro.

Berlín no tiene que temerle a nadie

“Creo que Berlín es hoy por hoy el centro del comercio electrónico en Europa”, afirma Esser muy seguro de sí mismo. El berlinés está encantado con la creatividad de la ciudad, los costos relativamente bajos y la cercanía a los inversores, que también están descubriendo la capital alemana desde hace un tiempo. Berlín se encuentra ahora al nivel de Londres, Múnich, Barcelona o Madrid y ofrece, según Esser, todo lo que él necesita: gente creativa y gráficos que saben manejar la técnica. “Por el momento esta ciudad me resulta muy divertida”, afirma.

Zuckerberg y De Wolfe, fundadores de Facebook y MySpace respectivamente.Imagen: AP/DW

Y para Benjamin Esser la diversión también forma parte del trabajo. El joven empresario ya recorrió gran parte del mundo y trabajó por último en una compañía emergente en Shangai. El concepto de aquella empresa, de venta de muebles vía Internet, le pareció tan prometedor que decidió adaptarlo al público alemán: Esser vende ahora cobertores de cachemira, ropa de cama de lino y almohadas de seda. Sus oficinas se encuentran en un amplio apartamento antiguo sobre la calle Rosenthaler por la cual pagaría en Múnich el doble y en Londres incluso el cuádruple de alquiler, según el hombre de negocios.

Quien no arriesga, no gana

En los antiguos cuartos de estar y dormitorios se encuentran ahora escritorios, de aspecto provisorio, en los cuales trabajan jóvenes en sus computadoras portátiles. Esser recibe solicitudes de trabajo del mundo entero, Barcelona, Zúrich, incluso Sudáfrica o Sudamérica. “Muchos comparan, con razón, a Berlín con Londres en los años ochenta o Nueva York en los setentas”, dice. La gente no se quiere perder esta atmósfera y sueña con vivir este período de ebullición de la ciudad.

Esser subalquiló dos habitaciones a otra compañía emergente o startup, como se les llama también, que trabaja a su vez por Internet. Eso sí, sólo hace contratos que duren un mes, porque nunca se sabe cuán rápido puede crecer una empresa. Pero ésta es una característica propia del mundo de las startup – quien busque seguridad y estabilidad, tiene que cambiar de ramo.

Anna Ott trabaja para I-Potentials en Berlín.Imagen: Swetlana Gasetski

Anna Ott comparte la opinión de Benjamin Esser. Ott trabaja para la agencia berlinesa de personal I-Potentials, que se especializó en jóvenes empresas de Internet. Ott incluso describe a Berlín como la versión europea del famoso Silicon Valley californiano, ya que la escena se desarrolla vertiginosamente y justamente las etapas iniciales son siempre las más emocionantes.

Ott relata que muchas veces le sucede que una empresa busca personal, pero no quiere decir para qué. “Es siempre muy conspirativo todo”, cuenta Anna Ott, “uno se siente casi como en el mercado negro.” Recién después de que los candidatos firmaron un acuerdo sobre el mantenimiento del secreto, se enteran de qué tipo de empresa se trata.

Creando ideas propias, en lugar de copiar las ajenas

El trabajo con el laptop promete independencia y libertad...Imagen: Fotolia/ArTo

En el pasado, la mayoría de fundadores de empresas eran lo que se conoce como “copy cats”. Es decir, se intentaba copiar un proyecto de Internet relativamente exitoso en EE.UU., para comercializarlo en Alemania bajo un nuevo nombre y venderlo rápidamente. Ahora las startups presentes en Berlín llaman la atención por tener ideas propias e innovadoras. Los ejemplos más famosos son la plataforma musical “Soundcloud” o “Wooga”, una empresa que desarrolla juegos en línea para la red social Facebook. Mucho furor causó más recientemente el portal de opinión y ranking “Amen”, en el cual se dice que invirtieron dos millones de dólares la estrella hollywoodense Ashton Kutcher, así como el manager de Madonna, Guy Oseary.

Una inversión de alto riesgo, sin duda. Porque, después de todo, ¿quién puede predecir si una idea tendrá éxito o no? El riesgo es aún mayor si se trata de una idea nueva, para la cual no existía antes ningún mercado. Según la asesora de personal, Anna Ott, de diez compañías emergentes en Internet sobrevive una sola. Sin embargo, a pesar de la incertidumbre, los integrantes del mundillo de las startups en Berlín coinciden en que este auge todavía perdurará mucho rato – incluso dicen que aún no ha alcanzado la cúspide.

Autora: Sabine Klinkartz / Valeria Risi

Editora: Emilia Rojas-Sasse

 

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