Berlín: el arte sale a los balcones en tiempos de COVID-19
13 de abril de 2020
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Con los museos y las galerías cerrados por la pandemia de coronavirus, medio centenar de artistas instalados en Berlín presentan sus obras... en los balcones e invitan al público a "paseo íntimo" para descubrir sus creaciones. "Como nuestra libertad de desplazamiento está restringida, (los balcones) se han convertido en lugares únicos de actuación a diario o de movilización cívica", explica el colectivo de artistas que montó este proyecto en el barrio bohemio de Prenzlauer Berg, en el este de la capital.
Los balcones son "salidas de emergencia para tomar el aire, pasar un momento al sol o fumar" en estos tiempos de confinamiento, explican también las dos curadoras, Övül Durmusoglu y Joanna Warsza, que dieron 48 horas a los artistas para dar vía libre a su imaginación.
En Berlín, donde el confinamiento no es tan estricto como en otras regiones de Alemania, paseantes y curiosos están invitados a levantar la vista para contemplar las obras: aquí una escalera de ramas de árboles, allí fotos en blanco y negro de gente en sus balcones en Atenas o Córdoba.
Una de las instalaciones presenta rollos de papel higiénico que se desprenden de la fachada de un inmueble, ilustrando la precipitación de los alemanes para comprar este producto desde que llegó el nuevo coronavirus a Europa.
La manifestación, realizada "con cero presupuesto, sin inauguraciones y sin masas", quiere ser un "paseo íntimo a la búsqueda de señales de vida y de arte". A partir del lunes por la noche, los artistas guardarán sus obras allí donde tienen la costumbre de trabajar, generalmente apartados del mundanal ruido. (AFP)
Cuarentena global: la vida en los balcones
Los toques de queda en muchas partes del mundo debidos a la pandemia del coronavirus han reanimado la vida en los balcones. En algunos casos con efectos bastante curiosos.
Imagen: picture-alliance/PIXSELL/N. Pavletic
¿Sala de concierto? Innecesario
Davor Krmpotic no tiene que tocar en una sala de concierto para llegar a miles de personas con su saxofón. Desde su balcón su música resuena sobre la ciudad portuaria croata de Rijeka con sus casi 130.000 habitantes. Su saxofón suena todos los días. Solo los ignorantes desearían que Krmpotic tuviese un piso en el sótano.
Imagen: picture-alliance/PIXSELL/N. Pavletic
Balcón simple, música alegre
La música en vivo no solo suena en Rijeka desde el balcón. A los miembros del Orquesta Barroca de Friburgo no les molesta los trastos a su alrededor. Tocando la "Oda a la alegría", de Ludwig van Beethoven, participaron en un "flash mob" de música en toda Alemania. Los conciertos de balcón en Italia sirvieron de modelo.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Seeger
Peligro mortal para los que no tienen un balcón
También en Bélgica, el Gobierno ha pedido a la gente que se quede en casa. ¿Y qué hace la gente que no tiene un balcón y aun así quiere tomar un poco de aire fresco? Siéntate en el alfeizar. Un movimiento equivocado y el virus sería la menor de tus preocupaciones.
Imagen: Reuters/J. Geron
¿El balcón como refugio? Mejor no.
Balcones del crucero "Spectrum of the Seas". El crucero partió de Alemania por primera vez hace un año. Ahora se encuentra en Australia, pero sin pasajeros. Son miembros de la tripulación que ahora disfrutan la vista hacia el puerto de Sydney desde los balcones.
Imagen: Getty Images/C. Spencer
Gran balcón, gran vista
Parece la última escena de una película de Hollywood, pero es una mujer pasando el rato en Katmandú. En la capital de Nepal hay un toque de queda desde hace dos semanas. Pero en lo alto se debería estar a salvo del virus.
Imagen: Imago Images/Zuma/P. Ranabhat
¿Cortar el pelo? ¡Adelante!
En Hula, en el sur del Líbano, un balcón se transforma en una peluquería. Parece ser una solución muy práctica: el pelo cortado simplemente se va con el viento.
Imagen: Reuters/A. Taher
¿Conseguir comida? ¡Ningún problema!
La necesidad es la madre de la invención. Este buen hombre en Marsella no debe salir de su apartamento. Los vecinos han llenado una bolsa con alimentos para él. Ahora la sube con paños anudados.
Imagen: Getty Images/AFP/A.-C. Poujoulat
¿Ejercicios? ¡Claro que sí!
Sebastian Manko es un entrenador personal en Burdeos. Para asegurar que los residentes de esta casa de retiro en la ciudad francesa se mantengan en forma durante la pandemia, Manko ejercita con ellos. Eso sí, desde una distancia segura de ellos, quienes están particularmente en riesgo en la pandemia.
Imagen: Getty Images/AFP/N. Tucat
¿Deportes competitivos? ¡También son posibles!
Hans-Peter Durst es un atleta de alto nivel. Ganó dos medallas de oro en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro. Desde un accidente de tráfico hace 26 años su sentido del equilibrio se ha visto perturbado. Su campo de visión está restringido y su capacidad de reacción es reducida. Pero con el triciclo todo eso no es un problema. Durst sigue entrenándose, en su gran balcón.
Imagen: Getty Images/AFP/I. Fassbender
El tamaño importa
Este balcón en Mónaco ofrece un poco más espacio. Se extiende por dos pisos del Tour Odeón e incluso tiene una piscina con tobogán. Perfecto para pasar una cuarentena. Pero no es un placer barato: el balcón y el piso que lo acompaña cuestan alrededor de 300 millones de euros.
Humor negro en tiempos del coronavirus: mientras otros se tienen que quedar en sus cuartos, en Fráncfort del Óder un esqueleto tiene el balcón para sí solo.