Berlín, Bogotá y Ciudad de México, entre las más sostenibles
15 de junio de 2022
Oslo es la ciudad más sostenible del mundo, seguida de Estocolmo, Copenhague y Berlín, según índice de la consultora neerlandesa Arcadis, que sitúa a Bogotá (78) y Ciudad de México (79) cómo primeras en América Latina.
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La firma clasifica 100 grandes ciudades en función de tres ejes de sostenibilidad relativos a las cuestiones medioambientales, sociales y económicas, criterios en los que Oslo se sitúa en primera, decimoséptima y trigésimo novena posición, respectivamente.
La categoría "Planeta" tiene en cuenta aspectos como la calidad del aire, espacios verdes o gestión de residuos, así como políticas públicas, consumo energético o las emisiones de CO2 y las inversiones en la transición energética.
Sanidad, educación, desigualdad de ingresos
El eje social (Personas) se fija en ámbitos como la sanidad, la educación o la criminalidad, la desigualdad de ingresos o el equilibrio entre vida profesional y personal, mientras que el epígrafe de económico (Beneficio) aprecia conceptos como la asequibilidad, la infraestructura para el transporte comercial, la facilidad para emprender negocios o encontrar trabajo o la conectividad.
Si Oslo lidera la clasificación de medioambiente, Glasgow (Reino Unido) se coloca como la gran ciudad mejor situada en la social y Seattle (EEUU) en el epígrafe económico.
"La prosperidad se identifica comúnmente con productividad económica, pero ahora podemos ver que, para asegurar la verdadera prosperidad, las ciudades deben perseguir la sostenibilidad", indican los autores del informe.
En Europa prima el medioambiente, en EE.UU. el dinero
Europa, y los países escandinavos en particular, destacan en el pilar medioambiental y social, mientras que Estados Unidos domina el de cuestiones económicas.
Madrid aparece en el puesto 28, como la primera ciudad española y la decimoséptima europea, situada entre Amberes y Filadelfia. La capital española destaca en el aspecto social (9) por delante del medioambiental (38) o el económico (48).
Barcelona se sitúa en la 49ª posición del ranking general y como 27ª ciudad de Europa, entre Denver y Macao y con primacía en el ámbito medioambiental (17) sobre lo social (45) o lo comercial (57).
Bogotá, "la única ciudad de un país en desarrollo en el top 40"
La capital de Colombia aparece en el puesto 78, como primera gran ciudad latinoamericana del ranking, alcanzando el puesto 20 en aspectos medioambientales, categoría muy destacada respecto a lo social (82) y económico (82).
"Bogotá es un ciudad que lucha por la prosperidad en términos de Personas y Beneficio, pero es un faro de la luz en su entorno de actuación. Es la única ciudad en desarrollo para aparecer en el 'top 40' del índice, ubicándose en un vigésimo lugar excepcional", señala el informe.
La ciudad de México aparece en la 79ª posición de la clasificación de Arcadis, como segunda urbe de Latinoamérica y con mejor puntuación medioambiental (53) que social (83) o económica (77).
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Santiago, Lima y Buenos Aires
Le sigue Santiago de Chile, en el puesto 80 (con un ranking de 80 en medioambiente, 78 en los aspectos sociales y 76 en los económico) y a continuación se sitúan Lima (en la 81ª posición general con 49 en medioambiente, 81 en negocios, y 91 en temas sociales) y Buenos Aires (82 en la general, 62 en medioambiente y 84 en social y negocios).
En la clasificación de 100 grandes ciudades figuran también la brasileñas Sao Paulo (84 en el índice conjunto, 44 en medioambiente, 78 en negocios y 94 en lo social) y Río de Janeiro (87 en el índice general, con 48 en medioambiente, 83 dinero y 96 social).
jov (efe, arcadis.com, dailytelegraph)
Reserva Thomas van der Hammen: la lucha por el último relicto de naturaleza en Bogotá
Para unos está claro: la "Van der Hammen" es intocable. Otros apoyan la construcción de vías contra los atascos en el norte de la ciudad. Un paraíso con pronóstico reservado. ¿Sobrevivirá a los intereses encontrados?
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Un paraíso en disputa
Este lugar paradisiaco en los Andes colombianos pertenece a la llamada “Reserva Thomas van der Hammen”, el último reducto de bosques y humedales situado en el norte de la capital de Colombia. No obstante, se encuentra en el centro de una disputa jurídica y política desde hace 18 años; unos a favor de su reforestación y conservación, mientras otros apuestan por la urbanización. ¿Quién se impondrá?
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Bogotá, una ciudad que arrasa...
Bogotá es la 3ª capital más alta del mundo, pero a pesar de estar a 2.6301 metros de altura, sus 10 millones de habitantes respiran un aire cada vez más contaminado. Los bosques de los "Cerros Orientales" y la última reserva natural producen el oxígeno para su población, además de brindar espacios de recreo. Desde el Cerro Majuy se ve cómo el concreto acorrala la naturaleza, metro tras metro.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Un bosque convertido en colcha de retazos
A pesar de que la reserva Van der Hammen es un “área protegida”, las autoridades no han garantizado su total integridad. Este territorio ha sido violentado por constructores y, en parte, usado como vertedero. Su completa restauración implicaría el derribo de edificios y fábricas, con la consecuente indemnización de los propietarios. ¿Quién está dispuesto a pagar por aire puro?
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Naturaleza: un bien común
Fuertes intereses económicos colisionan aquí: los territorios de la Reserva Van der Hammen están en medio de una zona de gran interés de expansión urbana. Los bogotanos asfixiados por las emisiones del tráfico urbano y las fábricas piden conservar el último pulmón verde de su ciudad como una zona de beneficio común. Algunos niños ven aquí, por primera vez, aves silvestres, a menudo migratorias.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Árboles marginados en una selva de cemento
Los Cerros Orientales recorren la ciudad de sur a norte. “A la gente se le olvidó que hay robles y cedros, que eran sagrados para los indígenas, pero desaparecieron de nuestra historia cultural”, dice Wilson Ramírez, reforestador del Instituto Humboldt. Las montañas son para muchos en Bogotá como una película que ven todos los días desde la lejanía, pero cuyos escenarios les parecen inaccesibles.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
El "Humboldt" colombo-holandés
Thomas van der Hammen (1924-2010) fue un geólogo, botánico, micólogo, paleontólogo y arqueólogo colombo-neerlandés que dedicó su vida a estudiar los ecosistemas de los páramos andinos que surten con agua a Bogotá. En su honor, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) declaró en 2011 dicha zona como Reserva Forestal y la llamó Thomas van der Hammen.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Ecosistemas por ¿autopistas?
A pesar de que urge garantizar la conexión de los ecosistemas, el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, planea cruzar la reserva Thomas Van der Hammen con cuatro autopistas y construir 350.000 casas, al tiempo que promete “agrandar el área protegida”. Así lo presentó en la pasada Cumbre Global de Acciones para el Cambio Climático en San Francisco, dentro de la iniciativa "Cities4Forests".
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
La propuesta de la Alcaldía: "agrandar, y quitar"
La reserva se ha convertido en un "obstáculo" para la movilidad del tráfico, según la administración, y plantea “una reserva más grande y mejor conectada, que recupera humedales y bosques, donde todos puedan disfrutar de la naturaleza”. La idea es "incrementar el área ambiental de 634 hectáreas a 1.104 y el área total de 1.396 a 1.710." Pero también "sustraer" 104 hectáreas para unas 10 vías.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Ciudadanía vigilante
Los planes de la administración son rechazados por muchos, y alabados por otros. “La capital de Colombia se juega la pérdida del 70% del suelo protegido del norte de Bogotá”, advierte Patricia Bohórquez, de la ONG Red de Humedales. El Partido Verde, por su parte, cree que el gobierno de la ciudad “quiere hacer desaparecer casi la ruralidad del norte de Bogotá”. Otros exigen una consulta popular.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Propietarios: entre esperanza y temor
Algunos dueños de predios coinciden con el alcalde que ha dicho que la Van der Hammen "no existe”, que “está solo en el papel” o que es un “potrero” que impide la infraestructura. Otros apuntan a que “construir un gran parque natural es utópico, porque los predios son privados”. Pero el alcalde también asegura que su oficina ya tiene un buen monto de dinero para adquirir los terrenos.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Futuro incierto
Después de que un tribunal aprobara el plan urbanizador de la alcaldía, tras una interpelación, este revocó la decisión y entregó la última palabra sobre el destino de la Reserva Thomas Van der Hammen a la Corporación Autónoma de Cundinamarca (CAR), un ente gubernamental que decidirá, basada en estudios, a mediados de marzo de 2019. “La naturaleza está de fiesta”, apuntó entonces un ecologista.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
"Reserva estratégica", ¿digna de restaurarse?
El pulso que libran los bogotanos entre naturaleza y tráfico obliga a una difícil armonización de derechos comunes e individuales, así lo pide la Constitución. El Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt de Colombia celebra que la Alcaldía haya abierto el debate sobre esta reserva “en estado de degradación”, y poder así “garantizar su viabilidad ambiental".
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
187 y más razones para proteger la Reserva Van der Hammen
Para las ONG Cerros de Bogotá y Humedales de Bogotá, hay razones de sobra para la preservación la Reserva Van der Hammen: 187 especies de aves y 514 de flora, así como 5 ríos, el Bosque de Las Mercedes, último relicto de la Sabana y mariposas por describir. Guías ofrecen caminatas en las que los visitantes no salen del asombro por la belleza de sus paisajes, pero también por el riesgo que corren.