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Berlín: ¿qué hacer para que no se agote el agua?

Jennifer Collins
18 de septiembre de 2018

El cambio climático y el aumento de la población hacen que la capital alemana, Berlín, se replantee su plan de gestión del agua. Un 2018 excepcionalmente caluroso y seco ha hecho que el asunto sea aún más urgente.

Un barco atravesando el río Spree en el corazón de Berlín. Al fondo se ve la torre de televisión.
Imagen: Imago/Rolf Zöllner

Jens Feddern alza un vaso de pie largo con agua mineral en la central de abastecimiento de aguas de Wuhlheide, al este de Berlín. Huele el líquido y toma un sorbo. El agua de esta parte de la ciudad tiene un carácter distintivo: burbujeante y fresco. En otros distritos, tiene un sabor a tierra. Jens Feddern es algo así como el mejor sumiller de agua de Berlín.

El ingeniero trabaja para la empresa abastecedora de agua de la capital alemana, Berliner Wasserbetriebe (BWB), desde 1987, y en la actualidad es director de la sección de suministro. El agua de Wuhlheide se bombea desde una profundidad de 40 metros. Berlín tiene en total nueve centrales hidráulicas como esta.

BWB suministra diariamente alrededor de 550.000 metros cúbicos (el equivalente a 220 piscinas olímpicas) de agua a unos 3,7 millones de berlineses. En los días calurosos de verano, el consumo se duplica fácilmente ya que los habitantes de la ciudad emplean más agua para ducharse y regar las plantas.

Normalmente, estos períodos inusualmente cálidos y secos suelen ser lo suficientemente cortos como para que los pozos sólo tengan que funcionar a gran capacidad durante cuatro o cinco días. Pero en 2018 la situación ha sido diferente. Las precipitaciones han sido escasas desde febrero y las temperaturas han sobrepasado la media habitual desde abril en la capital germana.

Antiguas bombas en la central de Wuhlheide, construida entre 1911 y 1916. Todavía está en funcionamiento y es un edificio protegido.Imagen: DW/Jennifer Collins

"El sistema que tenemos nunca ha experimentado algo parecido y no está hecho para tal situación”, señala Feddern a DW. En el pasado, el servicio de agua era un "velocista” durante unos pocos días calurosos al año. Ahora tiene que ser un "corredor de fondo” y mantener el ritmo durante más tiempo.

Por el momento, la empresa de servicios públicos ha mantenido su resistencia, que, principalmente, se debe a las inversiones en la red de suministro, a una gestión cuidadosa y a un personal experimentado, según Feddern. Pero "también se debe en parte a la suerte”, añade.

Suerte de que no se hayan roto las tuberías o que los pozos hayan soportado las semanas de presión, así como que no haya habido escasez de electricidad. Pero si los veranos largos y calurosos se hacen más habituales, ¿podrá la infraestructura de la ciudad mantener el ritmo?

Veranos más secos, calurosos y largos

Al oeste de Berlín, Jörg Riemann se sienta en una oficina espaciosa y luminosa y sigue el tiempo desde su ordenador. Anteriormente, sequías como ésta hubieran llevado a la muerte por inanición, pero la industrialización ha atenuado esos efectos, según explica, recordando la última vez que una sequía de verano tuvo un impacto directo en Alemania. Fue en 1976.

"En la antigua República Democrática Alemana se acababan las bebidas”, dice el meteorólogo jefe de Wettermanufaktur, una empresa que ofrece pronósticos para ayudar a las ciudades a prepararse para la nieve, el hielo, la sequía o cualquier otra condición meteorológica extrema.

Los conceptos de adaptación parecen urgentemente necesarios. El período entre abril y agosto de 2018 pasará a la historia como el más soleado, seco y cálido desde que se iniciaron los registros en la estación meteorológica de Potsdam en 1893. Según Wettermanufaktur, la combinación de factores que se han dado es muy rara y solo ocurre cada 200 a 400 años.

Los efectos de este verano largo, caluroso y seco son visibles en los ríos y lagos de Alemania.Imagen: picture-alliance/A. Franke

Desde principios de la primavera, Alemania ha estado bajo la influencia de un "patrón de tiempo seco hacia el este”, que se caracteriza por la aridez, independientemente de la temperatura. Por ahora, no se vislumbra un final, según Riemann, y añade que los últimos años han mostrado una "tendencia a los extremos” como estos.

La conexión con el clima

¿Es el cambio climático el culpable? En primer lugar, es el clima, según Riemann. Los investigadores no pueden llegar a conclusiones basadas en un solo año, sino que tienen que observar las tendencias a largo plazo durante décadas. Sin embargo, estudios recientes han relacionado la sequía europea con el calentamiento global.

Una cosa es segura: la combinación de este año de horas récord de sol y la evaporación resultante, junto con la falta de precipitaciones y las altas temperaturas durante un largo período de tiempo, han causado condiciones inusualmente secas en el suelo y un descenso significativo en el nivel de agua subterránea.

"Nos encontramos significativamente por debajo del nivel que deberíamos tener”, afirma Feddern. Una lluvia constante ayudaría.

A pesar de todo, Berlín no está en peligro de quedarse sin agua porque dos tercios de su suministro provienen de un "sistema de filtración ribereña”, en el que el agua se filtra a través del suelo de varios ríos y lagos de la ciudad.

En un verano extraordinariamente caluroso y seco, cuando los ríos tienen menos caudal, Berlín tiene la posibilidad de represar el agua a través de varios embalses. Esto aumenta artificialmente el volumen de agua, dando así un impulso a los niveles de agua subterránea.

Jörg Riemann ha notado una creciente tendencia hacia los extremos en el clima de AlemaniaImagen: Wettermanufaktur

No obstante, si bien esto puede parecer bueno para la población de la capital alemana, no lo es para la vida acuática, según Werner Kloas, jefe del Departamento de Ecofisiología y Acuicultura del Instituto Leibniz de Ecología de Agua Dulce y Pesca Interior, de Berlín.

"El problema es que los peces no pueden salir”, explica a DW. "Tenemos demasiados cuerpos de agua controlados o embalsados”, aclara.

El calor disminuye la capacidad del agua para absorber oxígeno. Según Kloas, la vida acuática de la ciudad ya está sufriendo. Asimismo, si se emplean presas, se ralentiza el flujo dificultando aún más el suministro de oxígeno. 

Esto puede dar lugar a la muerte de animales, reduciendo así la biodiversidad en general. Como solución al problema, Kloas sugiere la construcción de los llamados sistemas de transferencia para peces, como, por ejemplo, las escaleras de peces, que permiten la movilidad de los animales a pesar de la retención de agua.

Asegurando el futuro del suministro de agua de Berlín

Según BWB, en muchas de sus centrales acuáticas existe una alta biodiversidad y se toman medidas para proteger a los animales que allí habitan, como las nutrias y las ranas. Jens Feddern afirma que está trabajando con el ayuntamiento de la ciudad en el "Plan Maestro del Agua” para garantizar que los grifos no se agoten en el futuro.

Se prestará especial atención al crecimiento demográfico de la ciudad y a la cuestión de dónde se podrían construir nuevos pozos. Asimismo, están considerando si la red de tuberías de la ciudad es lo suficientemente adaptable para hacer frente al calor extremo o a las lluvias y si se debe aumentar la capacidad de las centrales abastecedoras de agua de Berlín.

BWB también está recolectando y analizando datos. El objetivo es averiguar dónde invertir para poder reaccionar mejor ante situaciones extremas. El verano de 2018 puede haber sido "excepcional”, dice Feddern, pero en los últimos años es evidente que "algo ha cambiado”.

Autor: Jennifer Collins (AR/CP)

 

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