No será como el famoso “Walk of fame” de Los Ángeles, donde se ha inmortalizado en el pavimento a las máximas estrellas de Hollywood. Pero casi. En Berlín se llamará “Boulevard de las estrellas” y los nombres quedarán inscritos en unas especies de elipses, según anunció la arquitecta británica Zaha Hadid, encargada de diseñar este paseo de la fama en pleno corazón de Berlín: el Potsdamer Platz.

De Fritz Lang a Wolfgang Petersen

La idea surgió del círculo de Amigos del Museo Cinematográfico de Berlín, que pretende rendir homenaje a los grandes artistas que han impreso su sello al cine alemán en los últimos cien años: actores, productores y directores tendrán allí su sitial de honor, al igual que estrellas de la televisión.

Ya se han dado a conocer los nombres de los 12 personajes que inaugurarán el “Boulevard de las estrellas”. Entre ellos figuran los de Marlene Dietrich, Hildegard Knef, Hanna Schygulla y Armin Müller Stahl. Los primeros directores homenajeados serán Fritz Lang, Billy Wilder, Rainer Werner Fassbinder y Wolfgang Petersen, quien actualmente triunfa en Hollywood. De acuerdo con lo señalado por el director del Museo Cinematográfico, Hans Helmut Prinzler, cada año se añadirán otras seis personas a la lista.

Un paseo para la Berlinale

La relativa falta de originalidad del proyecto parece tener sin cuidado a los berlineses, a juzgar por la reacción del público. Entusiasta fue la respuesta de los lectores al llamado de un periódico de la capital germana, el Berliner Morgenpost, que pidió enviar propuestas sobre quiénes deberían figurar en la nómina. A juzgar por las cartas publicadas, la mayoría parece optar por actores que no alcanzaron tanta fama mundial, pero llegaron a transformarse en leyenda en el país, como la recientemente fallecida Inge Meisel, conocida sobre todo por sus papeles en películas de televisión.

La pantalla chica, desde luego, tiene igualmente figuras que merecen reconocimiento a lo grande. Por ejemplo, el animador Tomas Gottschalk, un eterno jovencito que ya supera los 10 lustros y sigue cautivando con sus rizos de oro, su vestimenta levemente estrafalaria y su oratoria desenfadada. También su nombre quedará impreso en este paseo de la fama germano, por el que podrán caminar los visitantes de futuras versiones de la Berlinale.