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Berlín tiene que salir al rescate de su cultura

Gero Schließ
4 de septiembre de 2020

La autoproclamada capital mundial de la cultura baja el tono al pensar en modelos para el futuro de la cultura, tan golpeada por el coronavirus. Los políticos carecen de visión y ambición, critica Gero Schließ.

Imagen de la obra "La hija más dura de Alemania", en el Deutsches Theater de Berlín
Imagen de la obra "La hija más dura de Alemania", en el Deutsches Theater de BerlínImagen: Roman Kuskowski

El coronavirus está matando la cultura. Una tragedia que sufre la capital alemana como ninguna otra. Berlín, que se presenta a sí misma como la capital mundial de la cultura. La pandemia está socavando culturalmente a Berlín. El virus ha golpeado con especial fuerza a los clubes de música, la esencia de la marca que Berlín representa en todo el mundo y que atrae a miles y miles de personas, especialmente jóvenes, a la capital alemana cada año.

Pero también los teatros de ópera, las salas de conciertos, los teatros, las galerías y los museos, los innumerables pequeños escenarios y lugares de arte - todo ha quedado de repente vacío, abandonado, extinto. Y lo peor es que todavía se siente así hoy en día.

No hay perspectivas de la política

Y lo que es aún peor: incluso más de medio año después del estallido de la pandemia, la esfera política todavía no ofrece perspectivas sobre cómo el arte y la vida cultural podrían volver a ser viables en esta gran ciudad. Sobre cómo Berlín puede volver a ser lo que era: una Meca para la gente creativa y los artistas, para los amantes del arte, para la comunidad techno y los clubbers de todo el mundo.

Hay que reconocer que entre tanto algo está resurgiendo en la vida cultural. La Deutsche Oper está haciendo sus primeras funciones en su propio aparcamiento, la Filarmónica de Berlín está celebrando la apertura de la temporada con una sala ocupada solo en una cuarta parte, después de una larga pausa. Muchos teatros y museos están reactivando sus programas, así como están reabriendo escenarios más pequeños. Pero todo esto es solo un reflejo de tiempos anteriores, y a veces causa más tristeza que entusiasmo.

Y eso que Berlín cuenta con Klaus Lederer, un diligente secretario de cultura que al comienzo de la pandemia actuó ejemplarmente en Alemania. Fue el primero en lanzar un plan de ayuda temprana por 100 millones de euros para los artistas independientes y pequeñas empresas del sector cultural. Un programa que sigue vigente. Además de otras ayudas, las orquestas, bandas, cines y clubes independientes disponen de 30 millones de euros adicionales hasta noviembre.

No hay un plan para el futuro

Pero las ayudas para sobrevivir a la pandemia no garantizan ni pueden ser el futuro de la cultura. Lo que se echa mucho de menos en Berlín son los modelos a prueba de pandemias y los conceptos marco que le den a la cultura una perspectiva viable. Poco o nada se ha oído sobre esto de los políticos y los gestores culturales, como tampoco del omnipresente director general de música de Berlín, Daniel Barenboim, o de su colega Kirill Petrenko, de la Orquesta Filarmónica de Berlín.

Gero Schließ, de DW

Es difícil de creer que en esta ciudad tan amante de la cultura, el arte esté al final de la lista de prioridades cuando las cosas se ponen difíciles. Pero, ¿qué se supone que hay que hacer cuando los trenes, los aviones y los restaurantes hace tiempo que están "llenos" de nuevo, mientras que las orquestas, los teatros, los clubes, y con ellos miles de artistas, siguen sufriendo bajo severas restricciones que obligan a muchos a abandonar su profesión?

La imaginación, la ambición y la audacia son necesarias, como lo demostró recientemente el Festival de Salzburgo. Aunque todos los grandes festivales se cancelaron, los salzburgueses no se rindieron y diseñaron un sofisticado concepto de higiene. Cualquiera que estuviera presente en Salzburgo no podía escapar de la magia de esta libertad para las artes, ganada con tanto esfuerzo.

En donde hay voluntad, hay fantasía

Ciertamente: las medidas antipandémicas de un festival de un mes no pueden ser transferidos sin más a salas de conciertos o teatros durante todo el año. ¿Pero quién dice que las formas tradicionales de trabajo no pueden ser cambiadas allí también y que la próxima temporada de teatro podría hacerse resistiendo al coronavirus?

Berlín necesita urgentemente un proyecto piloto innovador, un esfuerzo conjunto, de hecho una señal que indique el camino a seguir e inyecte valor hacia el futuro. "En donde la voluntad despierta, ahí ya casi se logrado algo", escribió Hugo von Hofmannsthal, compositor y fundador del festival de Salzburgo.  Es de esperar que la capital alemana se despierte y haga lo propio. En cualquier caso, valdría la pena. Porque una cosa es segura: ¡Berlín, sabemos que lo puedes hacer mejor!

(jov/er)

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