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Cine

Berlinale: "Últimos días en La Habana"

Eva Usi
16 de febrero de 2017

La película del reconocido cineasta Fernando Pérez retrata el día a día en la capital cubana y hace una poética reflexión sobre la vida a través de la relación fraternal entre dos de sus habitantes.

Filmstills Berlinale -Últimos días en la Habana - Últimos días en la Habana | Last Days in Havana  (Bitte Beschränkung beachten)
Imagen: Jaime Prendes

El espectador recorre la capital cubana al lado de uno de los protagonistas. Miguel (Patricio Wood), trabaja lavando platos en un paladar, como se llama a los restaurantes en Cuba. Se le ve inexpresivo caminando entre edificios derruídos de camino a casa. Tiene el anhelo de emigrar a Estados Unidos y parece encapsulado en sí mismo, a la espera de una visa que definirá su futuro. 

Miguel cuida de un amigo de la infancia, Diego (Jorge Martínez), que se encuentra postrado en una cama enfermo de sida. Pese a que sus días están contados, a diferencia de Miguel, a Diego se le ve rebosante de vida.

Después de haber sido estrenada en Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en diciembre pasado en la Habana, la cinta fue exhibida en la sección Berlinale Special, dedicada a propuestas que invitan a la reflexión.

DW: ¿Por qué no estrenó la película en la Berlinale?

Fernando Pérez: Terminé la película en enero de 2016 y se fue postergando su estreno hasta que tuvo su primera exhibición en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en diciembre en la Ciudad de la Habana. Fue bien recibida por el público, y obtuvo dos o tres premios.  Yo siempre pensé que era una película dirigida a un público cubano, pero la reacción anoche en el Cine Internacional me ha dejado un poco más tranquilo. Ese público diverso reaccionó como el público cubano. Es una señal de que la película puede establecer un diálogo fuera de mi país.

El guión es de Abel Rodríguez, ¿por qué le interesó?

Abel no es un guionista profesional, le gusta escribir, trabaja en un banco y no es conocido, pero me buscó para presentarme una historia. Me gustó muchísimo la manera como desarrolló los diálogos y la caracterización de los personajes, pero ésa primera historia no me motivó mucho. Después me trajo otras propuestas de la que salió la historia de Diego y Miguel. Lo que más me motivó fue justamente la unión y diferencia de los dos personajes protagónicos.

Fotograma de "Últimos días en La Habana", de Fernando PérezImagen: Jaime Prendes

El que tiene los días contados se muestra lleno de vida, mientras que su amigo, que tiene la vida frente a sí, parece detenido en su espera.

Diego es un personaje que está postrado en una cama, pero es todo movimiento, quiere libertad, acción, y quiere vivir. Miguel, que si puede moverse, está detenido en su interior y no logra abrirse a la comunicación con los otros. Vive en un mundo cerrado que es todo lo contrario a Diego. Esta confrontación es necesaria para que se mueva el drama. Son dos actitudes ante la vida totalmente diferentes, lo que no impide que se desarrolle una verdadera amistad. 

Pese a la decadencia y precariedad que registra la cámara en las calles, se ve una ciudad tan vital como sus habitantes, ¿es un homenaje a La Habana?

Quiero mucho a mi ciudad. Siempre he dicho que soy cubano, pero profundamente habanero, tal vez porque llevo viviendo 73 años ahí. Mis películas se inspiran en esa Habana diversa. Yo creo que un gran porcentaje de los  habaneros y de los cubanos viven de esa manera, en ese entorno de precariedad, de dificultades para sobrevivir, pero con una característica fundamental: a pesar de que es una situación dura y difícil, el cubano la enfrenta con una actitud positiva y vital.

¿Más que buscar cambiar la situación o huir de ahí, la gente vive el día a día?

Sobrevive, vive el día que le tocó. Sin pensar mucho en el siguiente y yo creo que eso de alguna manera le crea una libertad, un compromiso con la ciudad que es como se mueven los personajes, no están comprometidos con nada que no sea con ellos mismos.  Me atrae mucho esa realidad porque creo que no está en los medios, ni en Cuba ni fuera de la isla. Los medios dan noticias sobre los acontecimientos pero el día a día desaparece, por eso me motiva hacer películas que abordan una parte de mi realidad.

¿Como el taxista que va escuchando a Beethoven y pese a su discapacidad es el más optimista de las personas que han abordado su coche?

Esos contrastes se ven en mi ciudad. Se puede encontrar un taxista que es ingeniero. O un simple obrero que escucha música clásica o que te puede hablar de las novelas de García Márquez. En la Habana cada día te depara una sorpresa por su diversidad y eso va más allá de lo social. Es una cuestión cultural, de identidad y de energía. En la ciudad hay una energía que yo no me logro explicar.

El reconocido cineasta cubano, Fernando PérezImagen: DW/E. Usi

¿Hasta qué punto ese sueño de Miguel de emigrar, es el sueño de muchos cubanos?

Creo que sí, que hay muchos cubanos cuyo sueño es emigrar buscando el estilo de vida americano. Pero lo que más nos interesaba era definir al personaje. Le tiene temor al momento que le llegue la visa y tenga que irse. Por eso una imagen muy definitoria es el gran mapa que tiene en la pared de la cocina, en donde metódicamente se sienta para estudiar inglés. Él se limita a viajar en el mapa a través de tachuelas que desplaza cada vez que escucha una notica negativa sobre alguna ciudad. 

¿Hay temor entre los cubanos de cara a Trump?

Se había avanzado mucho a partir de las posiciones del presidente Obama. La gran mayoría del pueblo cubano había cifrado una perspectiva muy positiva sobre esta posibilidad de diálogo, y que cayera el bloqueo. Que la relación tan cercana entre Estados Unidos y Cuba volviera a la normalidad. Trump todavía no se ha manifestado, pero que pueda obstruir el avance que se había logrado, provoca preocupación. Puede ocurrir cualquier cosa porque Trump es impredecible. Me preocupa una crisis del sistema democrático en Estados Unidos. Porque el partido Republicano y Trump tienen prácticamente todo el poder en sus manos.