Más de 24 horas tardaron los tres jueces en tomar su decisión: es culpable de complicidad en un caso de soborno de un juez de Roma, como se lo había acusado, pero no puede ser sentenciado puesto que el delito prescribió, y en un segundo cargo de corrupción se le absolvió totalmente.

La fiscalía pedía ocho años de prisión para el acusado en un caso por el que en noviembre de 2003 fueron condenados el juez Renato Squilante a ocho años de prisión y el abogado personal y ex ministro de Berlusconi Cesare Previti a cinco años. La fiscalía lo acusaba de corromper al poder judicial de Roma a fines de los años 80 y nuevamente en 1991 para obtener fallos favorables para su compañía Fininvest.

Soborno comprobado

La fiscalía demandó expresamente que no se aceptara la alegación de circunstancias atenuantes puesto que Berlusconi había mentido en sus declaraciones ante la corte. Está comprobado que la empresa Fininvest entregó 434.000 dólares al juez Squilante como soborno para impedir la venta de la sociedad alimentaria pública SME a un empresario rival.

La defensa rechazó las acusaciones y demandó la absolución de su cliente. Berlusconi, siempre mantuvo su inocencia y dijo que había actuado por encargo del entonces primer ministro Bettino Craxi, en interés de la nación.

Cacería de brujas

Ya en declaraciones hechas la víspera al fallo Berlusconi se mostró seguro: “no habrá un dictamen que modifique la actual situación política”, según indicó durante una conferencia de prensa en la que aprovechó para volver a rechazar las acusaciones en su contra.

El jefe de gobierno italiano asevera que el juicio en su contra obedece a una cacería de brujas con motivos políticos.

Berlusconi, es el único primer ministro italiano en funciones que se ha enfrentado a un juicio penal. No es la primera vez que logra salir bien parado de un proceso, pues ha ganado la casi media docena de procesos en su contra durante los últimos años.