Bióloga argentina gana premio Princesa de Asturias
5 de junio de 2019
Sandra Myrna Díaz fue reconocida por su trabajo pionero sobre el cambio climático. Es además miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, la Academia de Ciencias de Francia y la británica Royal Society.
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La argentina Sandra Myrna Díaz y la estadounidense Joanne Chory, especialistas en biología vegetal y estudiosas del impacto de la crisis climática, fueron reconocidas este miércoles (05.06.2019) con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2019.
El trabajo de las investigadoras, desarrollado por separado en sus países respectivos, "las ha situado en la vanguardia de nuevas líneas de investigación con futuras implicaciones destacadas en la lucha contra el cambio climático”, indicó el jurado en un comunicado este miércoles (05.06.2019), cuando anunció las ganadoras.
Díaz, una "referencia científica"
Díaz, de 57 años y graduada en Biología en la Universidad Nacional de Córdoba, fue presentada como una "referencia científica en el área de la ecología”. Especializada en botánica, participó en el desarrollo de un método que permite cuantificar los beneficios de la biodiversidad de las plantas.
Igualmente ha estudiado cómo la biodiversidad permite combatir el cambio climático global, al favorecer las plantas la captura de carbono atmosférico.
En esto, su trabajo enlaza con el de Chory, quien según recordó el jurado ha estado estudiando "el desarrollo de plantas capaces de absorber hasta 20 veces más dióxido de carbono del aire que las normales”.
El proyecto pionero tiene lugar en el Instituto Salk, en La Jolla (California), donde esta científica de 64 años dirige la Harnessing Plant Initiative.
El programa consiste en editar genéticamente esas plantas, de manera que puedan absorber más dióxido de carbono, por lo que según el jurado "se trata de un proyecto de investigación que lucha contra el calentamiento global y, por tanto, el cambio climático”.
Investigadoras acumulan premios y reconocimientos
Antes del anuncio de este miércoles las dos investigadoras ya habían acumulado varios premios. Chory recibió el Premio L'Oreal-Unesco para Mujeres en Ciencia, entre otros; y Díaz, el Konex de Platino en Biología y Ecología, entregado por la fundación homónima argentina, y el Bernardo Houssay, otorgado por el gobierno de su país.
Díaz es además miembro electo de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, la Academia de Ciencias de Francia y la británica Royal Society.
rrr (afp/efe)
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Cambio climático: maravillas que hay que visitar antes que desaparezcan
Desde la Gran Barrera de Coral hasta los majestuosos glaciares, crece el número de turistas que visita lugares que se teme desaparecerán con el cambio climático.
Imagen: picture-alliance/McPhoto/SBA
Tesoro con fecha de caducidad
Dos millones de personas visitan anualmente la Gran Barrera de Coral. Una encuesta realizada en 2016 descubrió que el 69% de ellos quería ver este patrimonio mundial de la Unesco "antes que fuera demasiado tarde". Y no debe sorprendernos. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático dijo que si no se limita el calentamiento global, el 99 por ciento de los corales desaparecerá.
Imagen: picture-alliance/dpa/N. Probst
Por ver a los osos
¿Pero no resulta desastroso volar en avión para visitar estos lugares? Un estudio de 2010 descubrió que los safaris para ver osos polares en Churchill, Canadá, dejan una huella de carbono de 20 megatones. La mayoría de los turistas llega en avión, y si bien el 88% asume que los humanos somos responsables del cambio climático, solo el 69% está de acuerdo en que viajar en avión daña el planeta.
Imagen: picture-alliance/McPhoto/SBA
Arte apocalíptico
Junto con el oso polar, los icebergs esculpidos por el aumento de la temperatura son imágenes icónicas del cambio climático. Deslizarse entre los gigantes que se derriten en un crucero es una experiencia inolvidable por la que los turistas están dispuestos a pagar fuertes sumas. A principios de los 90, solo 5.000 personas visitaban la Antártida cada año. En 2018 fueron 46.000.
Imagen: S. Weniger/M. Marek
Temporada alta
No hay que visitar los polos para ver cómo se derriten los hielos. La nevada cima del Kilimanjaro es una de las postales más impresionantes que se ven en la sabana ecuatorial, donde los negocios relacionados con el turismo generan anualmente 44 millones de euros. Muchos visitantes suben al glaciar Furtwängler, que en el último siglo ha perdido el 85 por ciento de su hielo.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Schnoz
Rey sin corona
El Parque Nacional de los Glaciares tenía más de 100 de esos glaciares en 1910. Ahora hay poco más de dos docenas. Tan dramático es este retroceso que el parque se ha convertido en un centro para la investigación climatológica. Unas 3 millones de personas visitan anualmente la "corona del continente" para observar los últimos restos de una gloria que estuvo cubierta de hielo.
Imagen: Imago Images/Aurora/J. Miller
Paraíso perdido
Las Maldivas son un paraíso turístico. 1.200 islas de coral con playas de arenas blancas que se encuentran apenas a 2,5 metros sobre el nivel de las aguas. En 2017, el presidente decidió construir nuevos aeropuertos y resorts para recibir siete veces más turistas y usar los ingresos en la construcción de nuevas islas y reubicar comunidades. Luego fue expulsado del cargo y acusado de corrupción.
Imagen: Colourbox
Pantanos de agua salada
No solo las islas quedarán sumergidas ante el crecimiento del nivel de los océanos. Humedales como los Everglades de Florida también están desapareciendo. En el último siglo, cerca de la mitad fue drenada para ser utilizada como terreno agrícola. Ahora, el agua salada se está filtrando, haciendo que éste sea el único patrimonio mundial de Estados Unidos que se halla en peligro.
Imagen: Imago/Robertharding/F. Fell
Perturbando la paz
Charles Darwin notó que la fauna única de las Galápagos respondía a generaciones de vida aislada. Hoy, las islas son invadidas y asediadas por los turistas y el cambio climático, que está ocurriendo demasiado rápido, impidiendo que las especies se adapten a estas transformaciones. El calentamiento global ha dejado a criaturas únicas, como la iguana marina, al borde de la desaparición por hambre.