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Biafra, a 50 años de la independencia imposible

Katrin Gänsler
26 de mayo de 2017

Durante años, Biafra fue sinónimo de guerras fratricidas. Tras 50 años en el olvido, la esperanza de la independencia vuelve a renacer en esta región del sur de Nigeria.

Nigeria Biafra | Poster
Imagen: DW/K. Gänsler

Bien sea en etiquetas de cerveza, banderas o carteles, en el sureste de Nigeria el amanecer parece estar presente en todas partes. Simboliza un estado que ya no existe: Biafra. Un estado que se proclamó el 30 de mayo de 1967 y, tras dos años y medio de duros enfrentamientos y la derrota de los separatistas, se convirtió en un tema tabú a partir de 1970.

 

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Cincuenta años más tarde, la independencia vuelve a ser tema de discusión en las calles de la ciudad de Enugu, primera capital de Biafra. Kingsley Okah, politólogo de 27 años, habla apasionado de un estado que ya es historia. Él creció la región de Biafra y aspira a reclamar exactamente ese estado. Como miembro de la etnia igbo, se siente marginado en un país donde conviven 185 millones de personas y 250 grupos étnicos.

Biafra es la solución

Como miembro de una de las etnias más numerosas de Nigeria, Okah arremete contra el actual gobierno de Muhammadu Buhari, musulmán y originario del norte: "En el gobierno actual no hay gente del este", dice. Pero no solo se trata de no estar representado. Este joven cree que la composición del gobierno es una amenaza: "Si quieren asesinar a gente del este, podrían hacerlo sin problema. Tenemos que luchar por nuestros derechos y Biafra es la solución", explica.

Dicha opinión ganó popularidad en los últimos dos años, principalmente entre los más jóvenes. Sobre todo, ahora con motivo del 50 aniversario de la declaración de independencia a manos del gobernador militar Chukwuemeka Odumegwu Ojukwu, que en 1967 declaró la región como estado independiente tras duros enfrentamientos étnicos.

En este renacimiento de Biafra destaca la figura de Nnamdi Kanu, líder del Movimiento Indígena por Biafra (IPOB). Estuvo encarcelado hasta finales de abril acusado de traición y pertenencia a organización criminal. Tras protestas internacionales, quedó en libertad bajo fianza. "La vida sin Biafra no tiene sentido. Hemos probado con Nigeria durante 56 años y no ha cambiado nada. Queremos algo nuevo", explica en entrevista con DW.

Kingsley Okah Imagen: DW/K. Gänsler

Kanu cree que los cristianos del sur no pueden practicar su religión frente a los musulmanes del norte. También considera dramático el desarrollo económico: "Nigeria está gobernada en mayoría por hausas o fulanis del norte y no crean las condiciones adecuadas para el desarrollo económico. La gente de la calle está indignada", afirma.

Lucha sin armas

Esas graves acusaciones contra hausas y fulanis indignan a Said Mu´asu: "A los igbo no se les discrimina en el norte. Ni a nivel local, ni a nivel regional. Incluso en el lugar más alejado conviven pacíficamente en sus pueblos de acogida". Él considera que esas acusaciones de discriminación son rotundamente falsas: "Precisamente, son los igbos los que organizan la economía y están por todas partes. Otros comerciantes de otros grupos se quedaron fuera", explica Said encogiendo los hombros: "Si quieren irse, que se vayan", sentencia.

Seguramente, a Kingsley Okah le gustaría escuchar este tipo de opiniones. En Enugu se emociona cuando habla de Biafra. Pero al final se contiene: "No recurriré a las armas para luchar", promete. En lugar de enfrentamientos como los de los años 60, prefiere una lucha intelectual a través de los medios y la protesta pacífica. Sin embargo, nadie tiene cifras fiables sobre cuántos podrían unirse a la causa. Tampoco existe una hoja de ruta ni las ideas necesarias para llevarla a cabo.

Autora: Katrin Gänsler (JAG/DZC)

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