Los estados bálticos, sobre todo Lituania, consideran a la instalación atómica un peligro medioambiental debido a su cercanía. Para Lukashenko es un momento histórico: "el país se ha convertido en una potencia nuclear".
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El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko inauguró este sábado (07.11.2020) la central eléctrica nuclear de Ostrovéts, la primera del país, pese a las protestas de los Estados bálticos, especialmente de Lituania, que la consideran una amenaza a su seguridad por su cercanía.
"La central nuclear de Ostrovéts es un nuevo paso hacia el futuro, hacia la seguridad energética de Bielorrusia", dijo el mandatario citado por la agencia oficial bielorrusa Belta en la ceremonia, en curso de la cual se aumentó a 400 megavatios la potencia del primero de los dos generadores que tendrá la planta. Lukashenko subrayó que se trata de un "momento histórico", al destacar que "hoy el país se ha convertido en una potencia nuclear".
Agregó que el primer bloque de la planta, generará el 20 por ciento de la electricidad que necesita el país y que "otro tanto o más" producirá el segundo, cuya entrada en servicio está prevista para 2022."La puesta en marcha de la central dará un impulso para la captación de las tecnologías más avanzadas", añadió Lukashenko, quien este viernes señaló que el país necesita una segunda central nuclear para "liberarse de la dependencia de los hidrocarburos".
Protestas de los países vecinos
Según Lukashenko, la central de Ostrovéts es más moderna que las plantas nucleares que existen en otros países y que las dudas que se expresan sobre su seguridad, especialmente desde Lituania, cuya capital Vilna está a solo 40 km de la central, tiene que ver con "la envidia y la competencia". "Estos vecinos tienen un rezago de 10 años en construcción (de centrales nucleares). Vamos por delante, pues que lo reconozcan. Ellos tienen sus logros, los envidiamos, pero no les ponemos palos en las ruedas", dijo.
El presidente lituano, Gitanas Nauseda, declaró el pasado martes que su país nunca se resignará a la amenaza que representa la central de Ostrovéts, que según Vilna ha sido construida sin cumplir la normas internacionales en materia de energía nuclear. "Bielorrusia no atendió a los llamamientos a no crear amenazas a la población de la Unión Europea y a frenar la puesta en marcha de la central", escribió Nauseda en su cuenta de Facebook. Ese mismo día, Lituania interrumpió la importación de energía eléctrica desde Bielorrusia.
La corporación nuclear estatal rusa Rosatom, que construyó la planta, ha rechazado las quejas de Lituania, diciendo que el diseño de la planta cumple con los más altos estándares internacionales, según lo confirmado por la Agencia Internacional de Energía Atómica.
lgc (efe/ap/reuters)
Tras Fukushima, ¿adiós a la energía nuclear?
La catástrofe nuclear de Fukushima ocurrida hace seis años tuvo consecuencias desastrosas para muchas personas, para Japón y para la industria atómica. ¿Sigue teniendo futuro esta tecnología de riesgo o está superada?
Imagen: UN Photo/IAEA/Greg Webb
Más radiactividad que una bomba atómica
En marzo de 2011, tras varios terremotos y un tsunami, se produce fusión del núcleo en tres centrales atómicas y explosiones de hidrógeno en cuatro de ellas. Para muchas personas, esa posibilidad era inimaginable. Tras el accidente, fue liberado Cesio 137 en cantidad 500 veces superior al de la bomba de Hiroshima.
Imagen: picture alliance/dpa/Abc Tv
Enormes costos y daños
Las consecuencias de la catástrofe son inmensas. Según cifras del Gobierno japonés, los costos ascienden a unos 21.5 billones de yenes, es decir, unos 177 mil millones de euros. A ello hay que añadir el sufrimiento humano y los daños que la radiactividad ha causado a otros países.
Imagen: picture-alliance/dpa
El Pacífico seguirá contaminado
Sobre todo están contaminadas las aguas del subsuelo. Una parte se bombea hacia afuera y la otra acaba desembocando en el Pacífico.
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Cáncer de tiroides 20 veces más frecuente
Dentro de la tragedia, Japón tuvo suerte. El viento arrastró la radiactividad en dirección al mar, por lo que, de esta manera, los 50 millones de personas que viven en Tokio quedaron a resguardo. Pero la región de Fukushima quedó muy contaminada. 200.000 personas perdieron su hogar y se diagnostica cáncer de tiroides en niños con una frecuencia veinte veces mayor que la habitual.
Imagen: Reuters
La mayoría contra la energía atómica
De los antiguos 54 reactores, funcionan ahora solamente dos. El Gobierno se sigue aferrando a la energía atómica y trata de reactivar algunos reactores, pero las regiones afectadas se oponen a ello. Hasta ahora, con éxito.
Imagen: REUTERS
Profunda crisis en la industria atómica
Seis años después de la catástrofe, los consorcios de energía atómica atraviesan una profunda crisis. Tanto en Japón, como en Estados Unidos o Francia sólo obtienen pérdidas, no se venden más centrales nucleares y los planes para construirlas sufren retrasos.
Imagen: Reuters
Un desastre no exportable
Francia depositó grandes esperanzas en una central de nueva generación, el reactor de agua a presión europeo (EPR por sus siglas en inglés). Al parecer, es más seguro, exportable y tendría que haber inicado su funcionamiento en 2012 en Flamanville. Pero no se inaugurará hasta 2018 y costará más de 10 mil millones de euros, tres veces más de lo previsto.
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¿Construye Reino Unido una central atómica?
Reino Unido lleva años planeando la construcción de dos reactores EPR en Hinkley Point. Se estima que los costos rondarán los 33 mil millones de euros y que estará lista en 2019. El proyecto suscita muchas dudas, pues esta energía será mucho más cara que la solar y la eólica y, sin masivas subvenciones, no sería competitiva.
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Centrales, ni regaladas
Hubo un día que las centrales atómicas eran algo lucrativo. Pero muchas instalaciones se han quedado anticuadas, hay que repararlas y únicamente producen pérdidas. Por ese motivo, el consorcio suizo Alpig quería regalar sus dos centrales atómicas, que superan las tres décadas de vida, a la energética francesa Edf. El obsequio fue rechazado.
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El apagado nuclear en Alemania sigue adelante
Alemania decidió acabar con la energía nuclear tras la catástrofe de Fukushima. Hasta el momento, se han apagado nueve reactores. Los ocho restantes lo harán de aquí a 2022. Los consorcios pagan 23.000 millones de euros a un fondo estatal para financiar los costos de la basura nuclear. Pero el Estado no contribuirá a financiar el caro desmantelamiento de las centrales nucleares.
Imagen: picture-alliance/dpa/D. Ebener
Aumenta el miedo a un accidente nuclear
En la Unión Europea y Suiza siguen funcionando 132 reactores. Estaban pensados para tener una vida de entre 30 y 35 años. De media, tienen 32 años. Se producen cada vez más averías en sus instalaciones y se conocen deficiencias en su seguridad. Todo ello indica que es hora de que se produzca su apagado, porque la actual situación es como una ruleta rusa.