Hoy se sabe que los beneficios de ser bilingüe son muchos y están comprobados.
"Por un lado están las ventajas sociales, como la posibilidad de cambiar de perspectiva y comprender diferentes puntos de vista", sostiene Julia Blanco López, coordinadora del Centro de investigación sobre plurilingüismo de la Universidad de Múnich.
"Y también existen ventajas cognitivas, como una mayor capacidad de atención, y una temprana conciencia metalinguística" (conciencia sobre el idioma), agrega la lingüista.
Y por si fuera poco: "Los bilingües son más elocuentes, les cuesta menos aprender nuevos idiomas y son más creativos en la búsqueda de soluciones", completa Blanco López.
Ciertos estudios postulan incluso que el multilingüismo retarda los efectos del mal de Alzheimer. "Los procesos de demencia en adultos multilingües se ven ralentizados", según Blanco López. Y esto es atribuido a que la mayor presencia de materia gris en los multilingües compensaría los efectos de la enfermedad.
Voces críticas
Sin embargo, siguen existiendo voces críticas. Que un niño bilingüe no puede dominar tan bien el idioma como un monolingüe, que el bilingüismo supone un esfuerzo extra para el niño, que los niños bilingües pasan por un período de confusión: son algunos de los argumentos contra el bilingüismo.
"Son prejuicios, sin investigación empírica", sostiene al respecto Jürgen Meisel, profesor emérito de la Universidad de Hamburgo.
"Esta discusión no tiene que ver con cuestiones lingüísticas, sino más bien, ideológicas y políticas", aclara. "En Alemania, había hasta los años 60, 70 una tendencia anti-bilingüe que era casi fascista", sostiene el investigador.
Capacidad innata
Así, no aprender más de un idioma sería desaprovechar las capacidades de por sí presentes en todos los seres humanos: "La facultad humana de aprender un lenguaje es, en realidad, una facultad para el multilingüismo", asegura Meisel, quien lleva más de 3 décadas investigando el tema.
"El niño tiene esta capacidad innata y lo que necesita es interacción, nada más, no tenemos que enseñarle nada y aprende un idioma", afirma Meisel, también profesor adjunto de la Universidad de Calgary.
Recomendaciones para padres
Cuanto antes, mejor. Ya a los 3 o 4 años de edad habría algunas capacidades que disminuyen para adquirir un idioma como primera lengua o lengua materna. Y luego de los 12 años, los idiomas que se aprendan ya serán idiomas extranjeros para la persona.
Y en términos de cantidad: "El 30 por ciento de la comunicación diaria de un niño es más o menos el mínimo necesario" para adquirir un idioma como primera lengua, comparte Meisel, autor de "Niños bilingües. Guía para padres" de próxima aparición en inglés editado por la Universidad de Cambridge.
Y perseverar. Aun cuando los niños no quieran hablar fuera de la casa el idioma de la familia. "Porque si un niño entiende, aunque no hable la lengua, quiere decir que la ha adquirido. Y si entiende, la está usando", asegura el experto.
Y entonces la comunicación sigue fluyendo así de manera natural:
- ¡A comer! ¡La torta está lista!
- Mmmmm Lecker! ("¡Rica!"), sonríe Emilia.
Maricel Drazer (VT)
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Mundo bilingüe: las ventajas de hablar más de una lengua
Los beneficios del multilingüismo se hacen notar. Prejuicios y falsas creencias van quedando atrás luego de décadas de extendida vigencia.
Imagen: Tatjana Kral
Ventajas en la concentración
Los niños bilingües de nacimiento poseen una mayor capacidad de concentración, así como de priorizar diferentes tareas a realizar (“executive control”), ya que esto es lo que hacen permanentemente cuando deben elegir entre un idioma y otro. En la imagen, familia ruso-germana en Alemania. Los padres, Tatjana y Andreas, son rusos. Los niños, Karolina (8) y el pequeño Alexander son bilingües.
Imagen: Tatjana Kral
Bilingües desde el nacimiento
Existen diferencias cualitativas según el momento en que se aprenden los idiomas. Si se aprenden desde el nacimiento, al hablar cada uno de los idiomas se activa la misma región del cerebro. Mientras que si se aprenden más tarde, se activan regiones diferentes. En la imagen: la mamá Verena es alemana, el papá Max es brasileño, y la pequeña Marlene Maria de 2 meses, bilingüe alemán-portugués.
Imagen: Max Rodrigues
Un niño, dos lenguas
Desde temprana edad los niños pueden distinguir entre los dos idiomas, y contrariamente a lo que se creía, no existe un período de confusión entre las lenguas. Cuanto antes se empiece a aprender una lengua, más sencillo será el proceso de adquisición de la misma. En la imagen, Clara, de 5 años, bilingüe alemán-español, se deleita con su colección actual preferida en idioma español.
Imagen: Privat
“Una persona, una lengua”
El principio propuesto por el lingüista francés Ronjat consistente en que cada persona hable una lengua y sólo esa con sus hijos, “funciona bien”, según Jürgen Meisel. Sin embargo “no es un dogma”. En la foto, familia bilingüe francés-español, residente en Francia. La mamá, Mariana, es hispanohablante. El papá, Vincent, es francoparlante. Tomas, de 12 años, se maneja en ambos idiomas.
Imagen: Gabriela Pisano
Niños trilingües
Es posible aprender hasta tres “primeras lenguas”. El sistema cognitivo permite aprender incluso más, pero no como “primeras lenguas”, ya que éstas requieren como mínimo en torno al 30 por ciento de la comunicación diaria del niño. En la foto, familia trilingüe en Alemania. La mamá, Eugenia, es española, el papá, Alessandro, italiano. Y los hijos, Andrea (8), Hugo (6) y Luca (3), son trilingües.
Imagen: Eugenia Chillon Raya
Un niño, tres lenguas y ningún esfuerzo desmedido
“Se pueden aprender dos o tres lenguas simultáneamente como lenguas primarias”, asegura el experto Jürgen Meisel. “Y esto no implica un sobresfuerzo”. En la imagen, familia trilingüe alemán-español-árabe. La familia vive en Alemania. La mamá, Thyara, es argentina. El papá, Abdelali, es marroquí. Los hijos del matrimonio, Nuh de 9 años y Faruq de 6 años, son trilingües alemán-español-árabe.
Imagen: Thyara Iriarte Ganeau
No obligar a los pequeños
"El plurilingüismo siempre vale la pena", sostiene la lingüista Julia Blanco López. "Y esto, aun cuando el proceso pueda resultar un desafío para grandes y chicos". En cualquier caso, no obligar a los pequeños a hablar el idioma. En la foto, familia bilingüe alemán-español. La familia vive en Alemania. Cristina es española y el papá Félix es alemán. Las niñas Sofía (8) y Lucía (6) son bilingües.
Imagen: Cristina Lorenzo
En silencio también se desarrolla la lengua
“En contextos monolingües, si sólo la familia es bilingüe, a menudo los niños no quieren hablar la lengua de la familia, pero por razones sociales, no lingüísticas”, explica el Profesor Meisel, al tiempo que recomienda “seguir hablándoles el idioma”.
En la imagen, familia bilingüe en Alemania. Los padres, Amparo y Manuel, son españoles; las niñas, Victoria (7) y Clara (5), son bilingües.
Imagen: Privat
Jardines de infantes bilingües
Para adquirir, mantener y desarrollar más de un idioma, los jardines de infantes bilingües desempeñan un rol fundamental. Un aspecto clave resulta el hecho de que los niños tienen la posibilidad de hablar aquí el idioma minoritario con pares, con otros niños como ellos. En la foto, el jardín de infantes bilingüe alemán-español “Lucecitas” de Berlín abierto en 2014, al que acuden 25 niños.
Imagen: Simon Breth
El mundo multilingüe
“Los límites de la lengua son los límites del mundo”, sostenía el filósofo Ludwig Wittgenstein. Y es que vemos, lo que nombramos. En este sentido, podría decirse que el mundo de los niños multilingües es más rico que el de los niños monolingües. En la foto, niños del jardín bilingüe alemán-español “El jardín de Federico” en actividades al aire libre en Berlín.
Imagen: Tukita gUG
Dos idiomas, dos culturas
El bilingüismo supone el acceso del niño no sólo a dos idiomas diferentes, sino a dos culturas distintas, y esto enriquece la formación del pequeño. En la imagen, niños del jardín de infantes bilingüe alemán-español “Abejitas” de Berlín, fundado en 2004, y al que acuden cerca de 50 niños de entre 1 y 6 años.
Imagen: Antonio Brandauer
Plurilingüismo como estímulo
El contacto con la diversidad que implica el plurilingüismo estimula el desarrollo intelectual de los niños. En la foto, niños del jardín de infantes bilingüe español-alemán “Abejitas” en la capital alemana.
Imagen: Antonio Brandauer
El enorme potencial del bilingüismo
Existe un consenso entre los investigadores del plurilingüismo en torno a que los niños multilingües son más creativos, más flexibles y más elocuentes que los monolingües. En la imagen, niños del jardín de infantes bilingüe alemán-español “Abejitas” en Berlín.
Imagen: Antonio Brandauer
Cuanto antes, mejor
A partir de los 12 años se es considerado un adulto para aprender una segunda lengua. Esto es, los idiomas que se adquieran luego de esta edad, serán segundos idiomas y no idiomas maternos. Por eso, los primeros años de vida son decisivos. En la imagen, el jardín de infantes “El jardín de Federico” de Berlín, institución bilingüe alemán-español, inaugurada en 2013, visitada por cerca de 30 niños.