Primero fue el comer sano y el mercado se llenó de productos con 0% de materia grasa, lactobacilos, extracto de jojoba y un poco de aloe vera. Ahora, además de comer sano los europeos quieren comer "natural", sin componentes químicos ni manipulaciones genéticas. El negocio con lo ecológico crece a un ritmo de 5.000 a 6.000 millones de dólares al año y en 2007 podría llegar a generar ganancias a nivel mundial de 45.000 millones de dólares.

El 97% de los consumidores de productos orgánicos se encuentran en Europa y Estados Unidos. Y dentro de Europa, Alemania es el principal de los mercados. Los artículos etiquetados como "bio", ecológicos, han abandonado los estantes de las tiendas especializadas y se venden a precios aceptables para el bolsillo común en el supermercado de la esquina. La demanda es tal que la oferta no da abasto. Los alemanes tienen que importar, abriéndose nuevas perspectivas para el sector agrícola de los países latinoamericanos: 15 de ellos están representados en Biofach, la feria de productos biológicos que se celebra en Núremberg hasta el próximo 18 de febrero.

Naturaleza y valor añadido

En total, 80 países y 2.455 empresas exponen en Núremberg sus productos limpios de químicos. Entre ellos, los hay con un solo expositor, como Panamá, Cuba o Nicaragua, los que superan la decena, como Bolivia (20), Perú (19), Ecuador (17), México (15) y Chile (12), o los que se acercan a la cuarentena, como Argentina con 38 firmas.

En comparación con las 222 compañías españolas presentes en Biofach, o con las 780 alemanas, las cifras latinoamericanas pierden relevancia. Pero, en el caso de las empresas procedentes de América Latina, no es siempre la cantidad la que determina el volumen de negocio.

"En Bolivia hay muchas plantaciones de cereales ecológicos, de hierbas medicinales, que se venden como materias primas a Europa y Europa las procesa. Es decir, que son productos con un valor añadido bajo. Chile, por ejemplo, tiene menos representantes en Biofach, pero sus productos poseen mayor valor agregado", declaró a DW-WORLD María José Rodríguez, manager del Eurocentro Mendoza.

El Eurocentro Mendoza se encarga de facilitar los contactos comerciales entre las empresas latinoamericanas y la Unión Europea con el objetivo de lograr trasvases de tecnología y acuerdos de producción conjunta que permitan a América Latina superar el papel de exportador de materias sin procesar. Y es que ecológicos no son sólo las frutas, las verduras y los cereales. La leche o los huevos. "Bio" es también todo lo que con estos productos pueda fabricarse.

Mucho por plantar

En el mundo hay 31 millones de hectáreas de tierra cultivada con productos orgánicos: no más de un 0,7% del total. Poco para un mercado al alza. Con lo que una cosa queda clara: habrá que plantar más.

Los campesinos alemanes ya se están preparando, pero piden que se les proteja con medidas políticas porque el cambio de la agricultura tradicional a la ecológica lleva su tiempo y supone costes adicionales. "La alta demanda de productos alimenticios procedentes de plantaciones biológicas podrá cubrirse en corto periodo de tiempo con la producción interior", declaró en Núremberg Gerd Sonnleiter, presidente de la Asociación de Campesinos alemanes.

"En América Latina no hay tanta conciencia sobre la importancia de consumir productos orgánicos. Y la diferencia de precio con respecto a los tradicionales es alta. La mayor parte de los productos naturales que se cultivan se destinan a la exportación", dijo Rodríguez. Así la lucha por el mercado agrícola que enfrenta a los países desarrollados y a los llamados "en vías de desarrollo" podría traspasarse del sector tradicional al biológico. Pero primero quedan muchos consumidores por satisfacer.