Crear fuentes energéticas alternativas es no sólo un paso importante para reducir el calentamiento global y su efecto de invernadero, que provoca cambios climáticos incalculables y a menudo devastadores. También significa romper la cadena de consumo que hace que el precio del petróleo suba sin cesar, también impredeciblemente. Con el proyecto Agrobiogás, Europa da un paso adelante en la dirección correcta.

¿Qué es el biogás?

El biogás es un gas combustible generado artificialmente por la fermentación de material orgánico mediante bacterias anaeróbicas. Está compuesto principalmente por metano y dióxido de carbono, siendo el metano el que genera energía. Se puede obtener de desechos ganaderos (estiércol) y de vegetales como la colza y el maíz. Para su producción se necesitan instalaciones especiales.

Si se combinan los dos tipos de materia prima, es decir, las plantas y el estiércol animal, se obtienen mayores cantidades de biogás. Éste puede ser utilizado directamente para la calefacción de establos, y también para el suministro de electricidad, así como para impulsar vehículos. En términos aproximados, con el estiércol de 4 vacas o 32 cerdos, o con la producción de seis mil metros cuadrados de superficie de maíz de silo puede generarse suficiente biogás como para suministrar electricidad a una familia de cuatro personas.

Proyecto a nivel europeo

En junio de 2006 se dio señal de largada al proyecto ‘Agrobiogás’ en Aarhus, Dinamarca. Coordinado por el Servicio de Asesoramiento Danés para Agricultura y apoyado por el Centro de Transferencia Tecnológica (TTZ) de Bremerhaven, la ciudad-puerto alemana en el Mar del Norte, 24 socios de países de la Unión Europea estudiarán la producción de biogás a partir de desechos animales y vegetales renovables. La Comisión de la UE subvenciona las investigaciones con cerca de 2,1 millones de euros.

“Es importante que los agricultores reciban asesoramiento profesional en el planeamiento y la puesta en funcionamiento de las instalaciones, y deben tomarse en cuenta las condiciones del establecimiento rural in situ”, comenta el Dr. Gerhard Schories, director técnico del Instituto Ecológico del TTZ de Bremerhaven.

Forman parte del proyecto siete uniones agrícolas nacionales y una unión agrícola europea, que se comprometieron a prestar servicios a sus socios pequeños y medianos. El instituto ecológico del TTZ tiene un lugar decisivo en el desarrollo de la plataforma de información y capacitará a los participantes en el empleo del biogás.

Plataforma informativa para Europa

Para reunir esfuerzos y conocimientos que contribuyan al avance en la producción y el empleo del biogás, se reunirán en la plataforma informativa los recursos de todos los socios participantes. “Un banco de datos ayudará a seleccionar los sustratos correctos, necesarios para la cofermentación, y se contará con un programa para simular las condiciones reales, con el que podrá calcularse el tipo de exigencias conveniente a cada establecimiento”, aclara el Dr. Matthew Wade, director del proyecto Agrobiogás en el TTZ de Bremerhaven. Además, se contará con una herramienta para la toma de decisiones en cuanto al marco tecnológico, que estará a disposición de los agricultores.

Además de otros métodos para generar energías renovables, se depositan grandes esperanzas en la producción de biogás. En Alemania se cuenta ya con dos mil instalaciones del combustible. Aunque aún no las hay en Bremen, en Baja Sajonia se planea la construcción de 400 equipos.

El proyecto Agrobiogás es un aporte importante para cumplir con el incremento en un doce por ciento en energías renovables, pactado en el ‘Libro Blanco Europeo’. Además, Agrobiogás contribuye a alcanzar la reducción de emisiones de CO2 por combustibles fósiles, fijada por Europa en el Protocolo de Kioto, cooperando así con la protección del clima planetario.