Birmania condena a niños a cárcel por viajar sin documentos
10 de enero de 2023
Un tribunal birmano sentenció con 2 años de cárcel a cinco niñas y niños -menores de 13 años- y con 3 años de prisión otros siete.
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Un tribunal de Birmania ha condenado con penas de entre 2 y 3 años de prisión a una docena de niñas y niños, cinco menores de 13 años, de la minoría rohinyá -perseguida en el país y que tiene restringida la libertad de movimiento- por viajar sin documentos, informó este martes (10.01.2023) la prensa oficialista.
El grupo infantil forma parte de las 112 personas rohinyás detenidas en diciembre en la suroriental región de Bogale, cerca del delta del río Irrawaddy en el mar de Andamán. El tribunal sentenció con dos años de cárcel a las niñas y niños menores de 13 años, mientras que impuso un castigo de tres años de prisión a los siete que superan esa edad, publica el diario The Global New Light of Myanmar, controlado por los militares desde el golpe de Estado de febrero de 2021.
El diario indica que, el 8 de enero, las niñas y los niños fueron trasladados de una prisión a un centro de formación, en la ciudad de Rangún, donde previsiblemente cumplirán sus penas. Las personas adultas -53 hombres y 47 mujeres- fueron condenadas a 5 años de cárcel en una decisión anunciada el 6 de enero, según publica el medio.
Las autoridades birmanas no reconocen la ciudadanía a las personas rohinyás, a las que considera inmigrantes bengalíes, y las somete desde hace años a todo tipo de discriminaciones, incluidas restricciones a la libertad de movimientos, sanidad y educación.
En agosto de 2017, el Ejército birmano lanzó una campaña militar contra la población rohinyá en el norte del estado de Rakáin (Arakan), por la que el país se enfrenta a una acusación de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya.
El brutal operativo militar motivó el éxodo de más de 720.000 personas refugiadas a la vecina Bangladés, donde continúan hacinadas, junto a otras personas rohinyás que huyeron en anteriores oleadas de violencia, en el mayor complejo de campos de refugiados del mundo.
ama (efe, afp)
Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.