Birmania: periodistas de Reuters apelan contra su condena
1 de febrero de 2019
Los abogados de los periodistas de la agencia Reuters, Wa Lone y Kyaw Soe Oo, presentaron hoy una nueva apelación a la condena de siete años de cárcel que les fue impuesta por violar la ley de secretos oficiales.
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Los abogados de los periodistas de la agencia Reuters, Wa Lone y Kyaw Soe Oo, presentaron este viernes (1.02.2019) una nueva apelación a la condena de siete años de cárcel que les fue impuesta por violar la ley de secretos oficiales.
El recurso fue presentado ante el Tribunal Supremo, la más alta instancia judicial del país, después de que el Tribunal Superior de Rangún rechazara el mes pasado una primera apelación a la condena que les fue impuesta en septiembre del año pasado.
"Nuestra petición demanda al Tribunal Supremo que finalmente haga justicia a Wa Lone y Kyaw Soe Oo, revoque los errores de las instancias inferiores y ordene la liberación de nuestros periodistas", dijo en un comunicado Reuters.
Los dos periodistas fueron detenidos el 12 de diciembre de 2017 instantes después de recibir de unos policías documentos confidenciales sobre una masacre de musulmanes rohinyá en el estado Rakáin, en el oeste del país, que investigaban.
Durante el juicio, un agente declaró como testigo que los dos periodistas cayeron en una emboscada planeada por un alto cargo policial.
Los condenados, de 32 y 28 años, investigaban la muerte de diez rohinyás durante la ofensiva que el ejército lanzó en agosto de 2017 en el norte de Rakáin.
La ONU denunció "genocidio intencional" y calificó como "limpieza étnica de manual" esta operación militar que llevó a 723.000 rohinyá a huir hacia Bangladesh.
En diciembre, los dos reporteros fueron designados por la revista Time como Personas del Año junto con el periodista saudí asesinado Jamal Khashoggi, la reportera filipina Maria Ressa y el periódico estadounidense Capital Gazette, donde cinco trabajadores murieron en un tiroteo el pasado junio.
CP (efe, rtr)
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Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.