Blanca, blanca Navidad
22 de diciembre de 2008A pesar de que la presencia de nevadas este año garantizarán una Navidad blanca en varias partes de Asia, Europa y América del Norte, un aumento de 0,7 grados Celsius en las temperaturas mundiales desde 1990 y nuevas alzas pronosticadas para el 2100 sugieren una tendencia inexorable.
"La probabilidad de que haya nieve en Navidad ya es más baja de lo que era hace 50 años, pero se convertirá en una mayor rareza en varios lugares en la segunda mitad del siglo", explica Friedrich-Wilhelm Gerstengarber, investigador de clima del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático.
Adiós a la nieve
En Berlín, situada al norte de Alemania, las probabilidades de que caiga nieve el 24, 25 y 26 de diciembre han disminuido desde un 20 por ciento hace un siglo a aproximadamente a un 15 por ciento en el 2008, mientras que para el 2010 serán menores al 5 por ciento, afirmó.
Berlín tuvo nieve por última vez en una Navidad en el 2001 y, a pesar de que la capital alemana se prepara para una festiva nevada, desde el punto de vista estadístico los meteorólogos dicen que estas fiestas tampoco serán blancas.
En ciudades con climas más marítimos como Londres, o climas templados continentales como París, la nieve en Navidad es ahora bastante inusual y sólo será una insólita circunstancia en 100 años, dijo. En ninguna de las dos ciudades se espera nieve este año.
"El anhelo de la nieve en Navidad parece crecer a medida que se convierte en un fenómeno cada vez más infrecuente", cree Gerstengarber quien destaca que ciudades en alturas bajas como Berlín, que se encuentra a 30 metros sobre el nivel del mar, probablemente no se verá más nieve el 2010.
¿Tsunamis navideños?
Cada vez hay mayor evidencia de que la humanidad es la culpable del cambio climático, de acuerdo a un Panel del Clima de la ONU que, basado en un trabajo de 2.500 expertos, dice que los gases de efecto invernadero, sobre todo provenientes de la quema de combustibles fósiles, están calentando al planeta.
La emisión de estos gases, principalmente de dióxido de carbono, ha crecido un 70 por ciento desde 1970 y, en el peor de los casos, podría más que duplicarse para el 2050. El aumento de las temperaturas provocará más inundaciones, olas de calor, tormentas fuertes y crecidas del nivel del mar.