Tras haber agotado los recursos oficiales, haber perdido en la ruleta de la venta de boletos por internet y haber participado sin éxito en cuanto concurso sorteara los preciados boletos para el Mundial, muchos recurren en su desesperación a la compra de entradas en la calle, como última solución para ver algún partido de cuerpo presente. Su caso ha despertado la comprensión del propio jefe de la FIFA, organización famosa por defender como un pulpo con todos sus tentáculos los derechos que posee sobre imágenes y transmisiones del Mundial. Joseph Blatter se muestra ahora generoso con los hinchas, quitándole ese aura "criminaloide" a tales transacciones callejeras, realizadas por lo demás a vista y paciencia de las fuerzas del orden.

El negocio con las entradas, que se lleva a cabo en las inmediaciones de los estadios, es algo plenamente normal a juicio de Blatter. "Yo no lo llamaría mercado negro, es un mercado abierto", opinó el mandamás del fútbol internacional, en una entrevista. Y aclaró que "en cada concierto pop con mucha demanda se revenden boletos. Esos no son negocios ilegales".

Alabanzas y críticas veladas

Blatter prodigó todo tipo de alabanzas a los organizadores, declarando que el Mundial de Alemania ha sido "el mejor de todos los tiempos". A su juicio, "nunca antes un evento se había presentado en forma tan emocional y global". Además, subrayó que Alemania hizo un gran trabajo "en cuanto a atmósfera y logística", puntualizando que "los equipos y los árbitros reciben buena atención y los estadios funcionan a la perfección". No obstante, las declaraciones de Blatter encerraron también ciertas críticas veladas a los responsables germanos. Porque dejó de manifiesto que la realidad echó por tierra los planes iniciales de control, como los de revisar a cada hincha a la entrada del estadio, para verificar su identidad.

Sea como fuere, el presidente de la FIFA también anunció algo importante: "En el futuro nos ocuparemos nosotros mismos de la venta de entradas", señaló, con la mirada puesta en el próximo Mundial de Sudáfrica. Está por verse si también entonces mirará con tanta benevolencia la reventa de boletos en el "mercado abierto".