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Boehringer-Ingelheim: el clan tras el imperio farmacéutico

Eva Usi30 de septiembre de 2005

Boehringer-Ingelheim, es líder mundial en el tratamiento del sida y de enfermedades respiratorias. Con una tradición de más de un siglo, sigue en manos de un clan familiar multimillonario: los Boehringer y von Baumbach.

Erich von Baumbach, yerno de Albert Boehringer.

Se dice que el emperador Carlos V, quien era un gran viajero, solía gobernar su imperio desde el palatinado, más concretamente desde la localidad de Ingelheim, cuna del gigante farmacéutico Boehringer. El logo del consorcio hace referencia ni más ni menos que a las columnas de la sede imperial. La ambiciosa alusión a la grandeza del imperio donde no se ponía la luz del sol, refleja ciertamente el espíritu empresarial de los Boehringer y su familia política, los von Baumbach. Analistas afirman, que de cotizar la empresa en bolsa, sus acciones les hubieran reportado crecientes dividendos, sobre todo por su exitoso negocio en Estados Unidos, el mercado más pujante de medicamentos.

En la carrera hacia la cúspide no hay quien los detenga. A mediados del 2002, Boehringer Ingelheim conquistó el liderazgo del sector en Alemania, desplazando a otro coloso: su competidor alemán Bayer, una empresa también familiar, famosa por haber inventado la aspirina, que durante décadas se mantuvo a la vanguardia del sector y que incluso cotiza en bolsa.

El miedo a la dioxina

Deformaciones congénitas son las consecuencias del llamado "agente naranja".Imagen: AP

Pero la historia de Boehringer también ha tenido momentos amargos. Durante décadas su nombre estuvo asociado en Alemania con la contaminación provocada por dioxina. En diciembre de 1983, fue detectada dicha sustancia en un basurero en las afueras de Hamburgo, el faricante de pesticidas 'C.H. Boehringer Sohn', tiró ahí sus deshechos durante años. En 1984, el tribunal estatal de Hamburgo decidió cerrar la planta.

Fue la primera vez en la historia de Alemania que era cerrada una planta química. La población del sur de Hamburgo estaba aterrorizada, durante semanas, expertos y políticos discutieron con los afectados. La dioxina en grandes concentraciones es sumamente peligrosa y contaminante, como fueron los defoliantes utilizados durante los bombardeos estadounidenses sobre Vietnam, el llamado 'agente naranja'.

El daño a la imagen de Boehringer no podría tener consecuencias más devastadoras. Medioambientalistas recriminaban a la empresa negligencia frente a la salud de sus empleados y contaminar como nadie el medioambiente. Los trabajos de saneamiento duraron años y representaron gastos millonarios para la administración estatal. Incluso hoy en día, cuando se hacen trabajos de canalización se evita el barrio de Moorfleet en Hamburgo, donde se encontraba la sede de la empresa.

Tecnología genética en la farmacéutica Boehringer Ingelheim.Imagen: AP

Todo empezó con ácido tartárico

El escándalo de Hamburgo es seguramente el capítulo más oscuro en la historia del la empresa fundada por Albert Boehringer en 1885. En sus inicios 28 personas integraban la plantilla de un pequeño laboratorio que producía en Ingelheim, cerca de Fráncfort, ácido tartárico para las farmacias y tintorerías. El ácido orgánico, que se encuentra en la naturaleza, fue utilizado posteriormente en la preparación de bebidas efervecentes y como condimento en la comida, lo que aumentó considerablemente su demanda.

Hoy en día, Boehringer junto con Bayer, se encuentran en las grandes ligas en la producción mundial de medicamentos. Boehringer destaca por ser líder en la fabricación de retrovirales para el tratamiento de pacientes con sida, así como medicamentos para tratar enfermedades respiratorias como el asma. Uno de sus preparados, Thomapyrin, sigue siendo un analgésico de gran éxito, pero también ha introducido nuevos y modernos fármacos. Con un volumen de operaciones de 7.580 millones de euros en el 2002 y una plantilla de más de 33.000 empleados en filiales en los cinco continentes, Boehringer ocupa uno de los puestos líderes del mundo y sigue estando en completo control de la familia.

No a la publicidad

Nueva planta de producción biofarmacéutica en Biberbach.Imagen: Boehringer Ingelheim GmbH
Como herederos de una empresa de más de 100 años de historia, el patrimonio del clan Boehringer y von Baumbach, es estimado en unos 14.500 millones de euros. El consorcio se encuentra en manos de la cuarta generación. Albert y Otto Boehringer, así como Erich von Baumbach, casado con una de las herederas, son propietarios cada uno de ellos, de una tercera parte de los activos del consorcio. Junto con Hans Boehringer, constituyen la sociedad de accionistas que vela por los intereses familiares.

Pero como es usual entre los mega-ricos, más allá de sus funciones al interior del consorcio, los Boehringer y los von Baumbach no revelan nada más sobre si mismos. No les gusta la publicidad, ni se sabe mucho sobre su vida personal. No es de sorprender, ocupan el segundo puesto en el ranking de los más ricos en Alemania.