El grupo yihadista vuelve a atacar en el noreste de Nigeria. Parte de las víctimas murieron en medio de un funeral, las demás fueron asesinadas mientras huían.
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Un funeral fue el escenario escogido por la agrupación terrorista Boko Haram para volver a la noticias, con el asesinato de 65 personas que asistían a un sepelio en la ciudad de Maiduguri, capital del estado de Borno, al noreste de Nigeria.
La información, confirmada por el Gobierno local, detalla que el ataque se produjo cerca del mediodía del sábado (27.07.2019), cuando los insurgentes abrieron fuego contra los deudos. "Son 65 muertos y 10 heridos", dijo a los medios el presidente del Gobierno de Borno, Muhammed Bulama, que explicó que una veintena de personas murieron en el ataque inicial al funeral. Las demás fueron asesinadas por los yihadistas cuando intentaban huir.
El gobernador de Borno, por su parte, enfatizó en su compromiso con las agencias de seguridad para proteger las vidas de los habitantes de la región y condenó el ataque, que es uno de los más letales en lo que va de año.
Han pasado diez años desde que Boko Haram atacó por primera vez. En esa oportunidad se trató de una represalia por el arresto de líderes del grupo yihadista. Cuatro días después, su líder espiritual, Mohameh Yusuf, que había fundado la organización en 2002, fue ejecutado por la Policía, y su sucesor Abubakar Shekau, dio un giro radical al grupo comenzando a atacar también a civiles.
Desde entonces, el noreste de Nigeria sufre la violencia de este grupo terrorista que lucha por imponer la sharia, la ley islámica, en el norte del país, de mayoría musulmana. Durante su sangrienta campaña, el grupo ha asesinado a más de 27.000 personas, según Naciones Unidas.
mn (efe, afp)
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Exrehenes de Boko Haram: "Todavía duele"
Casi 300 mujeres que fueron liberadas de las garras de Boko Haram viven por ahora en campamentos para refugiados, pero su sufrimiento aún no terminó. Desde Nigeria, Jan-Philipp Scholz nos ofrece estas imágenes.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Sonrisas ausentes
“Aquí uno enseguida se da cuenta de una cosa: los niños no sonríen”, cuenta un ayudante en el campamento de refugiados de Malkohi, cerca de la ciudad nigeriana de Yola. Allí viven cerca de 300 personas que fueron liberadas la semana pasada de las garras de la organización terrorista Boko Haram. Casi la mitad de ellas es menor de 18 años. Uno de cada tres niños está subalimentado.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
"Solo pude abrazar a mi hija"
Lami Musa es la madre de la habitante más joven del campamento. La semana pasada dio a luz a una niña, y unos días más tarde fue rescatada por soldados. Durante la liberación, los terroristas mataron a varias mujeres. “Solo pude abrazar a mi hija contra mi pecho y cubrirla para protegerla”, recuerda Lami Musa.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Halima perdió un hijo
Halima Hawu tuvo menos suerte: uno de sus tres hijos fue atropellado y murió mientras los terroristas la secuestraban. Durante la liberación de los rehenes, un soldado le disparó en la pierna mientras un miembro de Boko Haram la usaba –como a tantas otras mujeres- como escudo humano. “Todavía duele, pero tal vez ya pasó lo peor”, espera Halima.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Casi no hay alimentos para los niños
Durante seis meses, Babakaka, de tres años, tuvo que vivir con los miembros de Boko Haram. Solo algunas veces había suficiente comida para los niños, cuentan las madres. Cuando lo liberaron, el niño estaba por morir de inanición, y ahora sigue estando muy débil. En el campamento no se le pudo dar el tratamiento médico adecuado.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Escapar a pesar de todo
La madre de Babakaka fue transportada con cerca de otros 20 heridos graves al hospital cercano, en Yola. Uno de los rehenes que caminaba delante de ella pisó una mina terrestre. La explosión fue tan fuerte que la mujer perdió al bebé que traía amarrado a su cuerpo y sufrió heridas de gravedad
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Falta personal médico
A excepción de algunas donaciones de ropa usada, aún no ha llegado demasiada ayuda internacional para las mujeres y niños en el campamento de Malkohi. Les falta de todo, especialmente personal médico. No hay ningún médico, sino solo dos enfermeras y una partera que tratan de ayudarlos en lo que pueden.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Importante ayuda de voluntarios
“No entiendo por qué nuestras autoridades responsables de casos de emergencia no hacen nada”, se queja la trabajadora social Turai Kadir, que logró que una especialista en niños subalimentados se hiciera cargo de ellos en el campamento. “En realidad, es tarea de NEMA, la oficina nigeriana para ayuda en casos de catástrofe, pero sus capacidades han sido superadas”, explica.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
"Resistencia increíble"
Regina Musa volvió hace poco de EE: UU. para enseñar Psicología en la Universidad de Yola. Ahora ayuda a asesorar a mujeres y niños. “Las mujeres han demostrado una resistencia increíble a la adversidad”, dice Musa, y cuenta que muchas incluso se ocuparon de niños de otras mujeres durante su cautiverio. “Tenemos que lograr que entiendan lo que fueron capaces de hacer”.