El llamado "banderazo" reunió a miles de personas desde La Paz hasta la ciudad de Oruro, en un día calificado por Evo Morales de "histórico".
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Bolivia desplegó el sábado (10.03.2018) en el altiplano andino una bandera de casi doscientos kilómetros de largo, en busca de un récord mundial con el que llamar la atención del mundo hacia su demanda ante Chile sobre una salida al mar. El "banderazo" azul mar fue extendido por miles de personas, unas 100.000 según fuentes oficiales, desde las cercanías de La Paz hasta la ciudad occidental de Oruro, en un día calificado de "histórico" por el presidente del país, Evo Morales.
Cuando hace menos de un mes llamó al país a unirse en torno a esta "bandera marítima", el propio Morales se conformaba con llegar a los setenta kilómetros para batir la marca de 50,4 que desde 2002 tiene la ciudad india de Bombay. Por ello, al comenzar la jornada se mostró gratamente "sorprendido" por la respuesta de los bolivianos, que se afanaron en aportar tramos para esta kilométrica enseña desde que el pasado 14 de febrero hizo ese pedido a su pueblo.
De todas las regiones
El mandatario dio unas puntadas para unir tramos en la localidad de Caracollo, donde fue recibido a primera hora del día entre gritos de "mar para Bolivia" de la multitud concentrada en la carretera en la que se tendió la tela. Morales vestía una chaqueta azul como la bandera y una camisa con motivos marinos como barcos y anclas, para presidir la ofrenda a la Pachamama o Madre Tierra y la ceremonia cristiana que precedieron al "banderazo".
Rodeado de ministros, autoridades nacionales y mandos militares, reiteró a lo largo del día en sus discursos la unidad lograda con esta bandera, en un país fuertemente polarizado entre sus seguidores y detractores. A lo largo del recorrido, bolivianos de todas las regiones del país, de comunidades originarias, de colectivos profesionales como médicos y mineros, y de entidades de diversa índole fueron sumando trozos a ratos bajo el sol del altiplano y en otros con lluvia.
El acto central en la localidad de Apacheta, al inicio del tendido cerca de La Paz, evidenció esa unidad cuando al mediodía sonó el himno nacional y la "Marcha Naval", una canción patriótica en apoyo de la demanda ante Chile. A primera hora de la tarde en Oruro, donde concluyó el despliegue, Morales proclamó que se había logrado una marca "imbatible" de 196,5 kilómetros. Una comisión de varios organismos del país calculó esa distancia en un sobrevuelo, aunque el Récord Ginness tiene que certificar si el despliegue cumple los requisitos para una marca mundial.
MS (efe/eldeber.com.bo)
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"Cholitas" en la cima de los Andes
Su meta es alta: un grupo de mujeres indígenas de Bolivia se ha propuesto conquistar las cimas de los Andes. Las escaladoras buscan desafiar la cultura machista de su país. Su rebelión ha contagiado a toda la sociedad.
Imagen: Reuters/D. Mercado
Imparables
Hasta hace poco, estas mujeres aimaras trabajaban como cocineras en los campamentos para escaladores. Hoy día, son guías de montaña y llevan a los turistas a las cimas más altas de los Andes bolivianos. Uno de los destinos preferidos es el “Huayna Potosí” o “Montaña joven”, de 6.088 metros de altura. Este gigante se encuentra a 25 kilómetros de La Paz.
Imagen: Reuters/D. Mayta
Con carisma y sombrero
Berta Vedia (izquierda), Dora Magueno (centro) y Lidia Huayllas (derecha) ya no querían seguir siendo cocineras y cargadoras y permanecer en segundo plano. Fue así como las tres decidieron juntarse y fundar un grupo de escaladoras para hacerle la competencia a sus colegas masculinos.
Imagen: Reuters/D. Mercado
Una vestimenta inusual
En la estación de montaña, las indígenas cambian el sombrero por un casco y bajo sus tradicionales faldas -polleras -se ponen los crampones -piezas de metal con púas que se fijan a las botas para escalar. Una pollera consta de hasta ocho metros de tela y puede llegar a tener hasta diez capas. El traje típico aimara incluye también una manta y un sombrero de fieltro.
Imagen: Reuters/D. Mercado
La pollera: ¿una provocación?
Durante mucho tiempo la falda tradicional de las “cholas” era mal vista. Actualmente la vestimenta tradicional es un símbolo de la creciente autoestima de los pueblos indígenas de Bolivia.
Imagen: Reuters/D. Mercado
Una tradición cara
En el pasado, la pollera era considerada una prenda de vestir para la población indígena pobre. Hoy día, el traje típico se usa en el carnaval, en procesiones religiosas y fiestas populares. Incluso se ha convertido en un negocio lucrativo. Un atuendo completo cuesta alrededor de 274 euros, una manta de lana de vicuña puede llegar a costar hasta 900 euros.
Imagen: DW
Escalar contra el machismo
En Bolivia, las mujeres aimaras sufren doble discriminación, tanto de género como étnica. Si bien la autoestima de los grupos autóctonos ha crecido notablemente desde que el presidente aimara, Evo Morales, gobierna el país, las escaladoras siguen luchando contra la cultura machista en sus propias filas.
Imagen: Reuters/D. Mercado
El llamado de la montaña
Las escaladoras Lidia Huayllas (izquierda), de 48 años, y Dora Magueno, de 50 años, presentan orgullosas su equipo: picahielos, crampones, cuerda, cinturón y casco. Desde hace dos años, las mujeres trabajan como guías de montaña y ayudan a los turistas a superar pendientes y abismos.
Imagen: Reuters/D. Mercado
Lugares sagrados
En la madrugada, las mujeres aimaras se peinan su larga cabellera negra y se hacen trenzas. Después empiezan a escalar las montañas, por ejemplo el "Illimani", de 6.430 metros de altura sobre el nivel del mar. La segunda montaña más alta de Bolivia es un lugar sagrado para los aimaras.
Imagen: Reuters/D. Mercado
Carga pesada, buen pago
Una cargadora se prepara para escalar el "Illimani". Gracias a este trabajo, las mujeres aimaras se han vuelto más independientes en el plano económico. Como cargadoras que acompañan a los turistas ganan alrededor de 35 dólares estadounidenses por día. En comparación, el ingreso salarial de un ama de casa ronda los 175 dólares por mes.
Imagen: Reuters/D. Mayta
Unidas son más fuertes
Las hazañas de las mujeres indígenas han impulsado cambios en la sociedad boliviana. “Las cholas comercian y han alcanzado la independencia económica antes que las mujeres de la clase alta blanca”, dice Justa Elena Canaviri, una famosa presentadora de televisión aimara de Bolivia.