Con más claridad que la esperada, los jueces de la Corte Internacional de Justicia se pronunciaron por 12 contra 3 en contra de la demanda boliviana. Pero eso no resuelve el asunto.
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El alto nivel de las expectativas bolivianas, tras una campaña política, diplomática y mediática de años que dio alas a la antigua reivindicación marítima de ese país, quedó en evidencia con la presencia del presidente Evo Morales en La Haya. Esas expectativas se ven ahora defraudadas por el claro fallo de la Corte Internacional de Justicia, que por amplia mayoría avaló la postura legalista de Chile: del hecho de que haya habido conversaciones dirigidas a superar a mediterraneidad boliviana, no se deriva una obligación jurídica de negociar. Desde el punto de vista del derecho internacional, lo contrario habría podido sentar un precedente de graves consecuencias. Si la sola tentativa de buscar soluciones mediante el diálogo obligara a las partes a sostener negociaciones, muchos se abstendrían de entablar cualquier conversación sobre diferendos pendientes.
Los argumentos de Bolivia no convencieron a los jueces de La Haya. Pero Chile no tiene motivos para el triunfalismo. Porque el fallo de este lunes no implica que el asunto haya quedado zanjado. Las primeras reacciones bolivianas ya anuncian que los esfuerzos por obtener una salida soberana al mar no cejarán. El tema se mantendrá en alto en La Paz. El presidente Evo Morales de seguro no se dará por vencido, tras haber ligado tan estrechamente su prestigio político a la campaña para la recuperación de un acceso al Pacífico. Sus aspiraciones de continuar al mando -que enfrentan no poca resistencia en el país- podrían quedar enterradas por una derrota de esta magnitud en el plano internacional, si el presidente no se las ingenia para volver a levantar sin demora la bandera de esta aspiración, que aglutina a la ciudadanía por encima de cualquier color político.
Evo Morales no puede darse el lujo de guardar en silencio una de sus mejores herramientas para movilizar adhesiones. Ni de permitir que se le achaque la responsabilidad por un revés que paralice los esfuerzos reivindicatorios. En consecuencia, Chile no debería contar con que el asunto desaparezca de la agenda. Menos a largo plazo. El estricto apego a la letra de la ley rindió esta vez fruto en la Corte Internacional de Justicia. Pero los recurrentes roces que genera esta centenaria controversia con el país vecino también tienen un costo político e incluso económico. Baste recordar, por ejemplo, que en 2004 los bolivianos decidieron no vender gas a Chile mientras no se resuelva el diferendo marítimo. No es ni será la única oportunidad desbaratada por el lastre histórico. Y eso vale tanto para Bolivia como para Chile.
Chile no tiene obligación de negociar. Pero puede hacerlo, sin imposiciones, con miras al futuro.
Autora: Emilia Rojas
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Bolivia y Chile, una historia de desencuentros
La Guerra del Pacífico, el Tratado de Paz y Amistad de 1904, el Acuerdo de Charaña y la decisión de la Corte de La Haya son todos capítulos de una relación difícil entre dos vecinos.
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El largo camino a la Corte
En lo que sin duda es un duro traspié para las aspiraciones del presidente Evo Morales, este lunes 1 de octubre la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya desestimó por 12 votos contra 3 la demanda de Bolivia para que Chile se siente a negociar una salida soberana al Océano Pacífico. Esta historia, sin embargo, no es reciente. Comenzó en 1879, con la Guerra del Pacífico.
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La Guerra del Pacífico
14 de febrero de 1879. Bolivia decide aumentar los impuestos a la empresa chileno-británica Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta, violando un tratado de 1874. Chile pide un arbitraje que Bolivia rechaza. En consecuencia, Chile invade Antofagasta, dando comienzo a la Guerra del Pacífico. Debido a un tratado secreto, Perú se vio forzado a entrar al conflicto del lado boliviano.
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Retiro de las fuerzas bolivianas
26 de mayo de 1880. Tras la derrota peruano-boliviana en la Batalla de Tacna, las fuerzas militares de Bolivia se retiran del conflicto. Recién en abril de1884, Santiago y La Paz firman un Pacto de Tregua donde Bolivia acepta la ocupación de Antofagasta, aunque para otra zona solo reconoció la ocupación militar de hecho.
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Fin al estado de guerra
20 de octubre de 1904. Bolivia y Chile firman el Tratado de Paz y Amistad, que pone fin al estado de guerra que seguía existiendo entre ambos países. En él Bolivia reconoce la soberanía chilena entre el paralelo 23 y el río Loa. A cambio, Chile se compromete a construir un ferrocarril que una La Paz con el puerto de Arica. En el grabado, cañones llegando al puerto de Valparaíso.
8 de febrero de 1975. Los dictadores Hugo Banzer y Augusto Pinochet se reúnen en un vagón de tren en Charaña, localidad boliviana fronteriza con Chile, para dar solución a la mediterraneidad de Bolivia. Pinochet ofrece una franja a lo largo de la frontera norte de Chile, propuesta que Perú rechaza. Según el Tratado de 1929 entre Chile y Perú, Perú debe ser consultado en este tipo de situaciones.
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Bolivia se retira
17 de marzo de 1978. Ante el fracaso de las negociaciones, que incluían intercambio territorial, Hugo Banzer decide romper relaciones diplomáticas con Chile. Desde entonces, ambos países mantienen un vínculo solo a nivel de consulados.
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Relaciones "aquí y ahora"
13 de enero de 2004. En el marco de la Cumbre Extraordinaria de las Américas de Monterrey, en México, el presidente de Bolivia, Carlos Mesa (2003-2005), pidió discutir una “solución definitiva” a la demanda boliviana. El presidente de Chile, Ricardo Lagos (2000-2006), dijo que no era el foro pertinente para ello y ofreció relaciones diplomáticas “aquí y ahora”. Bolivia rechazó la invitación.
24 de abril de 2013. Bolivia interpone una demanda contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya que busca obligar a Chile a negociar un acceso soberano al mar. El 15 de abril Bolivia de 2014 entrega la memoria a la CIJ. Comienza el largo camino con que Morales pretende forzar a Chile a negociar.
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Doce contra tres
1 de octubre de 2018. Tras cuatro años de alegatos, memorias, contramemorias y discusiones, finalmente la Corte Internacional de Justicia entrega su veredicto: por 12 votos contra 3, los jueces determinan que Chile no tiene obligación alguna de sentarse a negociar con Bolivia. Evo Morales, tras la decisión, advirtió que “Bolivia no renunciará al mar”.