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Bolivia sigue buscando salida al mar

Evan Romero-Castillo18 de enero de 2013

El hombre fuerte de La Paz, Evo Morales, asistirá a la cumbre de países latinoamericanos, caribeños y europeos para persuadir al presidente chileno, Sebastián Piñera, de conceder a Bolivia un acceso al océano Pacífico.

El hecho de que a Evo Morales le quede sólo un año para ejercer la presidencia de Bolivia ayuda a explicar la vehemencia con que promueve uno de sus proyectos más importantes: conseguir que su país recupere el acceso al mar. El hombre fuerte de La Paz dijo este jueves (17.1.2013) que asistirá a la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE), el 26 de enero, para defender el derecho de sus compatriotas a un corredor terrestre que los comunique con el Océano Pacífico.

El mandatario anunció que al día siguiente (27.1.2013) acudirá a la primera cumbre presidencial de la CELAC con el mismo objetivo, haciendo previsible un nuevo enfrentamiento con su homólogo chileno, Sebastián Piñera, anfitrión de ambos encuentros. Bolivia perdió 120.000 kilómetros cuadrados de su territorio, incluidos 400 kilómetros de costa, tras unirse a Perú para luchar contra Chile en la Guerra del Pacífico de 1879. Por su parte, Perú intenta recobrar unos 35.000 kilómetros cuadrados del suyo litigando en La Haya.

La Corte Internacional de Justicia (CIJ) resolverá el pleito chileno-peruano a mediados de 2013. Pero, ¿qué pasará con el chileno-boliviano? A mediados de noviembre, en la XXII Cumbre Iberoamericana, Piñera insistía en que Santiago no tenía cuentas pendientes con La Paz tras el acuerdo de paz de 1904, en el que Chile y Bolivia demarcaron sus fronteras, mientras Morales repetía que “ningún tratado es intocable”. Esa es la misma consigna que el jefe de Gobierno boliviano articulará en la Cumbre CELAC-UE. Está por verse con qué éxito.

“Bolivia lleva su demanda a todos los foros multilaterales a su alcance; no extraña que ahora la lleve a la Cumbre CELAC-UE. Pero Morales debería sondear caminos más prometedores. Por ejemplo, haciendo negociaciones trilaterales que incluyan a Perú. Después de todo, el acuerdo de paz de 1929 entre Santiago y Lima establece que ningún pacto entre Chile y Bolivia es válido sin la ratificación de Perú”, comenta Ana Soliz Landivar, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA) de Hamburgo.

La Cumbre CELAC-UE puede ser escenario de un nuevo enfrentamiento entre Piñera (izquierda) y Morales.Imagen: AP

Resentimientos de vieja data

Leslie Wehner, otro investigador del GIGA, no cree que la moción boliviana prospere. “El Gobierno chileno ha enfatizado de antemano que este asunto ya se zanjó mediante el acuerdo de 1904 y que este tipo de temas se discute en un contexto bilateral, no en uno multilateral. Se ha dicho que Bolivia podría recurrir a la CIJ usando como argumento lo convenido en el Pacto de Bogotá de 1948; pero, aunque La Paz ratificó ese tratado en 2011, éste no es aplicable a la cuestión chileno-boliviana”, explica Wehner.

“Cuando Bolivia firmó el Pacto de Bogotá, lo hizo con reservas de cara al artículo VI porque consideraba, textualmente, ‘que los procedimientos pacíficos pueden también aplicarse a las controversias emergentes de asuntos resueltos por arreglo de las partes, cuando dicho arreglo afecta intereses vitales de un Estado’. Chile objetó la salvedad hecha por Bolivia, insistiendo en que el Pacto de Bogotá alude a sucesos emergentes sin marco jurídico internacional existente”, profundiza Wehner.

“Desde la perspectiva de Chile, impugnar o reinterpretar el tenor del tratado de 1948 equivale a desconocer ciertos principios del derecho internacional y a relativizar todos los acuerdos hasta ahora suscritos, lo cual es inaceptable porque abriría la posibilidad de que Bolivia refute el tratado de 1904 y sustente una demanda contra Chile ante el tribunal de La Haya. En resumen, a los ojos de Chile, el Pacto de Bogotá no es válido jurídicamente para tratar la cuestión chileno-boliviana”, aclara Wehner.

“El Pacto de Bogotá señala que los acuerdos territoriales previos al año 1948 no pueden ser refutados ante cortes internacionales”, acota este conocedor de los añejos conflictos que han marcado la historia de Suramérica. El Tratado Americano de Soluciones Pacíficas, suscrito en la capital colombiana, es uno de los que autoriza a la CIJ a resolver desavenencias entre dos o más Estados americanos. Cabe preguntarse si resultaría tentador para la UE servir de árbitro en esta rencilla con miras a aumentar su influencia política en la región.

Los europeos harán bien en asistir a la cumbre de Santiago de Chile sin intervenir en la disputa chileno-boliviana.Imagen: picture-alliance/dpa

“Chile no aceptaría la injerencia europea”

“No es aconsejable que el bloque comunitario se involucre en esta disputa. Difícilmente puede la UE contribuir a resolver este problema cuando ni siquiera hay consenso al respecto entre los Estados latinoamericanos”, opina Soliz Landivar. Wehner la secunda: “Morales no va a obtener mucho respaldo en la Cumbre CELAC-UE. El presidente venezolano, Hugo Chávez, que es el gran aliado de Morales, no estará presente. Y el ecuatoriano, Rafael Correa, no ha apoyado explícitamente el reclamo boliviano”, apunta el experto del GIGA.

“Correa no quiere estropear las longevas relaciones de amistad entre Ecuador y Chile. Por otra parte, así como Chile no aceptaría la injerencia europea en sus asuntos internos, los países comunitarios no se atreverían a inmiscuirse en ellos. Habrá que esperar y ver que pasa en el futuro, cuando Cuba asuma la presidencia rotativa de la CELAC”, dice Wehner, recordando que los vínculos diplomáticos entre Santiago y La Paz se rompieron en 1978, cuando fracasó el único intento de solucionar el impasse chileno-boliviano con cesión de soberanía.

Tres años antes, en 1975, el entonces mandatario chileno Augusto Pinochet y el boliviano Hugo Banzer habían comenzado a sopesar la posibilidad de crear un corredor al norte de la ciudad chilena de Arica para unir al territorio boliviano con el Pacífico, a cambio de que Bolivia compensara a Chile con una superficie territorial equivalente.

Autor: Evan Romero-Castillo

Editora: Rosa Muñoz Lima

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