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Bolivia: COVID-19, manifestaciones y caos político

15 de julio de 2020

"Si las elecciones se vuelven a aplazar no solo tendremos muertos por coronavirus, sino también de nuevo violencia en las calles", afirma Renán Estenssoro, director de la Fundación para el Periodismo en La Paz.

Imagen: Getty Images/AFP/D. Cartagena

"No Mentiras" es el nombre de un programa de televisión en Bolivia, que asegura mostrar la verdad de los hechos, incluso si ésta es incómoda. El pasado 17 de junio, el programa reportó en vivo desde un hospital en la ciudad de Santa Cruz. Los televidentes pudieron seguir en vivo la lucha contra la muerte de un paciente de COVID-19, mientras los médicos intentaban salvar su vida.

No hubo final feliz, el paciente murió y cientos de miles de bolivianos fueron testigos. Mientras que muchos criticaron el programa de sensacionalista, los productores se defendieron argumentando que querían lanzar una llamada de atención para hacer despertar a las autoridades, que, en su opinión, habían fracasado por completo en la lucha contra la pandemia. 

El sistema de salud boliviano colapsa    

En el país sudamericano se han registrado más de 50.000 casos de contagio por coronavirus -se teme, además, una inmensa cifra sumergida- y casi 2.000 muertes. Con el brote del virus, el sistema de salud boliviano se vio completamente desbordado. "La situación es alarmante porque ahora tenemos cada vez más casos de COVID-19 en el altiplano", dice el médico Fernando Patiño, desde La Paz. En las semanas pasadas, el virus se ha extendido desde las zonas selváticas a otras partes del país.

Fernando PatiñoImagen: privat

El experto es uno de los mejores oncólogos del país, ha investigado en la Universidad John Hopkins en Baltimore, Estados Unidos, y pone el dedo en la llaga cuando se trata de hablar del estado del sistema de salud: "Nuestro sistema, ya sea estatal o privado, colapsó tempranamente. Muchas personas han muerto sin diagnóstico ni ayuda médica. En la región del Amazonas, el sector de sanidad incluso se ha estancado en el nivel de hace medio siglo", dice.

Falta de inversiones en el sector médico

Actualmente, unos 42 hospitales en el país atienden a pacientes de COVID-19. En total hay 405 unidades de cuidado intensivo, de las cuales 331 son nuevas. No obstante, muchas veces esto no es suficiente y los hospitales ya no aceptan a nuevos pacientes. Sobre todo, faltan pruebas de coronavirus. Y cuando una persona llega a ser testeada, el resultado tarda dos a tres semanas en llegar.

Durante décadas, el sistema de salud fue desatendido. "En los últimos años, Bolivia registró un crecimiento económico de un cinco por ciento anual, pero en los hospitales o en la formación de médicos no se invirtió nada", explica Fernando Patiño.

En la década de los 90 del siglo pasado, Santa Cruz tenía un millón de habitantes y cinco hospitales. Hoy, con tres millones de habitantes, sigue contando con esos cinco hospitales. El médico no cree que el país logre controlar la pandemia: "Tengo poca esperanza a corto plazo. También tenemos demasiado poco personal para controlar las reglas de cuarentena".

La política acelera la pandemia del coronavirus

No obstante, el brote del coronavirus no solo se debe a la falta de inversiones en el sector de salud, sino que tiene mucho que ver con la actual política. "El partido MAS politizó la pandemia. Dijeron que el virus era un invento del gobierno interino de derecha. Por eso la gente volvió a salir a las calles", dice Renán Estenssoro, director ejecutivo de la Fundación para el Periodismo en La Paz. El martes pasado miles de manifestantes críticos con el gobierno protestaron, entre otras cosas, contra déficits en los sectores de salud y educación.

Manifestación en contra del gobierno interino de Áñez.Imagen: AFP/A. Raldes

Mientras el MAS, el partido del expresidente Evo Morales (2006-2019), ha pasado a la oposición, el exmandatario intenta hacer política desde el exilio argentino. "En Bolivia, Evo sigue controlando las calles y sabe movilizar a las personas", explica Estenssoro.

Un país profundamente dividido

En un principio, la presidenta interina, Jeanine Áñez, una católica muy conservadora, había anunciado que ocuparía el cargo hasta las nuevas elecciones en mayo de 2020.

Sin embargo, poco a poco le fue tomando gusto al poder y, después, vino la pandemia. Ahora, la representante de la élite económica seguirá al frente del país hasta los comicios planeados para el seis de septiembre. Esto, cabe destacar, sin contar con la legitimación democrática, la mayoría en el Parlamento o el respaldo de la población. Según encuestas, sus índices de popularidad han caído del 30 al siete por ciento.

Y, por si fuera poco, Áñez sorprendió con la noticia de haberse contagiado con COVID-19, al igual que otros ministros de su gabinete, por lo que actualmente se encuentra en cuarentena. La presidenta interina podría imaginarse que las elecciones vuelvan a ser aplazadas. Pero el MAS de Evo Morales anunció que se opondría a una decisión de ese tipo.

Para el periodista Renán Estenssoro ese sería el peor escenario imaginable: "Si las elecciones se vuelven a aplazar no solo tendremos muertos por coronavirus, sino también de nuevo violencia en las calles".

(vt/ers)

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